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La Iglesia de la Trinidad en Segovia ha recuperado su estabilidad y prestancia original, gracias a un proyecto de restauración centrado en corregir los problemas estructurales del edificio y facilitar una correcta comprensión del conjunto.  Con una inversión total de 600.000 euros, también se ha contemplado el redescubrimiento y la restauración de algunos elementos singulares.

El proyecto ha sido promovido y financiado por la propia parroquia, en colaboración con la Fundación Caja de Burgos, la Obra Social “la Caixa” y la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico.

Proyecto integral

Desde el inicio, la restauración se planteó como un proyecto integral que ha contribuido no sólo a garantizar la  estabilidad estructural del conjunto, sino también a resolver el problema de evacuación del agua de lluvia. Los trabajos se han centrado en el refuerzo de las estructuras, mediante la consolidación y cosido de las fábricas,  la limpieza, tratamiento de la piedra, renovación de los rejuntados en mal estado, restauración de cornisas, impostas y otros elementos, repaso completo de las cubiertas, reparaciones en la torre; así como otras actuaciones en las bóvedas, el ábside, pavimentos y elementos de carpintería e iluminación del interior del templo.

Del mismo modo, se ha levantado el solado en el perímetro exterior del ábside, para sanear el arranque de los muros y evitar la humedad. La actuación ha servido también para reforzar el encuentro del zócalo del muro del testero con la fachada norte y reparar el deterioro originado por el agua.

Recuperación de dos ménsulas

Otro de los aspectos destacados de la actuación ha sido la recuperación y puesta en valor de las policromías, en tonos rojos y negros, de dos elementos singulares, unas ménsulas, colocadas en  el arranque de los arcos de refuerzo de las bóvedas, construidos entre el final de la terminación del edificio románico y una intervención renacentista.

La decoración de ambas piezas era apenas perceptible debido al paso de los años y a sendas  intervenciones, una en época barroca, que eliminó gran parte de la decoración original, al cubrir las ménsulas con otras de yeso, y otra de los años 40 que ocultó definitivamente la policromía original. Pese a todo, las ménsulas permanecían intactas y, gracias a los estudios realizados durante la redacción del proyecto, ya se intuía su presencia, lo que ha facilitado su recuperación.

Seguimiento arqueológico

En todo momento, se ha llevado a cabo un seguimiento arqueológico para controlar los movimientos de tierra, que ha permitido sacar a luz restos de algunos de los niveles de uso originales. Aunque, inicialmente, no estaba contemplado, a instancias de la propia parroquia y del Obispado, se amplió el proyecto rebajando la cota existente de forma que tanto la nave como el presbiterio ganan en esbeltez y se permite la visión de las basas de las columnas, antes ocultas por el pavimento.

La rehabilitación se ha completado con la modernización de los trazados eléctricos y la dotación de una iluminación adecuada.