Dice que es un “tipo normal” y en cuanto se relaja emplea todos sus esfuerzos en que se le note. En una entrevista concedida a la agencia Ical, Juan Vicente Herrera no oculta el esfuerzo físico que le supone esta campaña porque ya no es “el Juanvi de hace 16 o 12 años”, pero parece divertirse rebatiendo en ocasiones a los periodistas, contestando con otra pregunta o llevando el agua al molino de los mensajes que quiere colocar. El acuerdo era una hora y cuarto de entrevista y nada más sentarse ya bromea con que él dará otros 20 minutos. Cumplido el tiempo pactado, es él quien toma la iniciativa: otra media hora. En total, una hora y cincuenta minutos con los periodistas en los que responde de forma tranquila, dubitativo ante algunas preguntas ‘personales’, vehemente para remarcar que no tiene un ‘plan b’ para la próxima legislatura, lo que le ayuda a no distraerse, y con toda la intención cuando quiere cuestionar o criticar algunas actitudes. El aspirante a sumar 14 años al frente de la Junta de Castilla y León confiesa que la agenda de trabajo y sus obligaciones institucionales tienden a separar a las personas de la realidad “sobre todo cuando es tan dramática y dura como la actual” y pone un objetivo a su campaña: “sería un fracaso no tener un mayor porcentaje de votos que hace cuatro años”. Herrera reflexiona sobre el sentimiento de Comunidad y se pregunta si acaso tiene que ocultar que se siente “profundamente burgalés” de forma compatible con querer a Castilla y León. Así, remarca que son sólo algunas elites “las que no han comprendido ni compartido nunca el modelo de Comunidad”. En clave económica, el candidato ‘popular’ descarta despedir a trabajadores de la Administración autonómica ni subir el tramo regional del IRPF. Para quien dijo que tiene ya más pasado que futuro político, las preguntas sobre lo que ocurrirá era obligadas y Herrera no rehuye las respuestas: prefiere que su sucesor sea alguien que trabaje en Castilla y León, en la Junta o en los ayuntamientos, pero manifiesta “en este momento, hay más ellas que ellos”, con posibilidades.
Es su tercera campaña electoral, ¿en qué la ve diferente?
Lo diferente somos nosotros. Hay un cambio de candidatos en los demás partidos y yo, desde el punto de vista físico, tampoco soy el mismo Juanvi que hace 16 o 12 años. Las circunstancias, y esto es lo importante, son muy diferentes. No es lo mismo las propuestas realistas que planteas en un escenario continuado de crecimiento y cuando nos disponíamos a alcanzar la tasa histórica de empleo en la Comunidad que en estos momentos, muy complicados, de crisis y con una situación dramática para 200.000 parados.
¿Cuánto de responsabilidad, de sacrificio personal o de proyecto inacabado pesa en la decisión de volver a presentarse?
Cuando tomas una decisión de este calado sabes que exige, en estos momentos de dificultad, un sacrificio. Cuando las cosas van muy bien, todo es relativamente fácil y sencillo. La decisión se toma con todas las consecuencias, pero algo hay de responsabilidad, de convicción, de fuerzas y de ganas. Herrera desde el punto de vista físico no es el mismo y una campaña es un esfuerzo, pero la ilusión y la convicción es la misma. Y lo que sí puedo aportar es una cierta previsibilidad, una cierta experiencia, una cierta decantación. Esta reflexión es la que determinó al partido y a mí tomar la decisión de continuar.
Después de diez años al frente del Gobierno regional y de 20 en este mundo de la política…
No. Le corrijo: en la política de este mundo. Porque yo inicié mi vida política en Castilla y León y todavía continúa en Castilla y León. Ni tengo plan b, ni compatibilizo esto con otras funciones porque creo que Castilla y León exige dedicación exclusiva y, sobre todo, mucho compromiso. Por lo tanto, más que estar en el mundo de la política estoy en la política de este mundo. Quiero resaltar esto porque en un momento en que el partido y el Gobierno socialista cuestionan deliberadamente el modelo autonómico hay que estar muy comprometidos, más que nunca, con el modelo. Este modelo ha sido bueno y tenemos que sacarlo adelante. Y yo desde luego aquí voy a estar.
Le preguntábamos que con tanto tiempo en la política de este mundo ¿cómo evita las rutinas, los cansancios e, incluso, los intereses creados que pueda tener alrededor?
Este ejercicio de responsabilidad te va dando poso, experiencia. Has visto ya cosas sobre las aspiraciones, las apetencias o los sentimientos de las personas. Siempre intento moverme con sentido común y, por supuesto, recargando las pilas, estando animado y transmitiéndolo. Lo bueno y lo malo de esta situación es que eres tú quien tienes que movilizar y animar. Creo que con sentido común y con fuerza. Y la fuerza ¿cómo se consigue? Por ejemplo, descansando los fines de semana, cosa que yo procuro hacer; volviendo a lo más sencillo, a tus raíces. Teniendo todos los días un espacio para recobrar ese sentido. Cada maestrillo tiene su librillo.
Al margen de ese espacio personal de los fines de semana, se suele aludir a que el ejercicio de cargos de esta naturaleza provoca un cierto síndrome de aislamiento. ¿El presidente tiene la sensación de seguir pisando la realidad y con qué mecanismos toma el pulso de la calle?
No. Parte de la experiencia te indica que nunca pisas suficientemente la realidad, que aunque no vivas en un palacete aislado sino en un lugar céntrico y vayas a tu ciudad y a tus rincones, la agenda de trabajo, los problemas, los papeles, las reuniones, las convenciones y las obligaciones institucionales siempre tienden a separarte de la realidad. Y sobre todo cuando esta realidad es tan dramática y tan dura. No nos podemos poner en la piel y debemos tener presente que nunca alcanzaremos a medir lo que hoy se siente en los hogares donde todos sus miembros están en paro o donde ya han perdido el derecho a la percepción. Desde luego que hay que intentar poner la oreja pegada al territorio, leer los medios de comunicación y, en la medida de lo posible, darte un ámbito de serenidad para digerir toda esa información que te llega.
Seguimos en lo personal, ¿cómo ha evolucionado en estos diez años al frente de la Junta? ¿Cómo era aquel día de San José y en qué ha cambiado? ¿Imaginaba entonces cómo es la Comunidad ahora? ¿Ha cubierto las expectativas?
Me pedís un balance de diez años. Lo primero, se han pasado muy rápido estos diez años. Te das cuenta que la tierra que quieres tiene una sociedad dinámica. Ésta es una tierra viva, donde los retos y los problemas se encauzan, se resuelven, vuelven a aparecer y a mí me complace que aquí hayamos sido capaces de mantener un clima de respeto, de aceptación de las ideas de los demás, de consenso, de diálogo. Esa cultura y práctica del diálogo social, en lo bueno y en lo malo, es lo que a mí me enorgullece. En este tiempo creo que hemos sido capaces de demostrar que esta es una sociedad abierta, integradora, que hemos recibido hoy a casi 170.000 inmigrantes que han pasado a ser ciudadanos, que han venido a contribuir, incluso a darle una respuesta a los retos de nuestra demografía. En estos años se ha consolidado un avance, una modernización de nuestra propia estructura económica productiva, lo que seguramente es la razón profunda de que en esta ocasión hayamos sido capaces de resistir a la crisis mejor
Ha dicho que ha cambiado físicamente, ¿y en lo personal?
Eso, a lo mejor lo podéis decir vosotros… La persona avanza y me imagino que en unas cosas a favor y en otras en contra. Yo he procurado en lo personal una posición y una disposición similar. No creo que haya cambiado, pero es una percepción mía que puede no responder a la realidad. Eso lo dejo en vuestra mano. Me preguntan muchas veces cómo me valoro y lo tengo claro: soy un tío normal. Decía Chuchi Quijano que a esto (a la política) llegas y no sabes cómo has llegado, porque son carambolas de la vida, pero luego te das cuenta de la dimensión y del honor. Lo han dicho de otros presidentes como Barreda, que no nos habíamos planteado llegar y una vez en la responsabilidad, no nos planteamos otra cuestión. Esto a mí me fortalece, no sé si desde el punto de vista social, pero en lo personal, sí porque me evita estar deslumbrado y preocupado por otras cosas y así estoy centrado en mí mismo. Para mí, va a ser muy importante lo que digan el día 22 los ciudadanos, como ha sido muy importante lo que me han dicho ya en dos ocasiones. Yo ya no soy aquel presidente sobrevenido que tenía que justificar y todavía me piden justificaciones algunos que todavía no han terminado de aterrizar en la Comunidad y me ponen fecha de caducidad.
¿Alguna decepción en este tiempo?
La vida es amor y desamor, es ilusión y decepción, es ambición y realidad.
Usted ya ha dicho en alguna ocasión que tiene más pasado que futuro. Cuando se mire con perspectiva este tiempo, ¿qué titular le gustaría que encabezase el relato?
Bueno, de aquí a entonces queda mucho tiempo. Yo he dicho una evidencia: no me perpetuaré aquí, no tiene ningún sentido. De momento, el día 22 veremos qué dicen los ciudadanos y, si se confirman las tendencias, los ciudadanos dirán que sí a una persona normal, con ilusión, con capacidad de defensa de los intereses, que está aplicando a esto con dedicación exclusiva y en cuyo balance no serán todo bondades, porque no hay el hombre perfecto, pero lógicamente será más positivo que negativo. El titular podría ser algo así como fue coherente, lo hizo bien, se empeño, cumplió básicamente con los compromisos públicos. Eso es casi un epitafio.
Después de conocer sus lecturas, sería muy fácil preguntarle si para ser presidente hay que ser un poco cabrón, pero si le quiero preguntar si a veces no queda más remedio que serlo, sobre todo si se es presidente.
No, no. A mí me critican por lo contrario, por no tener una cierta facilidad para tomar, no digo represalias, sino decisiones. Yo reconozco que cuando hay que tomar decisiones respecto de las personas, siempre tengo encima de la mesa, además de los datos objetivos, lo subjetivo, el sentimiento y saber que estás hablando de personas. No sé si eso es ser blando o ser duro, pero hay que tomar decisiones y yo en la vida política respecto a personas las he tomado y las seguiré tomando. No es lo que más me gusta, evidentemente. Bueno, esa es la respuesta que puedo dar, tampoco hay mucho más.
Se han conocido distintas encuestas…
¿Usted, cree que son distintas? A mí me parecen la misma, antes y después del ‘efecto Zapatero’.
Imaginamos que los resultados se analizarán también en función de las expectativas. Vistas las encuestas, ¿no llegar a los 50 procuradores, sería una decepción?
Yo creo que sería una decepción para quien no llegue a la mayoría absoluta. Yo lo que pretendo es tener la mayoría suficiente en Castilla y León para seguir desarrollando con coherencia un proyecto. Estamos en condiciones de mejorar respecto a hace cuatro años. Me gustaría hacerlo y para mí el fracaso sería no mejorar, no tanto en número de escaños, como en voto popular. Pienso que este es el momento de que los ciudadanos acudan masivamente a las urnas porque eso forma parte también de la respuesta a una situación de crisis.
Le pongo de manifiesto una reflexión: cuando el paro sube y se dispara es responsabilidad de Zapatero, pero que la tasa de desempleo en la Comunidad sea inferior a la media es consecuencia de las políticas de la Junta, ¿en campaña electoral, qué les pasa a los políticos?, ¿se transforman?
No, ¿por qué? Esta entrevista forma parte también de la campaña electoral y podemos expresar nuestras expresiones de una forma más serena. Lo que ocurre es que, si analizamos algunos datos, se pone de manifiesto que en Castilla y León tenemos unas cifras de paro muy malas, pero no ofendo si digo que en España son pésimas. Pero además se te provoca cuando echan la culpa de ello a un señor que dejó de gobernar hace siete años y se te llama bellaco por subrayar que se han producido recortes sociales, que sufren cientos de miles de castellanos y leoneses. Claro, entras en la dialéctica y subrayas el esfuerzo de modernización de la economía que hemos hecho desde la idea de que el empleo no lo crean los políticos, sino la actividad emprendedora. Pero si ayuda a destruirlo una mala política y yo creo que, objetivamente, la política socialista ha fracasado en la previsión de la gestión de la crisis. Quiero recordar que fue el propio señor Rodríguez Zapatero quien dijo que el empleo sería el mejor barómetro de la eficacia de las medidas anticrisis. No es maniqueísmo, pero objetivamente el Gobierno socialista ha fracasado y hoy se nota porque todos sus mensajes son negativos, de recortes, de la resignación, de la frustración. No pueden plantear nada y la estrategia es repartir responsabilidades y esto está depreciando mucho la cotización del modelo autonómico.
¿No hay una sensación de que el discurso autonómico en Castilla y León está muy debilitado en las provincias, no digo en los candidatos autonómicos?
¿Qué es el discurso autonómico?
Bueno, pues, por ejemplo, acudir a las Cortes con un planteamiento que no sea defender los intereses de Ávila, de Soria o de Burgos, sino los de Castilla y León; ser capaces de defender en Burgos un proyecto para toda la Comunidad sin despertar los fantasmas provinciales o hablar en Soria de la remolacha porque es una cuestión que implica, y mucho, a toda la Comunidad
¿Y hablar en Soria, por ejemplo, de la deuda que el Gobierno tiene con esta Comunidad en la autovía del Duero es hablar de un problema de Soria o de la Comunidad? ¿Son compatibles los problemas de Soria con los problemas de la Comunidad o los problemas de Soria no son parte de los problemas de la Comunidad? ¿Encabezar los eslóganes electorales ‘Por Castilla. Punto, por León’ debilita? Estoy compartiendo preguntas. No nos volvamos locos a estas alturas, ni tampoco reivindiquemos la nostalgia de lo que no puede ser. Nosotros construimos un autonomismo útil, que no es una visión práctica sino una profunda convicción de que tenemos que justificar todos los días la existencia de Castilla y León como una Comunidad, que yo entiendo absolutamente coherente con mis raíces. ¿Acaso yo tengo que ocultar que me siento profundamente burgalés, que ejerzo de burgalés, y que siento ahí mis raíces? Pero también es verdad que estos diez años me han potenciado en el conocimiento y, por lo tanto, en el amor a todos los rincones de esta tierra y al entendimiento de la diversidad. Eso no es incompatible. Una de las preguntas más repetidas a los largo de estas semanas es la referida a la situación aeroportuaria de la Comunidad autónoma. Yo respondo siempre: díganme, entonces, qué aeropuerto cerraría. ¿Visión de Comunidad? Todas las encuestas dicen que los ciudadanos valoran de forma muy positiva el ejercicio de nuestras competencias. Los ciudadanos saben, y eso sí que lo marcan las encuestas, que los que dirigen esas políticas, son unos gestores que, a tenor del resultado, algo estarán haciendo bien.
¿Pero, está satisfecho con la cohesión sentimental de las nueve provincias o le gustaría menos ruido cuando se plantean proyectos de Comunidad?
Lo que ocurre es que están planteando dos planos de sentimientos: uno hace referencia al común de los castellanos y leoneses y el otro al sentimiento de algunas elites y algunas elites no han comprendido ni han compartido nunca nuestro modelo de Comunidad autónoma. Yo llegue a calificar a algunos de los dignísimos representantes de la sociedad en los consejos de administración de las cajas como los canónigos del siglo XXI. Cuando reivindicaban su autonomía de decisión y decidieron lo que decidieron, ¿estaban pensando en el interés general o en sus propios intereses? Y los intereses generales son los de los empresarios, los de las familias… Por cierto, no hay que hacer tabula rasa tampoco de aquello porque en las dos cajas más grandes sí hubo entendimiento, generosidad, inteligencia.
Al margen del análisis general, que es conocido, si se volviera al inicio del proceso, ¿modificaría en algún aspecto la estrategia para evitar alguna decepción o para estimular algún resultado distinto?
Sería difícil volver a aquel punto y cambiar la condición humana. Quizá sí para haber tenido una mayor capacidad de explicación y docencia. Lo que planteábamos era muy sencillo: vamos a una reordenación porque el sistema de cajas está tocado; hagamos un esfuerzo de suma para ser más fuertes y presentarnos luego con mayor dotación a las futuras alianzas. ¿Autonomía de las entidades? Lo entendemos, pero tomemos las decisiones más inteligentes. Para algunos las decisiones más inteligentes han sido meter un azucarillo en el Atlántico y ha ocurrido lo previsible: que se disuelve. Algunos, igual están muy cómodos representando el 0,5 por ciento, pero otros lo entendieron y ahora participan en esas alianzas con un 30 o un 40 por ciento. Ahí, si hay posibilidades para mantener una estructura, una pujanza y unos instrumentos al servicio de las familias y de las empresas de Castilla y León. ¿Pero, qué es lo que hay que hacer? Todo menos refugiarse de nuevo en la nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue. Hay que recomponer la figura y decir algo muy clarito: serán entidades financieras de Castilla y León aquellas que apuesten por Castilla y León y, si en su seno hay algunas entidades que proceden de aquí, miel sobre hojuelas. Es lo que le he transmitido a Rato porque, insisto, mi interlocutor a estos efectos no son ya ni el presidente de Caja de Ávila, ni el de Caja Segovia. Tuvieron su oportunidad, pero yo para defender las necesidades de crédito de la Comunidad, sé cuál es la referencia. Con la vista atrás, me preguntáis qué falló: si hubiéramos sido más drásticos desde el punto de vista político nos hubieran dicho que teníamos otras segundas intenciones. En cualquier caso, creo que faltó sentido de Comunidad, pero también sentido común. Ahí faltó grandeza de miras, sinceramente. Pero era un proyecto que no solamente era en clave de Comunidad, sino en clave de lógica financiera, es decir, armémonos hacia dentro para luego presentarnos mejor hacia fuera.
Ha citado en clave de futuro que ahora hay que dialogar con los nuevos referentes del sistema financiero, ¿confía en Braulio Medel como gestor del ahorro regional?
A Braulio Medel no le conozco más que de un saludo. Tiene mucho prestigio en el ámbito financiero. En quien confío es en quien hemos confiado todos: en Evaristo del Canto, que me parece que es una persona que también tiene mucho prestigio, es un profesional y creo que está encauzando pues muy adecuadamente y tiene las ideas muy claras y además siente la Comunidad, siente Castilla y León.
Ha anunciado que será la legislatura de la ordenación del territorio. Proponen la creación de áreas de interés comunitario, ¿es sinónimo de comarca?, ¿volvemos a un debate semántico?
Espero que no. Creo que éste es un momento muy oportuno, incluso necesario, para acometer ese esfuerzo de revisión de la ordenación y del gobierno del territorio porque la crisis ha puesto patas arriba la financiación de todas las administraciones públicas y también de los ayuntamientos, lo que condiciona la prestación de los servicios. Por lo tanto, es el momento para abordar la asociación de ayuntamientos en fórmulas mancomunadas de forma voluntaria; de definir la función más exacta de las diputaciones provinciales y para revisar –y superponer- el conjunto de mapas de prestación de los grandes servicios que son competencia de la Comunidad autónoma. Si se hace una superposición del mapa sanitario, el de educación y el de servicios sociales tendremos la evidencia de que aquí se ha actuado siempre en clave territorial y miente quien diga que no ha habido una consideración del territorio a la hora de la planificación. Lo que hay que ver es si la resultante es coherente y cómo lo completamos. Y es también el momento de hacer un esfuerzo en la coordinación de las distintas administraciones. Ojo, eso no va a suponer la creación de más estructuras: Lo que se trata no es de crear, sino de coordinar con unos mejores criterios de servicios y económicos las estructuras administrativas actualmente existentes.
¿Espera resistencias en ese proceso?
No es un proceso fácil, precisamente.
Si la crisis pone en tela de juicio la sostenibilidad de los servicios esenciales y no se contempla el copago. ¿Cuál es la salida?
Nuestra experiencia demuestra que el crecimiento económico, la creación de riqueza y de empleo han sido la respuesta a algunos problemas estructurales en la Comunidad, que creíamos que eran males bíblicos y que, ciertamente, son retos y continúan siéndolo. Por ejemplo, hemos visto cómo crecía nuestra población. Estos escenarios de crecimiento económico han posibilitado que durante muchísimos años las administraciones públicas contaran con los recursos suficientes para mantener los servicios públicos. Luego no es verdadero, ni es constructivo recrearse en que esto sólo se soluciona con nuevos recortes. Esto se solucionará con la recuperación económica. Y para ello, España tiene que hacer algunas cosas, entre ellas cambiar de Gobierno y de políticas públicas. Frente al discurso de lo negativo y la resignación, lo que yo digo es que hay que cambiar el modelo económico y trabajar por la recuperación. Hay que hacerse la pregunta de quién crea empleo y son los emprendedores, no los políticos, pero también digo que una mala política ayuda a destruir empleo. En un momento de dificultad, las tensiones sociales, las pretensiones y las reivindicaciones llegan a todos los extremos, nos gustaría mantener todo el gasto. En eso vamos a procurar no dar un paso atrás, que sea lo último. Vamos a proceder, a pesar de las tensiones y de las presiones, y no será fácil, con la lógica y el sentido común que procedería una madre o un padre de familia: podemos aplazar la reforma de la casa o la compra de otra, pero no podemos renunciar a la salud.
¿Existe alguna posibilidad de que en Castilla y León se adopten medidas de ajustes en empleados, a través de EREs o del despido de personal laboral o de empresas públicas?
No es una medida que nos planteemos de ninguna de las maneras, pero ya ha habido ajustes a través de dos medidas: la reducción salarial y la tasa de reposición de los jubilados que es del diez por ciento. Donde si puede haber cambios es en las consejerías, donde el programa marco del PP habla de un máximo de diez y, por lo tanto, lo llevaremos a cabo y el ajuste porcentual del número de altos cargos, que tampoco es excesivo.
¿La política de rebajas fiscales ha llegado al límite? ¿Sería partidario de incrementar determinados impuestos para garantizar los servicios esenciales?
Nosotros en el programa nos comprometemos al actual marco de beneficios fiscales y no se descartan algunas medidas relacionadas con determinadas actividades económicas, siempre y cuando no repercutan en el consumidor final. Pero no está en cartera, y descarto absolutamente el incremento en los tipos autonómicos del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Hay el compromiso de mantener los actuales tipos especialmente favorables para determinados colectivos y determinados bienes sociales en el impuesto de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados y no habrá marcha atrás, en principio para nada, en la eliminación del impuesto de sucesiones entre padres e hijos y entre cónyuges.
En el PP hay una posición sobre la energía nuclear, ¿si fueran necesarias más centrales nucleares, Castilla y León contemplaría un Garoña II?
Creo que no es cierto que haya un debate abierto sobre la energía nuclear. Hoy la opinión está en revisión y, desde luego, yo soy de los que entienden que la energía nuclear no es precisamente algo que podamos definir como una energía de futuro. Lo que hay es un ejercicio de realismo vinculado a una decisión caprichosa que pretende, en contra de los criterios actuales del Consejo de Seguridad Nuclear, cerrar una planta, con mil empleos directos, por el capricho de un señor. Pero creo que el debate no existe, ni se ha dado, ni está abierto. Si con los nuevos instrumentos de control, el Consejo de Seguridad Nuclear llega a la conclusión de que no es viable, yo seré el primero que exija el cierre. Ahora bien, nuestra apuesta no va por ahí, no va por reabrir el debate nuclear, pero no hay un modelo energético nacional, que es uno de los fracasos de este Gobierno y de los anteriores, porque nadie ha querido saber nada del debate nuclear. En el caso de Castilla y León, hay una apuesta por lo que tenemos hoy de energías: renovables, hidroeléctrica y por impulsar las bioenergías, especialmente, la biomasa, donde se ha consentido demasiado a as compañías eléctricas que las ven como un enemigo.
Ha hablado del 23 de mayo, el Gobierno que conforme, ¿estará influido por la cita electoral de marzo de 2012
Ya le puedo adelantar que no. Para empezar por mí, porque mi dedicación será exclusiva a Castilla y León. No me voy a presentar a esas elecciones y, por lo tanto, voy a exigir a la gente que venga conmigo al Gobierno que no lo haga.
¿Ya le ha dicho a Rajoy que con usted no cuente para irse a Madrid?
No, entre otras cosas, porque me parecería una petulancia por mi parte, porque no tengo ni idea de con quién va a contar Rajoy. De lo que de mí depende he dicho –y sé que como los judíos conversos tendré que seguir diciéndolo- que no hay plan b; que no seré candidato al Congreso ni al Senado, ni senador autonómico, que no entra en mis planes y que lo pueden dar por descartado. Eso lo que de mi depende. Yo no sé si el señor Rajoy estará en condiciones de formar Gobierno en España, pero dejemos que eso se produzca en su momento.
Lo que sí depende de usted es preparar un escenario para la sucesión en unos años, ¿le gustaría que esa persona saliera de su actual equipo o que fuera alguien que trabaja en la Comunidad? ¿Sería bueno una mujer?
El PP tiene en Castilla y León personas que vienen desarrollando toda su actividad política en la Comunidad no sólo de la administración autonómica sino de los municipios y las provincias. Por lo tanto, conocen, sienten, padecen, sufren y ambicionan las cuestiones de la Comunidad. Voy a poner un nombre propio encima de la mesa a modo de ejemplo de lo que a mí me gusta, una persona que pudiendo tener una proyección política nacional, ambiciona ser el mejor alcalde de su ciudad: Alfonso Fernández Mañueco. Yo creo que esos son los perfiles, y, por supuesto, dentro de ese perfil hay muchos ellos y hay muchas ellas, afortunadamente. Yo defenderé que sean esos, con independencia de que el PP de Castilla y León tiene una gente estupenda en las instituciones nacionales, que ayudan mucho. Creo que es preferible personas que hayan demostrado trabajo en la Comunidad y lo hayan hecho bien, pero insisto: en este momento hay más ellas que ellos. Por una razón, ellas son más jóvenes que ellos.
Las disculpas de López…
Las disculpas de López le engrandecen.
¿Se puede cerrar el episodio?
¿Qué episodio?
El que usted aludió y que parecía que había roto su relación con él.
Yo creo que eso no ha sido objetivamente bueno. A mí no me ofende que me llamen calvo. Sinceramente, me divierte. Me han ofendido otras cosas… ¡Cuándo no hay ninguna necesidad¡ El que a través de anónimos se ponga en cuestión la honorabilidad de las personas, estamos acostumbrados. Hay mucho sinvergüenza por ahí refugiado en el anonimato. Pero, cuando uno se responsabiliza de las cosas que dice, hay que tener un poco de cuidado. Dicho esto, pedir perdón siempre engrandece a las personas. Lo que no significa que yo siga echando de menos en el candidato del PSOE una proactividad, un compromiso y que, al menos, disimule en alguna votación. Cinco elecciones autonómicas, tres como candidato, y nunca había ocurrido, que el candidato de la oposición no presente ni se responsabilice de un programa y su argumentario sea simplemente la crítica.
Ha reconocido que podría tener más presencia en la escena nacional, ¿qué le frena a ello?
Creo que es una crítica en parte fundada. En esas ocasiones yo debería recordar que lo que hay detrás no solamente es el político, no digo ya la persona a la que le aburre y asusta Madrid, no digo ya el político que no tiene ninguna pretensión en convertirse en gallito de pelea en un corral donde la política no es tan humana como en la cercanía de la Comunidad autónoma. Es verdad que hay un plus de imagen o de proyección. No es que yo sea de naturaleza tímida, hay determinadas cosas que son anti-natura: las comidas de trabajo me parece un invento nefasto, y los desayunos de imagen, donde siempre son los mismos, hablando para los mismos y con las mismas pretensiones. Con todo respeto, esa no es mi forma. Lo tendría que aceptar si es ir a Madrid a defender nuestros intereses, a trabajar como plataforma de lanzamiento, como hicimos con Isidoro Álvarez, a vender los productos de Tierra de Sabor.
¿Con quiénes consulta las decisiones más importantes para Castilla y León?
Depende: en los consejos de Gobierno hablamos de temas generales; hay consejeros con los que se hace una reflexión política que va más allá de lo estrictamente competencial; el presidente habla con personas representativas de la sociedad que le dan su opinión y también hay una línea de trabajo para darle consistencia y coherencia a las decisiones políticas con personas de mucho peso en la dirección nacional del PP.
En el ámbito personal, ¿en qué ha notado la crisis?
Si hablo de mi nómina…. ¿Tiene problemas Juan Vicente Herrera desde el punto de vista económicol? No. No podría quejarme porque soy un privilegiado. ¿En qué la he notado? Yo recibo, se me aproximan, me vienen a ver o me abordan en la calle personas que lo están pasando muy mal: empresarios que han visto fracasar su negocio o que están sufriendo, familias que están en paro, madres como ayer mismo que me plantean la situación de sus hijos. Esa es una preocupación que te llevas a la cama y no solo en vísperas en que se publique la EPA o el dato del paro registrado. No sé qué imagen trasladamos los políticos, pero yo estoy convencido que no hay ningún político desaprensivo. ¿O es que en esto no tiene que dolerle profundamente a una persona con sensibilidad como es José Luis Rodríguez Zapatero? Claro que sí. Yo me precio de conocerle personalmente lo suficiente para saber que esto le tiene machacado.
En su vida personal, ¿es políticamente correcto?
En mi vida personal no soy político. Yo no me veo con mis amigos… Procuro ser cachondamente correcto.
¿Qué es para usted la felicidad? ¿Es feliz? ¿Qué necesita para ello?
La felicidad es compartir. Compartir, primero pequeñas cosas. Yo eso lo heredé de mi madre, que se murió muy joven, y me enseñó a valorar y disfrutar con las cosas pequeñitas. La vida está hecha de cosas pequeñitas y si las disfrutas compartiéndolas se aproxima a algo que debe ser la felicidad. Aunque también se es feliz ejerciendo en muchos momentos tu soledad, en tu rincón de tu cada o en el Camino de Santiago, que te permite estar solo en compañía.
Confiese un sueño posible y otro más utópico
Disfrutar de una semana larga de descanso en agosto es el sueño posible. Otro utópico, pues que efectivamente sepa salir, que me quede satisfecho. Es más fácil, por inexplicable, llegar, pero pasan diez años y no te planteas como ha sido. ¿Y a partir de aquí qué?, ¿cómo lo haces?, ¿qué vas a hacer?, ¿qué planes? Sobre todo hacer realidad eso que yo Digo de que después de la política hay vida. Y yo quiero tener mi vida porque hay muchos paseos que dar, muchos libros que leer, hay muchos vinos que beber con los amigos, hay muchas cosas que hacer. ¡Se me escapa, coño! ¡Tengo 55 tacos y no me he dado cuenta!