familia segoviana bate récord en el Himalaya
Imágenes facilitadas por la familia

Lo han vuelto a hacer, los pequeños Vega y Saúl, junto a sus padres, José María y Celia, forman Explorando Rincones y, de nuevo, la familia segoviana bate récord en el Himalaya.

 

Saúl, de 9 años, y Vega, de 11 años, han batido el récord mundial al ser las personas de más corta edad que ascienden las cumbres del Kang Yatse II de 6.250 mts. y el Dzo Jongo de 6.220 mts. en un ascenso realizado en 10 días en los que incluyeron el proceso de aclimatación.

La familia segoviana que dispone de una amplia trayectoria en montaña, con escaladas dentro y fuera de nuestra geografía, habiendo ascendido montañas de más de cuatro mil metros en los Alpes, y nevados de más de cinco mil metros en la Cordillera de los Andes, ahora han realizado una expedición al Himalaya Indio, viviendo una experiencia única. 

familia segoviana bate récord en el Himalaya
Imágenes cedidas por la familia.

«Realizar un proceso de aclimatación cuidadoso, con especial atención puesta en los niños, siendo éstos siempre más sensibles a las altitudes a las que se está durante este proceso necesario para toda persona y montañero que se precie en alcanzar en las mejores condiciones las altas montañas», ha sido clave en esta aventura, señala la familia.

Ruta al Himalaya indio

El punto de referencia fijado fue el campo base del Pico Kang Yatse, a 5.045 mts. En frente, el objetivo, el ascenso de la cumbre secundaria del macizo, el Kang Yatse II de 6.250 mts.

La exigente ruta con un fuerte desnivel, el frío, y condiciones encontradas pusieron a prueba la capacidad de superación, sufrimiento, experiencia y preparación de la familia  segoviana.

familia segoviana bate récord en el Himalaya
Imágenes cedidas por la familia

Relatan que la salida hacia cumbre prevista sobre la media noche «se pospuso un poco para intentar minimizar las horas en las que el frío era más intenso, éste afecta en mayor medida a los niños. La ascensión se realizó con el apoyo de dos componentes de la empresa Hippie in Hills, formando así un potente equipo dispuesto a luchar por la cumbre».

Tras unas duras horas nocturnas en las que uno de los componentes de Hippie in Hills se mostró indispuesto y, tristemente, tuvo que comenzar el descenso en busca de recuperar su salud perdiendo altura rápidamente, el resto de componentes continuó la ascensión. Sufrieron durante la marcha un frío intenso hasta el amanecer, momento en que el frío se fue minimizando.

Fatiga, sacrificio y llantos de emoción

El esfuerzo por llegar a la cumbre fue muy duro, las rampas infinitas, la fatiga muscular por la posición sobre la nieve y el hielo, y el avance lento, donde cada paso parece una eternidad, haciéndote parar para tomar aliento, y recuperar las fuerzas que se van perdiendo en el camino.

Así, continúan su relato, «con un sacrifico titánico por parte del pequeño Saúl de 9 años y una capacidad física incontestable de Vega con 11 años, se llegó a la cumbre donde un grupo de alpinistas y su guía nos felicitaron y comentaron la inspiración que habíamos sido para ellos en llegar a la cumbre durante el ascenso, así, allí arriba, primero Vega, después Saúl que rompió a llorar entre el esfuerzo y la emoción de llegar a la cumbre más alta alcanzada hasta la fecha por estos niños, y que junto a sus padres y Gaurav el guía que permaneció con el grupo ante la forzada retirada de nuestro amigo Harshal disfrutaron de las vistas y vivencia difícil de explicar».

Ascenso al Dzo Jongo Este de 6.220 metros

Al día siguiente se desplazaron hasta el campo base del Dzo Jongo. Una vez en el campo base a 5.160 mts. plantearon el ascenso, decidiendo no acometer la ascensión de forma tan temprana como en el Kang Yatse II para evitar el frío intenso de la noche, intentando salir al amanecer.

«La ruta por la que íbamos a ascender no presentaba gran cantidad de nieve, evitaríamos el glaciar principal y por consiguiente sería diferente a la realizada en el vecino Kang Yatse. La estrategia, el tipo de botas a utilizar y materiales eran determinantes para el éxito.

Así, «entrando el día se vio como un día más Vega ascendía en altura con una facilidad y determinación admirable, y Saul al que le costaba algo más encontrar su ritmo, sufriendo, pero, sin embargo, su fortaleza mental y física le iban haciendo progresar y ascender metros con el ánimo y la ayuda del resto del equipo haciendo para él un ascenso y descenso que no olvidará nunca».

No fue fácil. «Tuvimos que superar varios neveros en muy mal estado, hundiéndonos en la nieve, haciendo penoso el ascenso. Llegar a la cota de los 6.000 metros es como una lápida que se fija en nuestro cuerpo haciendo muy duro progresar. No obstante, todos tuvimos la determinación de ascender y llegar, estaba ahí, cerca y a la vez lejos, pero esa cumbre no se iba a escapar».

Reconocen «qué duros fueron los tramos finales, una mezcla de terreno rocoso, nieve, mixto… haciendo exprimirnos hasta el final, pero allí estaba la cumbre adornada por banderas de oración.

Harshal nos marcó la cumbre, Vega detrás la alcanzó con soltura y todos los demás les seguimos con esas ganas que teníamos por llegar a lo más alto, y disfrutar de unas vistas excepcionales. Allí una vez más nos sentimos como una auténtica familia, todo el equipo que alcanzamos la cumbre, nos sentimos felices y nos concebimos muy capaces y merecedores de aquel ascenso rodeados de montañas por todo nuestro alrededor».

 

 

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