La Segoviana sumó un punto muy sufrido en Alcorcón / Gimnástica Segoviana

Es complicado romper las dinámicas. Los entrenadores hablan mucho de ello y pocas veces se les hace caso. Porque el fútbol, en teoría, no entiende de intangibles. Si eres mejor, ganas. Y si eres peor, pierdes. La Segoviana no fue mejor en Alcorcón, de hecho mereció perder, pero sumó un punto ante el Alcorcón B (2-2).

Con este empate la Gimnástica suma siete jornadas sin perder – tres victorias y cuatro empates – y alcanza los cuarenta y dos puntos, los mismos que en toda la temporada pasada a falta de nueve encuentros por disputarse. Y eso es lo que vale. Poco importa ya que la Segoviana no fuera reconocible en Alcorcón, no tuviera casi presencia en el área contraria del penúltimo de la tabla y que solo al final, apelando al orgullo y con un jugador más, salvará sobre la bocina un empate que le hace mantener en todo lo alto las opciones de terminar el curso entre los seis primeros para disputar la Copa del Rey el próximo curso. O incluso terminar entre los cinco y jugar Fase de Ascenso a Primera RFEF.

Once revolucionario

La Segoviana viajó, con ciento sesenta incondicionales, a un campo de césped artificial pero que no es, ni de lejos, el peor escenario del curso. En frente un rival que tiene tanto talento como desbarajuste defensivo. Y en esa estado de nervios constante se desenvolvió un partido en el que la Segoviana no entró bien en ninguno de los dos tiempos, estuvo a merced del rival en varias fases y al que solo el oportunismo de Plomer y el corazón de Juan de la Mata le salvaron de no sumar.

A Ramsés Gil no se le puede reprochar nada con el equipo que tiene y no hay más que ver dónde lo tiene. Faltaría más. Pero el once que alineó en Alcorcón tiene, seguro, más de reseñable por los que no estaban que por los que sí. Con cinco bajas: López, Rubén, Hugo Díaz, Arribas y Acuña, Gil apostó por una defensa reconocible: Borao, Javi Marcos, De Frutos (con máscara y a un mal golpe de quedarse sin dos de sus piezas dentales) y Sergio Arévalo. En el centro del campo, Juan de la Mata y Astray; con Plomer por un costado, Arranz por el otro, Ivo haciendo de media punta y Borrego en vanguardia. Fer Llorente y Gómez, empezaron en el banquillo.

Lo que quisiera Ramsés Gil con esta formación no salió demasiado bien, salvo porque enfiló el camino de vestuarios con empate (1-1), después de hacer la que probablemente haya sido la peor primera parte de la temporada. Y eso que se adelantó en el minuto 14 con gol de Plomer al aprovechar un balón que pegó en la madera después de una excelente ejecución de una falta de Astray. Piri o Berlanga podían haber adelantado antes al Alcorcón B, pero a los amarillos les penaliza su falta de pegada. Porque el talento lo tienen.

El Alcorcón le da la vuelta al partido

Pese a ponerse por delante, la Segoviana estaba muy incómoda en el partido. Sufría mucho por el costado derecho de su defensa y el Alcorcón percutía una y otra vez por ese lado para sufrimiento de la zaga gimnástica. Así llegó el empate, obra de Berlanga, en una buena jugada individual infelizmente defendida por la zaga visitante que permitió adornarse al delantero local sin encontrar excesiva resistencia.

Con el empate, la Gimnástica siguió sufrimiento y el Alcorcón B en la medida de sus posibilidades continuaba incomodando a los de Ramsés Gil, que parecía desear que acabara el primer parcial para llamar a capítulo a los suyos. Huelga decir que el rival juega, y que el Alcorcón tiene más calidad que la que refleja su posición en la tabla, pero no es menos verdad que los jugadores de la Segoviana no parecían estar afrontando «una final de Champions», como les pidió su entrenador entre semana y ante los medios de comunicación.

Si hubo reprimenda en el vestuario solo los allí presentes lo saben, pero el hecho cierto es que el arranque de la segunda mitad fue tan frustrante para los azulgrana como la mayor parte del primer parcial. Dos ocasiones consecutivas del Alcorcón bien pudieron subir su segundo tanto en el marcador. Sí consiguió anotar Paredes, con un tanto que hacía justicia deportiva y que ponía a los suyos por delante en el marcador.

Llorente y Gómez, al verde

Fer Llorente y Diego Gómez entraron al campo y el equipo segoviano mejoró… ma non troppo. Fer Llorente no terminaba de encontrar el balón para habilitar a sus compañeros y Gómez con su despliegue habitual, al menos incomodaba a los defensas amarillos y peleaba cada bola como si fuera la última.

Así las cosas y con la racha de partidos sin perder tambaleándose, el Alcorcón se pegó un tiro en el pie: Emi Hernández resultó expulsado y la Gimnástica vio el cielo abierto en medio de una tarde ventosa. Mandó Fer Llorente un balón a la cruceta en prodigioso libre directo,  Plomer exigió al guardameta Álex Ruiz con un gran disparo – segundo entre palos de la Segoviana en setenta y cinco minutos – y en el consiguiente saque de esquina lograba el empate Juan de la Mata. Mucho con poco. Otras veces fue al revés.

El final, de infarto

De ahí al final, doce minutos más el alargue, la Segoviana pudo ganar y el propio De la Mata sacó un balón bajo palos de un superado Carmona. Todo así. La ruleta rusa en la que se convirtió el partido mantuvo en vilo a propios y extraños para terminar con un reparto de puntos que, visto lo visto, a la Segoviana le sabe a oro y al Alcorcón B a plomo. El partido no pasará a la historia nada más que para Maroto, canterano de la Gimnástica en edad juvenil que salió en los últimos compases del envite. Será el único que no olvide un partido que el resto de los que lo vivieron no quiere repetir.