Cerca de una veintena de profesionales de intervención social de la Diputación, en concreto ocho técnicos de Intervención Comunitaria y nueve de Inclusión Social, han participado esta mañana en una jornada formativa para la inclusión y mejora de la perspectiva de género en la intervención social. Entre los objetivos de la formación se encuentran mejorar la mirada en clave de género, conocer los marcos en que opera la construcción de la desigualdad y la violencia contra las mujeres así como aquellos para su erradicación, conocer en profundidad nuevas y viejas formas y prácticas de violencia y facilitar a los profesionales recursos metodológicos creativos para el tratamiento de la desigualdad y la erradicación de la violencia contra las mujeres.
La formación, impartida por la agente de igualdad de la institución provincial, Ángela San Juan, tiene como finalidad fundamental educar la mirada bajo una perspectiva de género. Ella misma ha explicado que “como especialista en los estudios de género parto de una premisa clave para un trabajo de calidad en este sentido: ver para poder cambiar. Sólo es posible cambiar la violencia estructural cuando la vemos. Dada la enorme influencia que el sistema patriarcal tiene sobre todas las personas, por la fuerte educación diferencial recibida así como por todos los mecanismos y estructuras sociales que presionan para una correcta asimilación de los roles de género establecidos según nuestro sexo, en muchas ocasiones, percibir la violencia es una tarea complicada y sujeta a enormes resistencias en cuanto al cambio se refiere”.
En este sentido, esta cápsula formativa pretende educar esa mirada para poder así contemplarla en los diagnósticos e intervenciones; conocer los propios estereotipos para poder deconstruirlos y actuar como referentes positivos con las personas con las que trabajan los profesionales de la intervención social; promover oportunidades: oportunidades para alejarse de estos cánones marcados y posibilitar nuevos caminos a las personas destinatarias; “feminizar nuestras formas: nuestra forma de ser y de ver, de sentir, de actuar y de intervenir, porque solo así ayudaremos en la construcción de un mundo sin violencia; tomar conciencia del significado de esta problemática como problemática estructural de género”.
Como conclusiones tras la jornada se desprende que incluir la perspectiva de género en la intervención social mejora las intervenciones en cuanto que facilita el vínculo con las personas, permite hacer diagnósticos reales de las situaciones y contextos en los que se va a intervenir, promueve, desarrolla y potencia la inteligencia emocional de las personas y, con ello, la disminución de la violencia, elimina barreras sociales (físicas y emocionales) que favorecen y promueven el desarrollo de las personas, su bienestar personal y su libertad, y genera justicia social y defiende los derechos de mujeres y niñas en este contexto de desigualdad.