Preparo la maleta para irme un año más a disfrutar del cine a San Sebastián. Hay que meter pantalón corto, pantalón largo, tirantes, jersey, chubasquero y… paraguas, ¡¡claro!! Sería el primer año que la lluvia no hace acto de presencia para recordarnos que la alfombra roja pasada por agua es su especialidad.
Es ya el quinto año y cada edición me gusta más. Me encanta ir siguiendo las novedades de la programación unos meses antes, ver qué películas están siendo seleccionadas, leer cómo la crítica le presta atención a este maravilloso rincón de España, porque sabe que allí van a reunirse algunos de los mejores.
También experimento cierto placer al entrar en la sala sin tener ni idea de lo que voy a encontrar. Compras la entrada de una película de la que ni siquiera sabes pronunciar el título, probablemente nunca se estrene en España y, con un poco de mala suerte te has equivocado y has comprado una entrada para la sesión subtitulada en euskera. Así son los festivales.
Reservar el hotel para esas fechas también es algo divertido, o irritante, según se mire. Llamas y preguntas si hay disponibilidad de habitaciones para el día x de septiembre. Se quedan pensando y contestan: ¿el fin de semana del festival de cine, no? Pues… estamos completos. Y así con 10 o 12 llamadas. Vas bajando el listón y acabas ofreciendo dinero por dormir casi en cualquier sitio. Sólo son dos 3 días, pienso.
El año pasado llegué a tiempo para ver el posado de Brad Pitt y Quentin Tarantino en la puerta del Kursaal, justo antes de la sesión inaugural. Este año se han ahorrado estrellas internacionales y han optado por una programación “ más rica y variada”. Vamos, que no había dinero para mucho photocall.
En mi lista hay pelis inglesas (Neds), mexicanas (A tiro de piedra, Abel), alemanas (Colours in the dark) y belgas (Marieke, Marieke). No tienen nada que ver entre ellas, se mezclan los nuevos directores con los más veteranos, los dramas con las comedias y las grandes producciones con las más pequeñas e independientes. Eso es lo que busco en un festival, que haya de todo y de calidad. Es como un menú degustación en la que pruebas de todo y luego eliges con qué te quedas.
550 películas, 28 estrenos y 18 largometrajes para la sección oficial. Esas son las cifras de esta 58 edición. Y un nombre propio: Julia Roberts, que se llevará todos los aplausos el día 20 cuando recoja el Premio Donosti junto a Javier Bardem. Ambos vienen a presentar la película Come, reza ama. Esa me la voy a perder. El domingo toca volver a Madrid.