Con la tranquilidad de un inicio de curso “con normalidad”, el consejero de Educación, Juan José Mateos (Burgos, 1948) no da el proyecto por concluido y afronta un año en el que pretende avanzar cuestiones fundamentales para la educación de los próximos año. 

El más inmediato es avanzar hacia un acuerdo con el Ministerio que sustituirá el ‘non nato’ pacto de estado y del que avanza, en una entrevista con Ical, algunos de sus planteamientos: aumentar en un curso el actual ciclo de bachillerato para que sea de preparación para la Universidad, la imposibilidad de pasar de curso con cuatro asignaturas suspensas y dedicar cuarto de la ESO a la orientación para el bachillerato o la FP, con algunas de estas propuestas.

Asimismo, el consejero anuncia que la segunda fase del Plan de Éxito Escolar dará más autonomía a los centros para diseñar medidas específicas y personalizadas y asegura que le hubiera gustado ir con más velocidad y más calidad en el desarrollo de los centros bilingües. Para la otra gran pata del sistema, la Universidad, también habla de retos y pide a las universidades que se “pongan a la altura de lo que nos merecemos” y anuncia medidas para que ingresen en el club de las 500 mejores del mundo. Así, asegura que el nuevo sistema de financiación les reclamará objetivos evaluables y medibles, especialmente, en el ámbito académico y que se aprovechará el nuevo mapa de titulaciones para trabajar en una mayor colaboración en los centros actuales y en replantearse algunas de las actuales. “Aquellas que no tengan demanda habrá que buscar soluciones”, asegura. En este ámbito, también le interesa abrir una reflexión sobre la ‘gobernanza’ de la Universidad en la que exista una separación entre lo académico y la gestión e, incluso, se plantea si no se necesita un responsable de Recursos Humanos en los centros.

 

¿La normalidad con que ha empezado el curso es la mejor noticia?

El curso ha empezado con normalidad y bien y, por lo tanto, eso no es noticia. Detrás de ello está el buen trabajo de los equipos de los colegios, los profesores, de la Consejería y de las familias. Ese es el mensaje que queremos transmitir: trabajando todos juntos podemos y ese el éxito de la educación, trabajar todos juntos para que la educación de Castilla y León sea número uno en España.

 

Es el último curso de la legislatura, ¿puede el consejero decir objetivo cumplido?

Mi objetivo como consejero es infinito y seguiré trabajando para que la educación sea cada vez mejor porque no me voy a conformar.

 

En el haber de estos años, usted siempre sitúa el Plan del Éxito escolar ¿lo considera su mayor acierto?

Es un éxito de todos. El acierto ha sido hacer un diagnóstico en el momento justo y no hacernos trampas a nosotros mismos. Una vez conocida la cruda realidad, pusimos los medios con un plan impactante basado en el lema ‘más tiempo, más esfuerzo y más profesores igual a éxito’. Los alumnos tuvieron que hacer un esfuerzo añadido a su jornada para pasar de un 22 por ciento de fracaso que había al 16 actual y que a final de legislatura llegará al 15 por ciento que nos pone ya a un nivel europeo. Ahora, deberemos diseñar una segunda fase del plan se consiga estar entre los mejores.

 

En cuanto a resultados, ¿cómo ha ido el refuerzo de clases en julio?

Aún no conocemos el resultado de la evaluación, pero ya es un dato positivo que el 95 por ciento de los alumnos que se matricularon en clases en julio, han terminado el periodo. Eso significa que hemos sido capaces de ‘enganchar’ a la inmensa mayoría de la gente.

 

¿Cuáles serán las líneas maestras de esa segunda fase del Plan del Éxito Escolar?

Se trata de dotar a los colegios de más autonomía y responsabilidad. Queremos que sean los equipos de los centros los que, después de analizar sus necesidades, digan qué es lo que quieren hacer en sus propios colegios para tener mejores resultados. Ese paso es definitivo porque les dota de mayor autonomía y responsabilidad.

 

¿Se pondrá a cada centro un objetivo que cumplir??

Los objetivos están puestos, no vamos a poner más. El objetivo es general, les vamos a ayudar para que el colegio adopte una mayor responsabilidad en la solución de los problemas. La Consejería pretende escuchar a los directores, analizar con ellos toda la problemática, ver qué se puede hacer y poner todas las ayudas –en medios, profesores…- para que tengan los mejores resultados.

 

¿Las medidas que se han adoptado en esta primera fase son suficientes o se piensa en alguna otra?

Han dado buen resultado. Lo que vamos a añadir es hacerlo más flexible e individualizado. Ahora mismo es una fase a la que queríamos llegar porque el propio centro es el que mejor conoce sus problemas.

 

Por el contrario, ¿siente el consejero que se ha dejado algo en el tintero?

En el tintero de un consejero siempre se quedan cosas porque la educación es muy compleja y difícil. Me hubiera gustado que los centros bilingües hubieran ido a más velocidad y con más calidad. Lo que ocurre es que nos hemos encontrado con una dificultad muy grande porque los profesores, a los que no echo la culpa, no son precisamente expertos en lenguas extranjeras porque no se les ha exigido en su periodo de formación y de selección y, por ello, en idiomas Castilla y León no es una Comunidad excelente aunque se están haciendo las cosas bien y dentro de unos años sí se podrá ser auténticamente bilingüe. Ese es el gran reto, pero para ello hay que incidir en la formación de los profesores y también en que los alumnos para que hagan un esfuerzo sobreañadido que pasa por poder hacer estancias en algunos países extranjeros.

 

La inmersión lingüística tiene que formar parte en algún momento del proceso del aprendizaje del idioma extranjero porque si no es muy difícil que simplemente con el bilingüismo escolar podamos alcanzar esa meta. ¿Desde la Consejería se plantean medidas en dirección de mejorar la calidad de la enseñanza del idioma?

Lo que hay que hacer es hacer un esfuerzo en la formación de los profesores en lenguas extranjeras, ahí es donde hay que poner toda la carne en el asador. Es un proceso que lleva tiempo, esfuerzo.

 

Uno de los grandes fracasos de la educación, fue no poder alcanzar un gran pacto entre el Gobierno y las comunidades, ¿sobró partidismo o cortoplacismo para que no se pudiera alcanzar el acuerdo? ¿La Junta está dispuesta a implementar medidas por su cuenta que estaban en aquel pacto?

No se llegó a un acuerdo porque era imposible defender un pacto de estado en el que el problema del español no quedaba resuelto, pero nosotros estamos en disposición de llegar a los mejores acuerdos con el Ministerio.

 

¿Pero se trata de una declaración formal o ya se han puesto a trabajar sobre ello?

Si. A finales de mes hay una reunión sectorial donde se van a propiciar los acuerdos que se puedan establecer. Estamos ya trabajando sobre un documento formal.

 

Cuáles son las materias en las que se puede llegar a acuerdo?

Los planteamientos del Gobierno en FP y en idiomas son similares a los nuestros y en el desarrollo de las TICs somos solidarios y lo estamos haciendo. También nos parece acertado que cuarto de la ESO se constituya como un curso introductoria de las diferentes etapas de bachillerato o de otros niveles educativos, como la FP, a donde pueden llegar los alumnos y, haciendo esto, veríamos como disminuye el fracaso escolar. Estamos de acuerdo en implantar un Plan del Éxito Escolar, que nosotros ya tenemos, pero el Ministerio debía de definir mejor las ayudas económicas con las comunidades autónomas. También, debemos aprovechar para ser más eficientes en toda la política de becas y ayudas al estudio.

 

Respecto al Bachillerato, están de acuerdo en la propuesta de que haya un curso más

Tenemos que conocer mejor las propuestas concretas, pero en principio no estamos de acuerdo en que se promocione con cuatro suspensos. El que se repita curso no es la solución, pero es mejor hacerlo que no perderse en el fracaso y desistir. Además, un Bachillerato más largo, con un curso más, podría ser una solución y ahí se puede introducir una parte de formación para la Universidad. Además, nos gustaría hacer una reflexión sobre las pruebas de selectividad, en el sentido de que se debe de trabajar sobre cómo los estudiantes de FP de grado superior participan de las evaluaciones de la selectividad porque hay en este curso algunos problemas.

 

Este acuerdo diseñará la educación en los próximos años, ¿por dónde cree que debe venir el futuro del sistema educativo en la Comunidad?

En primer lugar, desde unos cimientos sólidos en materias como matemáticas, lengua lectura, comprensión lectora y convivencia, conjugado todo ello con los idiomas y las nuevas tecnologías. Hay que alcanzar que un alumno cuando termine la educación sea capaz de expresarse correctamente en un idioma extranjero y sepa manejar un ordenador e internet. Además, hay que dotarle de oportunidades y trabajar por interconectar todas las etapas y, para ello el sistema educativo necesita flexibilidad, organización y una planificación adecuada para que todo ello pueda ser compatible. Ahí está el futuro de la educación.

 

¿Pero cómo se puede ir conformando esa flexibilidad para salir del sistema y volver a él con garantías o cambiar según las expectativas?

Se está empezando. Estamos poniendo mecanismos para, por ejemplo, permitir romper los compartimentos estanco. Es decir, que el sistema sea más compatible y más flexible a través de la posibilidad de pasar de un grado medio a superior de FP a través de pruebas de evaluación, a través de módulos parciales que permitan a los trabajadores formarse más y se está reconocimiento que la FP puede ser continuidad con la universidad y para ello se está trabajando con las universidades para que convaliden materias y tiempos de trabajo y para que los universitarios realicen también módulos parciales que les permitan adquirir habilidades prácticas. Es otro modo de flexibilizar el propio sistema de los corredores donde los alumnos puedan transitar. Lo estamos empezando pero este debe de ser el futuro.

 

¿Son suficientes las horas dedicadas en la Comunidad a materias como lengua o matemáticas, entre otras?

Es suficiente pero hay que llevar a la familia la idea de que todo es poco a la hora de aprender y saber y esforzarse. Eso quiere decir que cuando uno está en su casa puede estar también aprendiendo y trabajando. Por ejemplo, la lectura no acaba en la escuela, si en su tiempo libre no leen por su cuenta los objetivos son inalcanzables. La escuela pone una parte muy importante pero si no se continúa en un esfuerzo es absolutamente insuficiente. La escuela no soluciona el cien por cien de los problemas ni da el cien por cien del conocimiento, la escuela es insustituible pero necesita la ayuda que tienen que hacer las familias en sus casas porque la unión familia-colegio da el éxito seguro.

 

Este curso se va a hacer un esfuerzo especial en la FP. Sin embargo, ha habido algunas quejas por falta de plazas en algunos ciclos.

Tras los exámenes de septiembre, algunos ciclos están completos, otros incompletos y algunos tienen pocos alumnos. Estamos organizando todo ello y pondremos la máxima exigencia. Si hay que desdoblar algunos cursos se hará y, si no se alcanzan los diez o doce alumnos, habrá que reubicarlos en otros sitios. Pero hay que entender que es muy ineficiente, poco eficaz y terriblemente costoso organizar ciclos para dos, tres o cuatro alumnos. Tengo que concentrar los alumnos porque puedo concentrar los medios y hacer una gran dispersión es cómodo para las familias, pero ineficiente y mi obligación es de tener la mayor eficiencia posible porque eso será lo mejor para los alumnos y la educación, que tan malo es hacerla con muchos como con pocos alumnos.

 

¿El crecimiento en el número de alumnos de FP tiene que ver más con la crisis o con un cierto prestigio de esta formación?

Las dos cosas. Por un lado, no hay duda de que la ausencia de trabajo determina la formación sea un lugar donde se puede refugiar este tipo de alumnos. Además, la FP empieza a tener en nuestro país el sitio que le corresponde porque se empieza a ver como una posibilidad y más si se rompen los compartimentos porque eso da al alumno seguridad de poder pasar a otras etapas.

 

Qué porcentaje de alumnos de FP tiene la Comunidad y cuál sería el objetivo a cumplir?

Ahora mismo, el 60 por ciento de los estudiantes son universitarios y el 40 por ciento optan por FP, que es justo lo contrario de otros países, pero hay que ver las características de cada lugar. Yo creo que el objetivo e la Comunidad debe ser un reparto equitativo, al 50 por ciento, entre unos y otros, pero lo fundamental es lo que quieran los estudiantes y las familias, es muy importante la libertad.

 

Respecto al ámbito universitario, ¿qué ocurre para que, mientras en otros niveles educativos la Comunidad esté en los primeros puestos de las clasificaciones, ninguna universidad despunte en los rankings?

Hay que reconocer que las universidades de Castilla y León no están entre las 500 mejores del mundo, que es donde deberíamos estar. Eso es un hecho objetivo y podemos estar a favor o en contra de los rankings pero eso es una realidad. Las universidades de Castilla y León deben ponerse como objetivo estar entre las 500 del mundo y tienen que estudiar con la Consejería cuáles son los elementos que intervienen en la configuración de las clasificaciones para ponerse a trabajar. Hasta ahora hemos estado mirando para otro sitio o nos hemos contentado con la descalificación de los rankings, pero yo les voy a hacer una consideración a los rectores: las universidades de Castilla y León tiene que ponerse a la altura de lo que merecemos como comunidad universitaria que es estar como mínimo entre los 500. Ese es el espíritu con el que tenemos que iniciar el curso.

 

¿Qué pasos se van a dar en esta dirección?

A las Universidades, se les ha dado financiación suficiente para su capítulo 1 con lo cual problema de la financiación no existe como tal y, además, vamos a ponernos a trabajar en un nuevo modelo de financiación que trabajará por objetivos y que establecerá un nivel para 2015 y un objetivo final en 2020, que les dé, a medida que se vaya saliendo de la crisis, más medios económicos pero con objetivos evaluables y medibles. Después vamos a poner sobre la mesa un mapa de nuevas titulaciones en el que algunos puntos tienen que ir ligadas al desarrollo económico e industrial de la propia Comunidad. Deben ser capaces de compartir profesores, campus y centros y también tiene un escenario entre los cursos 2011-12 al 2020-21. Evidentemente no serán a coste cero, no caeremos en el error de proponer nuevas cosas sin las aportaciones económicas que son necesarias y haremos una política en I+D+i en la dirección de obtener mejores resultados en las estrategias universidad-empresa, investigación aplicada, las practicas en alternancia.

 

Respecto a la financiación, ¿cómo se les va a medir?

En ese modelo, ya hemos cubierto el capítulo de personal, por lo tanto no se hará un modelo básico y otro competitivo porque el básico ya lo tienen. El primer elemento para medir, son sus resultados académicos. Las universidades tienen que obtener resultados académicos y es muy importante que sean conscientes de que sus alumnos van allí y tienen que tener resultados, algo que tiene que ver con las propias cifras de fracaso. En segundo lugar, vamos a evaluar sus resultados en investigación y vamos a incentivar todo lo que haga con relación a las empresas y el hecho de que alcancen o no programas internacionales o nacionales. Si por ejemplo alcanzan el campus de excelencia ahí les llegará una financiación específica.

 

Y en cuanto a titulaciones, se va a aprovechar este nuevo mapa para replantearse las actuales.

Sí (rontundo).

 

¿En qué sentido?

Aquellas titulaciones que no tengan demanda habrá que buscar soluciones para reconvertirlas. Tenemos que reflexionar sobre el futuro de la Universidad en Castilla y León y en él está buscar fórmulas que ya se están dando en otros países y que tienen que ver con una mayor coordinación e implicación de todas las Universidades de la Comunidad. El próximo mapa de titulaciones puede ser una herramienta que nos ayude a esto. ¿Por que una titulación no se puede desarrollar entre varias universidades? Seguro que es una titulación de éxito. Es, sn duda, más difícil pero lo vamos a hacer. Por ejemplo, vamos a propiciar que en la próxima convocatoria para el campus de excelencia acudan juntas las tres universidades que no lo han logrado ahora (Valladolid, León y Burgos) y respecto al de Salamanca vamos a ir a tope con él y ayudar en todo lo que podamos.

 

Una de las reflexiones que se repiten últimamente es acerca de la necesidad de cambios en la propia estructura de la Universidad ¿desde la Consejería se apuesta por un cambio de gobernanza?

Se va a pedir a las universidades que hagan una reflexión sobre las dificultades enormes que tienen de alcanzar objetivos con el sistema que existe. Un cambio fundamental es la modificación del tipo de gobernanza. No es posible un sistema como el que hay ahora en el que los rectores se eligen cada cuatro años, con programas electorales al margen de la realidad del propio centro, en los que adquieren unos compromisos que luego no pueden cumplir porque no les corresponde a ellos. Un sistema en el que un equipo rectoral va hacia el norte y el siguiente va hacia el sur y en el que la gestión de los cientos de millones de presupuestos que se manejan no se hace desde un ámbito más profesional. Todas esas cosas hay que reflexionarlas y, aunque la Junta no tenga competencia, sería bueno que se produzca un debate de abajo arriba para que llegue al Ministerio, que me consta que está preocupado por todas estas cosas.

 

¿Y cuál es el modelo que le gustaría al consejero?

Hay muchas fórmulas pero lo primero es con serenidad, reconocer el problema y ver cómo se puede solucionar. Además, en Europa hay varios sistemas, pero lo más importante es estar de acuerdo en que hay que cambiar la gobernanza, ya que es necesario que haya una profesionalidad en el sistema de gestión universitaria para separar claramente el ámbito académico y el de gestión económica; es necesario que haya un profesional de recursos humanos, no un profesor, un experto en los recursos humanos que forme parte del equipo directivo al máximo nivel. Yo quiero propiciar esta reflexión para que, cuando estemos de acuerdo en unas cuestiones, veamos cómo se ponen en práctica, porque si no estamos siempre en la pelea de que se diga que la administración lo que quiere es quitar los rectores para poner un político, que les ponga los grilletes. Y no es eso.

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