Las principales organizaciones y colectivos climáticos exigen el fin del uso de los combustibles fósiles de forma justa, rápida y definitiva.
Colectivos climáticos y organizaciones vuelven a convocar a toda la ciudadanía a manifestarse el próximo 15 de septiembre en numerosas ciudades y municipios. Un nuevo grito ciudadano para exigir justicia climática, que pasa por poner un fin rápido, justo y definitivo a los combustibles fósiles. Un llamamiento que se extenderá con diversas acciones por todo el planeta para exigir que la comunidad internacional ponga una fecha de fin a este tipo de energía demasiado cara para las personas, los ecosistemas y el planeta.
El manifiesto presentado por las organizaciones pone de nuevo importantes demandas para que se produzca esta necesaria transición a un mundo dentro de los límites planetarios. Entre ellas, la demanda histórica de un régimen de incompatibilidades que ponga freno a los intereses fósiles y de las grandes empresas contaminantes. Unas empresas que no están dudando en buscar en la complicidad de los gobiernos el apoyo a la creación de nuevas infraestructuras fósiles, o buscar nuevas yacimientos, proyectos que deberían paralizarse.
Para las organizaciones convocantes no es válida cualquier descarbonización, sino que debe atender a los principios de justicia social y económica, enfrentando la tremenda desigualdad que se manifiesta, por ejemplo, en que los más países ricos son los principales responsables de esta emergencia climática que soporta toda la población y, especialmente, la más vulnerable, como ha ocurrido en todas las crisis recientes. Una desigualdad que se muestra en la deuda histórica y de carbono acumulada por los países del Norte al Sur global, por ello, es necesario por poner fin a las relaciones que imponen a toda una ciudadanía del Sur los intereses del Norte, reparar a través de la transferencia de tecnologías, capacidades y una financiación adicional, suficiente y adecuada a la elevada deuda histórica contraída.
Finalmente el manifiesto señala cómo poner fin de una forma definitiva a los combustibles fósiles es imprescindible para garantizar un futuro que merezca la pena ser vivido. Todo ello a través de soluciones técnicas, sociales y legislativas que son necesarias para afrontar el reto de la descarbonización, la reducción neta del consumo de energía, una transición justa para todas y el desarrollo de un mundo sostenible dentro de los límites del planeta. Solo será posible la justicia climática si va de la mano de la protección de la naturaleza y de los derechos humanos.