-Renovatio es un disco que capta a la perfección la fuerza y la inmediatez del directo, ¿cómo nació? Para Renovatio me planteé un tiempo de composición y de maquetación exclusivo para el álbum. Por primera vez paramos durante un año y medio o casi 2 en España, aunque estuvimos trabajando mucho en EEUU y Latinoamérica. Está escrito al 100% en mi casa que es algo que nunca había hecho hasta ahora. La diferencia entre Renovatio y los discos anteriores es que en éste la mayoría de los instrumentos se tocaron y se grabaron en directo. Y esa es la sensación que te devuelve: más de directo.

-Un trabajo en el que has encontrado un nuevo concepto sonoro, se dice que más enraizado, aunque a la vez tiene un sonido muy internacional. Es lo que tiene el flamenco, que tiene una llegada a cualquier parte del mundo por unos canales muy bien definidos. Al acercarte al flamenco, tu música se internacionaliza de otra manera. La mano de Javier Limón y Xavi Pérez en la producción ha tenido todo que ver porque Xavi trabaja mucho más con tiempos y con ritmos más británicos, y Javier con un sonido mucho más flamenco, mucho más español. Y en esa fusión es donde aparece Renovatio. La locura es cambiar cuando todo va bien, porque yo podía haber hecho otro disco como Cadizfornia y nos hubiese ido impresionantemente bien. Sin embargo, no era el momento de repetir era el de hacer otras cosas y nos la hemos jugado. Hoy te puedo decir que estamos muy felices y que lo hemos conseguido, pero hace un año tenía más miedo que vergüenza. Igual que con Cadizfornia: cuando te metes en un disco tan social y empiezas a contar historias de: “cambiemos las cosas, ayudemos a los niños, podemos hacerlo…” Sí, era un drama pero… ¡había que contarlo! Esa es la grandeza de este trabajo, que tengo un micrófono y puedo decir lo que me salga de las narices. Si mi profesión fuera otra no tendría esta posibilidad porque no siempre puedes decir lo que te viene en gana.

-En Renovatio no sólo encontramos nuevas estructuras o sonidos, la voz también tiene un color diferente. Dibujas las frases con la voz en cada canción y la dejas volar con una gran libertad y movilidad ¿Al haber menos instrumentos se aprecian más esos matices? Efectivamente, dibujo más con la voz porque hay muchísimo más espacio. Cuando compartía la producción con Tato Latorre, digamos que teníamos un sonido mucho más saturado, se copaba con la guitarra el sonido y era mucho más roquero y mucho más intenso. Y por lo tanto, con mucho menos espacio para lo que sería la expresión oral. Cuando digo Tato, hablo de Tato y de Xavi. En este caso, al desaparecer totalmente el cúmulo de guitarras y aparecer los pianos, que son más dulces y acompasan de otra manera, queda más hueco y, obviamente, yo tengo más momentos de lucimiento, por decirlo de alguna manera. Puedo estirar más la voz, rasgarla, susurrarla… y hacer lo que el espacio me permite. Cadizfornia tenía un mensaje muy crudo, necesitaba una expresión muy dura y de ahí la cantidad de guitarras eléctricas y la pegada que tenían. Renovatio es un álbum de una expresión más dulce, más personal y más humana. Hay más vacíos que te permiten otro dibujo. Como ejemplo: Aire en las espaldas o No vale dormir que son canciones con las que se puede entrar en un dibujo mucho más armónico y más melódico.

-Un disco en el que sientes cómo las canciones tienen vida propia: Te besan, te abrazan, te hacen cómplice, lloran en tu hombro, se disculpan… Realmente las canciones tienen que tener vida propia, si no es así es que, definitivamente, no conseguiste lo que pretendías. Al final se trata de coger un pensamiento o una sensación y empaquetarla en tres minutos y medio. Tienes que decir un millón de cosas en ese tiempo. Tenemos que llevarte por las armonías y por las melodías y pasearte hasta que consigamos decirte lo que quieres escuchar. Entonces el tema deja de ser mío para convertirse en de quien lo escuche. Eres tú el que le pones la personalidad, ni siquiera soy yo. Cada uno encuentra su forma… las canciones nunca están limitadas ni en el tiempo, lugar, espacio, ni contenido… tú las recoges y son tuyas. A partir de ahí: ¿Qué significado tiene una canción? El que tú le quieras dar.

-«Ya lo sabes» es el tercer single de Renovatio y el tema que te está abriendo las puertas de América. Ya lo sabes se abre camino sola, va encontrando espacios y está sonando en emisoras de radio de medio mundo. Teniendo en cuenta el recorrido que está haciendo la canción por su cuenta y más cuando yo aún no he empezado a trabajar en América… hace que me sienta muy orgulloso de todo lo que está pasando con ella. Primero: porque Ya lo sabes está en el disco de rebote. Yo nunca jamás pensé en ella como parte del repertorio. En los conciertos me doy cuenta de que es uno de los temas más importantes del disco, es la gente la que me lo está devolviendo. Para más inri, llego a Miami y le enseño a Luis Fonsi cuatro canciones y, directamente, elige Ya lo sabes. Entonces digo:”¿Qué es lo que yo no he visto?” Una vez más me doy cuenta de que no tengo ni idea de nada y que me queda todo un mundo por aprender.

-¿Sabes que ahora mucha gente en lugar de decir: “Te quiero” dice: Ya lo sabes? Yo lo que sí sé es que es mucho más bonito que te digan: “Te quiero” que imaginártelo.

-En Renovatio las canciones han sufrido cuatro procesos de maquetación. Uno tiene una melodía y una letra pero, ¿cómo se viste un tema? Imagínate que tienes la cena con la persona más importante de tu vida, y que ese día algo de tan poca importancia como puede ser el perfume te lo pudieras poner cuatro veces para saber exactamente con cual ibas a acertar… Pues yo he tenido la suerte de contar con Tato, Xavi y Javier Limón para poder poner cuatro vestidos a cada canción: unas están tocadas a guitarra; y grabadas a guitarra y voz. Otras a piano con Xavi. Otras están grabadas en el estudio con Tato y con Xavi. Y otras en el estudio con Xavi y con Javi Limón. Es un disco que ha tenido todo su tiempo para componerlo y vestirlo, todo su momento y todo su espacio, que no quiere decir que sea lo mejor, ¿eh? Pero era lo que tocaba y es lo que hicimos. Eso sin olvidar que no eran 10 canciones ¡eran 40! Creo que es lo mejor que pudimos hacer con ellas y el vestido más bonito que pudimos ponerles.

-Y no hay manera comienza con una estrofa en una lengua mandinga en la que cantas con Bakús, un cantante Senegalés. En Cadizfornia ya te atreviste con el Wolof, ¿te interesa mucho la cultura africana? Bakús es un músico maravilloso. Es un tipo que está metido en proyectos solidarios de socialización de chicos que buscan un camino y una vida más digna. Me pareció una persona muy adecuada para enraizar el álbum de alguna forma, y de ligarlo a África porque ha sido un lugar muy importante en la composición de este disco y también en mi vida. Con él la canción toma un color muy especial.

-Se trata de un tema étnico y, como nos desvela el autor, con muchas posibilidades- Recientemente Y no hay manera se ha vuelto a grabar en Miami con Yotuel –Orishas- Ya no tardará mucho en ver la luz y será en América. Lo que se demuestra con la producción, otra vez de Xavi, es que ¡el “Renovatio” sigue vivo! Es un sonido que yo no había oído nunca y que mezcla claramente un cierto matiz del flamenco con un cierto matiz del Hip Hop cubano y urbano que divulgan los Orishas. La cosa ha quedado realmente bonita.

-¿Consigues emocionarte mientras compones o estás tan concentrado que no te das cuenta de lo que has escrito hasta que lo lees después? No, no soy consciente hasta que tú lo escuchas y me lo cuentas. El problema es que la objetividad se pierde ¿Cómo puede ser objetivo uno con sus propias cosas o con sus propias verdades? No se puede. Esa es mi vida, así es como yo lo he vivido y entiendo que hay gente que lo vive igual y eso es lo que te ayuda a contarlo. Cuento y canto mis verdades y al tiempo cuando la gente te devuelve sus impresiones te das cuenta de que la circunstancia es positiva… Lo cierto es que cuando un disco va a salir se pasa mucho miedo.

-Decías que no eres consciente de lo que trasmite un tema hasta que no te lo dicen; Aire en las espaldas transporta a otro mundo, aporta paz.
Es que nosotros tenemos que ser capaces de tomar nuestras propias decisiones y Aire en las espaldas habla, precisamente de eso: de la capacidad que tenemos como seres humanos de hacer lo que nos de la gana. Este tema es la máxima expresión de lo más valioso que tenemos, la capacidad y la libertad de elegir. De hacer o deshacer lo que queramos. Aire en las espaldas lo que propone es: “Fíjate un momento en lo perfecto” ¿Qué es perfecto? Poder elegir, porque todo lo demás es imperfecto y así es la vida. Perfecto es incompleto y completo, entonces, será imperfecto.

-Un poquito de ti es un tema que le regalas a tu hijo ¿Ser padre te ha cambiado, además de los horarios, la sensibilidad a la hora de componer? Sí, los horarios cambian y la sensibilidad cambia porque cambian los miedos, las responsabilidades y el eje. Uno cuando no tiene hijos tiene un eje en la vida que está definido por tu forma de vivir, tu forma de comportarte… Pero cuando nace el niño de forma instintiva tú pasas a convertirte, digamos, en la única persona que puede darle a tu hijo lo que necesita. Porque solamente hay dos cosas que se le pueden dar a un hijo en la vida, además de amor, y son: un buen ejemplo y una buena educación; y ésta no está ni basada ni fundamentada en el dinero, porque se puede educar perfectamente a un hijo teniendo principios, y estos nunca se compran, vienen dados por quien te educó a ti. Un poquito de ti intenta descifrar las sensaciones de un padre hacia un hijo, pero la puedes llevar a cualquier parte de tu vida y te darás cuenta de que todas esas cosas se pueden sentir así con tu madre, con tu hermano o con tus amigos.

-Hablábamos de la sorpresa que se ha llevado la gente al escuchar el nuevo concepto musical que propones pero, ¿qué es lo que más te ha sorprendido a ti? A mí lo que me alucina y con lo que realmente disfruto es con la capacidad que tiene el público de Antonio Orozco de divergir en todos los estilos. Durante el concierto la gente está bailando unos tangos flamencos en toda regla, y de repente los llevamos a un tiempo de rock de lo más marcado y de lo más definido con las manos arriba, saltando… son cosas que no tienen nada que ver ¡Me parece increíble lo que se ha creado con el público! Es ir a Córdoba y tener delante de mí a una señora de 75 años que se sabe todas las canciones, y al lado, a una niña de 12 que se las sabe igual. Eso se llama crossover y lo que Renovatio ha conseguido es llegar a una cantidad de gente que nunca jamás hubiésemos podido imaginar. Y no son las canciones, son más las historias y las verdades que se cuentan.

-¿Podríamos decir que hay una parte de tu alma que sólo aflora sobre un escenario? ¡Absolutamente! Creo que hay dos personas totalmente diferentes. No hay posibilidad de comparar al que está fuera del escenario, frío e intelectual, con el que está sobre él, caliente y pasional del todo. No hay reacción medida, ni guiones porque de haberlos, el público se daría cuenta. Por eso el escenario hay que sentirlo y seguir manteniéndolo como es: fresco y visceral. Si intentamos cambiar eso, mal… Antonio Orozco, desde luego, en directo no sería lo mismo.

-¿Qué se siente al recorrer la corta distancia que separa el backstage del escenario? Ese es el último empujón. Esa distancia sería la máxima expresión del miedo escénico. Realmente ahí es cuando uno se da cuenta de que todo eso está pasando, que todo lo que haces gira en torno a ese momento y que la única verdad que hay es el escenario. Cuando la adrenalina y todos tus sentidos trabajan al 100% diciendo: “Ya no queda más tiempo. Lo que es, es, y esto no tiene vuelta atrás” Ese es el verdadero veneno de todo esto.

-Cuando escuchamos una canción con la que hemos vivido algo siempre nos transporta a ese instante ¿Cuándo la cantas también recreas el momento o persona que la inspiró o al final se convierte en algo mecánico? Si te digo que sí al 100%, te estaría engañando y, además, sería un hipócrita. Sí hay ocasiones en las que te viene a la cabeza el momento y el porqué de la canción. Lo que se dice son verdades por lo que, en muchas ocasiones, las emociones se dejan ver sobre el escenario porque hay cosas que se cuentan que lo traspasan todo. Es que cuando uno se pone a escribir una canción siempre hay un porqué y siempre suelen ser razones de mucho peso; cada rima y cada verso están meditados, no se cuentan cosas banales, por lo menos no en mi caso.

-En tu caso paseando aquel día por Triana… ¿Fuiste tú quien eligió la música o fue ella quien te eligió a ti?  Yo descubrí la música, la de verdad, porque mi padre tenía siempre detrás de la puerta de la habitación una guitarra. Y siempre que abría la puerta la guitarra llevaba un golpe. Un día dije: “¿Y esto qué es?” Yo era muy niño, saqué la guitarra, que me parece que le faltaban tres cuerdas… entonces la montas, y empiezas a tratarla como lo que es: alguien o algo que te devuelve cosas. Empecé a disfrutar con ella, a aprender yo sólo… Mis amigos de toda la vida te lo pueden decir: yo iba con un balón en un lado y la guitarra en el otro. Al final la pelota la dejé aparcada y seguí con la guitarra porque ella me devolvía muchísimo más. No es tan sencillo cuando uno es un adolescente poderse expresar. Me cogí a ella y soñaba con que un día estaría en un escenario cantándole a la gente y ellos conmigo. Era una pura obsesión, pero sana, no dejaba de ser un hobbie. En mi casa nunca se contempló el hecho de que yo fuera músico. A mi padre no le hacía ninguna gracia, hasta que un día tuvo que asumir que las cosas eran así y me tuvo que dejar ir y aceptarlo. La música forma parte de mi vida desde que tengo uso de razón. Y Triana no te la pueden contar, la tienes que descubrir. En ese lugar pasan cosas mágicas… aquel día paseando por allí estaba claro lo que yo iba a ser en la vida: Músico.

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