La provincia de Burgos y sus atractivos turísticos continúan reinventándose y descubriendo nuevos entornos a los burgaleses. Uno de ellos es la Mina Esperanza, ubicada en Olmos de Atapuerca, que pese a ser conocida en la provincia, este verano muestra su faceta más “romántica”, con visitas especiales al atardecer iluminadas con candiles de petróleo. Una iniciativa puesta en marcha este verano por el Museo de la Evolución Humana (MEH) y Paleolítico Vivo.
Esta actividad se lleva a cabo cada viernes del mes de agosto, a las 19 horas, en grupos de 15 personas como máximo, y goza de gran éxito en la provincia, puesto que 48 horas después de anunciarse agotó todas sus entradas.
El presidente de Paleolítico Vivo, Eduardo Cerdá, afirma estar muy contento con este logro, porque significa que es un recurso “muy atractivo” y con un gran potencial, y espera que la Junta decida apostar por renovar esta actividad en otoño o incluso en invierno. “Lo bueno de la mina es que no depende del clima exterior. Es una cosa que puede repetirse cada año”, afirma.
Todos aquellos que realizan esta actividad, muchos de ellos son familias, salen contentos de la visita. Cerdá señala al respecto que “no es muy común visitar minas interiores”, especialmente en la provincia de Burgos, por lo que la gente ve como una “oportunidad” poder conocer más a fondo los rincones de Mina Esperanza. Asimismo recuerda que este recurso está siendo muy beneficioso también para la Mina, que permaneció cerrada durante la pandemia sin poder ser visitada.
Cerdá explica que la visita a esta mina se hace con la misma luz del fuego, para que los visitantes conozcan cómo era su aspecto interior y cómo se desarrollaban las tareas del día a día allí abajo con esa iluminación. “Recorren durante una hora esas galerías a pie y sienten esa atmósfera tenebrosa pero a la vez atractiva de una mina por dentro”. Paleolítico Vivo incluye entre sus actividades visitas a este lugar, aunque no se lleva a cabo con candiles, sino con la iluminación propia del lugar.
Un tesoro en el corazón de Atapuerca
Mina Esperanza es una antigua explotación minera rehabilitada para el turismo, el ocio, la cultura y la investigación. Se encuentra a 18 kilómetros de Paleolítico Vivo y cuenta con más de 200 metros visitables de galerías subterráneas que permiten a todo aquel que lo visita transportarse al pasado.
Su historia comienza aproximadamente en 1908, y permaneció activa hasta 1973, cuando la falta de rentabilidad de las explotaciones derivado del elevado coste del transporte hizo imposible mantenerlas abiertas. En 2007 la Junta Vecinal de Olmos de Atapuerca comenzó la rehabilitación de parte del complejo minero, culminando los trabajos en 2013 con su apertura al público.
Actividades en la Sierra
Esta visita se incluye dentro del programa de actividades puesto en marcha por el Museo y el territorio Atapuerca durante el mes de agosto, y que están cosechando un gran éxito entre los burgaleses y turistas. Talleres, visitas temáticas y actividades virtuales componen este completo programa, que centra su atención en los más pequeños.
Paleolítico Vivo participa así en una serie de conexiones en directos con el Museo de la Evolución Humana a través de su canal de Facebook, que permite a sus seguidores conocer en tiempo real todos los animales y plantas que pueblan esta reserva, y la relación que tienen con el pasado más primitivo.
La iniciativa Paleolítico Vivo también está siendo una de las actividades clave de este verano en la provincia burgalesa, e incluso su presidente prevé un “subidón importante” en el número de visitas a lo largo de todo el verano, y señala que algunos días en agosto han llegado a contabilizar más de 200 personas. Unas cifras que afirmas que son beneficiosas para un sector tan castigado como el suyo por la crisis sanitaria.