Desde que comenzó la pandemia, el impacto de la Covid-19 en el sector veterinario de la provincia de Segovia ha sido desigual.
Los profesionales veterinarios cuya labor está relacionada con el abastecimiento al ser humano tuvieron mucho trabajo. De hecho, los mataderos se mantuvieron en funcionamiento, con todos los procesos de inspección sanitaria. «Las grandes superficies tenían más consumo y se trabajó más incluso para que no hubiera desabastecidas», remarcó José Miguel Gil, presidente del Colegio de Veterinarios de Segovia. Mientras el mundo en general se sumía en una situación desconocida y casi caótica, estos profesionales vivieron su día a día «más bien con normalidad», para atender a los grandes animales y el abastecimiento al consumo humano.
Los veterinarios segovianos lamentan que las administraciones públicas contaran muy poco con ellos, cuando son «grandes epidemiólogos» y están acostumbrados a lidiar con epidemias. «El 98 por ciento de las enfermedades del ser humano son transmitidas por animales», dato facilitado por José Miguel Gil, y por lo tanto es el veterinario el que está «viendo el problema del primera mano». Un trabajo que los veterinarios demostraron en ocasiones anteriores para combatir y controlar los brotes de peste porcina, lengua azul, brucelosis o la gripe aviar.
El presidente del Colegio de Veterinarios de Segovia recuerda que «hicimos una campaña entre las clínicas que cuentan con respiradores para animales que son iguales que los que se destina para la UCI. Se hizo acopio para echar una mano y prestar esas máquinas para las UCIs de los hospitales que no daban a basto. No había respiradores para todo el mundo”, detalló.
El Colegio Oficial de Veterinarios de Segovia cuenta con alrededor de 400 profesionales. “La mayor parte de los compañeros”, desgranó José Miguel Gil Sanz, “trabajan en el sector porcino y bovino al ser una provincia eminentemente agrícola y ganadera”, así como en fábricas de piensos y en todo lo relacionado con la alimentación.