Los novillos de la ganadería madrileña Escudero de Cortos protagonizaron hoy el quinto y último encierro de las fiestas de Cuellar (Segovia), que se caracterizó por ser uno de los más vistosos y lucidos, tanto porque ofrecieron bonitas carreras en las calles de la villa, como por la tranquila conducción por el campo.

Los momentos de mayor peligro se vivieron en el momento de la suelta en los corrales situados junto al río Cega, donde uno de los novillos se dirigió hacia un lado y puso en serios aprietos a algunos espectadores, sobre los que llegó a saltar, antes de volver a unirse a la manada.

En todo caso en la enfermería no se registraron y heridos y desde el Ayuntamiento de Cuéllar, organizador este año de todos los festejos taurinos, se hizo un balance positivo de los encierros, considerados los más antiguos de España. El hecho de que el día anterior lloviera, hizo que no se levantara polvo en la conducción por el campo y se produjeran imágenes de mayor nitidez que en las jornadas previas.

El de hoy arrancó a las ocho de la mañana con la suelta en los corrales, donde se reunió gran cantidad de público y caballistas. La salida en estampida de la manada tuvo un primer momento de peligro al separarse un novillo que se dirigió hacia el lado derecho y saltó por encima de algunas de las personas que se encontraban en la zona y se tumbaron en el suelo.

Los caballistas reunieron a la manada y lograron que hicieran un descanso en uno de los claros del pinar, para continuar desde ahí a paso lento en dirección al casco urbano de Cuéllar. Tanto el paso del antiguo molino de El Bachiller, como el paso de la zona de Las Máquinas, se hizo a caminando, con la manada agrupada. Tras otro breve descanso, la manada inició su entrada hacia El Embudo, con los animales descansados. Sin embargo iniciaron las carreras en un punto más adelantado que en jornadas anteriores.

En el casco urbano entraron en principio los cabestros, seguidos de los novillos. A medida que iba transcurriendo el recorrido, la manada se fue alargando, lo que permitió a los mozos realizar carreras largas y ofrecer bonitas estampas.

En todo caso se produjeron algunos resbalones por parte de los novillos debido a que el asfalto se encontraba mojado en algunos puntos. Apenas dos minutos más tarde de iniciar el tramo urbano entró el último novillo en la Plaza de toros. Desde la enfermería se anunció que no había habido ningún incidente reseñable.

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