‘Salvia’ pretende hacer un estudio de los aspectos más polémicos como los relacionados con las reservas expresadas por cazadores, ganaderos o el sector maderero. También considera necesario poner sobre la mesa soluciones a los retos que pueda plantear el turismo que visite el Parque Nacional o la presencia del lobo en el territorio protegido.
Para el presidente de la recién creada organización ecologista, el segoviano Carlos Bravo, es preciso “hacer un diagnóstico en profundidad de cada conflicto y plantear parámetros que permitan, posteriormente, disponer de indicadores para conocer el grado de adaptación social y comprobar la evolución de la repercusión de la declaración de Parque Nacional para la Sierra de Guadarrama, según pasa el tiempo, así como su efecto socioeconómico”.
Convencido de que hay que implicar a la sociedad que vive en el territorio del Parque con la finalidad de “generar dinámicas que favorezcan el flujo socioeconómico, que creen nuevas oportunidades de negocio, ayuden a fijar población y actividades relacionadas por ejemplo con el turismo”, garantiza que los lugares declarados con anterioridad Parque Nacional registran un aumento de la renta per cápita. “Cuando se gestionan bien, generan ingresos”, subraya. Según los datos facilitados por Bravo, de los 65 millones de turistas que recibe nuestro país, aproximadamente, 13 millones visitan los parques nacionales.
Fundación Biodeversidad
El proyecto presentado a la Fundación Biodiversidad por ‘Salvia’ propone un plazo de actuación de 12 meses. Si la Fundación Biodeversidad da luz verde al plan se desarrollaría a lo largo de 2014, un año en el que se sentarían las bases para que, con los parámetros obtenidos, continúen trabajando las administraciones después.
En ese tiempo se analizarían las cuestiones que la organización ecologista considera que quedan pendientes, se enumerarían los retos a afrontar y las soluciones para resolverlos. Es importante, señala Carlos Bravo, que “en vez de dejar que el conflicto esté ahí, se rastreen remedios y se adopten medidas para solucionarlos y conseguir que los habitantes de la zona sean más felices y contribuyan a generar un desarrollo sostenible”. Para el presidente de ‘Salvia’ hay temores “que no se han sabido explicar, que no son reales y que han provocado un rechazo en la sociedad e incluso en algunos ayuntamientos”.
En ese sentido, apunta varias líneas de trabajo. Analizarían cómo superar los temores expresados por cazadores que consideran que van a ver limitada su actividad, ganaderos que piensan que no va a estar permitido el pasto cuando, recuerda Bravo, en Ordesa hubo que introducir vacas para seguir manteniendo la ganadería, o cómo afectará la protección del monte al sector maderero para determinar cómo llevar a cabo un adecuado aprovechamiento forestal en el Parque.
También considera preciso aclarar cuestiones relacionadas con la propiedad de fincas o la presencia del lobo para determinar cómo se compensarían los posibles daños que pudiera ocasionar este animal en caso de producirse.
Un aspecto importante a estudiar sería cómo adecuar el previsible aumento de turistas en la zona para obtener el beneficio previsible sin perjudicar el entorno natural. “El turismo no puede llegar de forma masiva y descontrolada, es una magnifica fuente de ingresos que hay que controlar para que dé los frutos deseados”, señala el presidente de ‘Salvia’.
La idea que tiene que calar en la población, añade Carlos Bravo, es que esta figura que supone el máximo nivel de protección y la que más presupuesto aporta a las comunidades incluidas en su radio de acción es que “es positivo desde un punto de vista socioeconómico y medioabiental, y que permite mantener unos ecosistemas con especies protegidos que generan servicios medioambientales y recursos muy necesarios como son aire no contaminado, agua o polinización para favorecer la pervivencia de especies”.
Insiste en que el Parque Nacional “es una buena noticia” para los más de 30 municipios afectados y también para los del área periférica de protección porque va a traer consigo un flujo de dinero muy importante ya que “la experiencia demuestra que es un aliciente para los pueblos y un motor de desarrollo”. Sin embargo, matiza, no se ha comunicado de forma adecuada.
‘Políticos miopes’
El proceso comenzó en 2001 en la Comunidad de Madrid, posteriormente en Castilla y León. Ambas regiones empezaron a redactar, por separado, su Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN). “Hicieron trabajos separados para una misma sierra por lo que el proyecto nació con diferentes enfoques debido a un planteamiento miope de lo que es la naturaleza”, justifica Carlos Bravo para quien “no hubo unidad desde el principio”.
El hecho de que el Parque Natural se encuentre en dos comunidades diferentes y no se haya trabajado en una única dirección es un reto a salvar. Por eso, el presidente de ‘Salvia’ reclama “que haya un sólo director del Parque Nacional para gestionarlo de manera homogénea y convertirlo en referente nacional”.
‘Salvia‘
La nueva organización ecologista comenzó a gestarse en septiembre del año pasado y está activa desde la pasada primavera. Creada por un grupo de personas que, hasta entonces, trabajaban en Greenpeace su objetivo es “contribuir a la construcción de una sociedad más justa y solidaria, fomentar un desarrollo que prime el respeto y la protección a las personas, conserve la integridad y la funcionalidad de los ecosistemas naturales, la diversidad biológica y cultural y favorezca la participación real de la sociedad en los procesos de toma de decisiones”.
Su lema es ‘Contigo hacia la sostenibilidad’ y pretenden colaborar “con todas aquellas personas, organizaciones, empresas, administraciones y otras entidades que quieran contribuir a la articulación de una sociedad activa, participativa y responsable en la defensa del medio ambiente, los recursos naturales y la salud”.
Su ámbito de actuación es nacional y abarca áreas de trabajo como energía, transporte y cambio climático, medio marino, y medio rural y territorio en el que se enmarca el proyecto para la Sierra de Guadarrama presentado a la Fundación Biodiversidad de la que esperan respuesta tras el verano, en el mes de septiembre, para empezar a acometer el estudio planteado.