Los súper padres no tienen capas ni poderes, sólo luchan por sus hijos. Algo que parecería normal si el sistema no fuera tan injusto a la hora de dictaminar sentencias, algo que debería ser común pero que, sin duda, por ello, les hace excepcionales.
Hace poco hablaba con una psicóloga especializada en familias y muy acostumbrada a participar en litigios judiciales sobre las custodias de los hijos en casos de separación. Manteníamos una intensa, pero amigable discusión sobre la inminencia o no de la instauración de la custodia compartida como sistema preferente en los divorcios. Pese a que ella se define como pro- custodia compartida, argumentaba su incredulidad en que llegara a ocurrir en los próximos años. No me sorprendió, llevo años encontrándome con personas de todo tipo que dudan de que llegue a ocurrir, lo que llamó mi atención es su razonamiento:
Hoy en día la custodia compartida es para súper padres. La realidad es que nunca me he considerado un super padre, al contrario, soy un hombre normal que ama y se interesa por sus hijas como tantos otros. .. La explicación me dejó realmente perplejo. «Es para súper padres porque hay que ser realmente increíble para atreverse a pedirla y meterse en una lucha tan larga y dura que provoca tal desgaste físico, económico y psicólogo que pocas personas pueden soportarlo». Volví a casa dándole muchas vueltas a la cabeza. En parte me negaba a darle la razón. No creo en la custodia compartida como algo excepcional, sino absolutamente normal y para gente normal. Sin embargo, reflexionando sobre esos padres con custodia compartida que he tenido la suerte de conocer, reconozco que son gente excepcional. No porque cuiden de sus hijos mejor que los demás. Ni porque planchen, cocinen, o laven, algo común en todos. Lo son, sí, porque a pesar de todos los inconvenientes que se han encontrado, (que son muchos), no han cesado de luchar para que sus hijos pudieran tener, disfrutar y aprender de su padre de la misma manera que de su madre.
Y eso supone mucho, creanme, muchísimo. A veces supone ser marcado socialmente (un día hablaré sobre el frío que pasan los padres en el patio del colegio al separarse), desaparecer de muchos aspectos de la vida de tus hijos como el educativo, el sanitario, o ser maltratado judicialmente a nivel económico y emocional. Y sin olvidar lo más importante: la posibilidad de perder a tus hijos y de relacionarte como un mero visitante con ellos.
Finalmente, tuve que darle la razón a mi amiga: Somos Superhéroes. Luchamos en inferioridad de condiciones contra la injusticia y por un noble propósito, el bienestar de los menores. Y nos lo jugamos todo, a pesar de que la estadística y el sentido común van en nuestra contra, sin pensar en nuestra integridad. Y aunque algunos se quedan por el Camino, cada vez somos más. Más Súper padres y síper madres que entienden que, para los hijos son tan importantes el uno como el otro. Porque la custodia compartida es una obligación de los padres y un derecho de las madres. Porque es el mejor ejemplo que podemos dar a nuestros hijos. Porque no queremos que ellos tengan que ser superhéroes.
Feliz día del Padre a todos esos héroes y, también a sus pequeños fans.