“Una de las glorias que esmaltan la historia de la vieja Castilla”, así definió el autor Eduardo de Oliver-Copons en 1898 el Castillo de Burgos. Una fortaleza que se encuentra ubicada en el cerro de San Miguel y que destaca por ser una de las edificaciones más importantes en la historia medieval de la ciudad de Burgos.
Su origen se remonta al año 884, cuando fue erigido durante el reinado de Alfonso III, coincidiendo esta fecha con el nacimiento de la ciudad burgalesa a manos del conde Diego Porcelos. Elevado a 75 metros sobre el nivel de la ciudad, se decidió construir en este promontorio desde el que se podía divisar el resto de la ciudad, y servir, así como lugar de defensa frente a posibles ataques.
De esta forma, a lo largo de la Reconquista y durante el periodo de la Edad Media europea, la fortaleza burgalesa se midió por su capacidad defensiva, y llegó a ser también un lugar de prisión y de alojamiento real, albergando a personajes ilustres entre sus paredes.
En su obra ‘El Castillo de Burgos: una recuperación en marcha’ (1999), José Sagredo García, recuerda que la “decadencia” de esta fortificación comenzó a principios del siglo XVII, y posteriormente en 1736, durante el reinado de Felipe V, cuando acabó siendo víctima de un incendio. Pese a todo esto, despertó el interés de las tropas francesas, y durante su estancia en Burgos en 1808, Napoleón ordenó la reconstrucción y ampliación de la fortaleza.
Sin embargo esta mejora duró poco, y en junio de 1813, solo cinco años después de esta acción, las tropas napoleónicas provocaron una explosión en el castillo que destruyó buena parte de su zona sur. Pese a todo, la fortaleza burgalesa resistió, y a lo largo del siglo XIX continuó activo, y llegó a ser utilizado como fortaleza durante las guerras Carlistas.
Fue en el siglo XX cuando dejó de desempeñar este papel, y comenzó lo que se denominó como el “estado de ruina” del Castillo, que perduró hasta 1992, cuando el Ayuntamiento de Burgos de entonces decidió recuperar este entorno para los burgaleses. Una iniciativa de gran complejidad pero que logró su objetivo, y el espacio donde se ubica esta fortaleza se recuperó para todo tipo de eventos y volvió a ganar protagonismo en la ciudad.
Revitalización del Castillo burgalés
Los años han ido pasando y a pesar de que el Castillo de Burgos goza de gran importancia en la capital burgalesa, siendo un lugar de paso obligatorio para los turistas que visitan la ciudad, desde la Corporación municipal quieren “recuperar el espíritu” que tuvo en el año 2003 cuando se llevó a cabo esa ansiada recuperación.
Así lo afirma la presidenta del Instituto Municipal de Cultura (IMC), Rosario Pérez, que señala que el Ayuntamiento está trabajando para lograr “poner en valor toda la fortaleza del castillo y su entorno”. Para ello están preparando un plan de promoción y revitalización tanto de esta fortificación como del entorno que la acompaña. “El objetivo es llevar a turistas, y plantear actividades para que los burgaleses recuperemos el castillo”, subraya.
El proyecto ganador del concurso convocado por el Ayuntamiento ha sido ‘Castillos en el Aire’, que desarrollarán los estudios AU arquitectos y AJO Taller de Arquitectura. La iniciativa propone recuperar la volumetría original de la parte más importante de la fortaleza, el palacio, del que aseguran que existe suficiente información histórica que permite realizar una intervención rigurosa.
Para ello se propone evocar esa volumetría creando superficies traslucidas mediante la disposición de un conjunto de mallas de alambre rígidas unidas entre sí, que “de una manera sutil y etérea” reconfiguran los volúmenes que tuvo esta parte de la fortaleza hasta el siglo XIX. El socio de AJO Taller de Arquitectura, Tomás Francés, considera que entrar a la fortaleza del castillo y ver estas nuevas volumetrías resultará “atractivo” al visitante y ayudarán a “recrear y mostrar cómo era ese interior del Castillo”. “Me pareció un proyecto muy ilusionante y original”, apunta Pérez. Además, esta propuesta también plantea recuperar como recorrido principal de acceso al complejo la puerta medieval situada al sur de la fortaleza, poniendo así en valor el “ingreso histórico” a la misma.
Teniendo en cuenta los plazos de los que se dispone para redactar el proyecto, así como la licitación y adjudicación de las obras, desde el Ayuntamiento calculan que hasta 2022 las máquinas no comenzarán a trabajar en el cerro del Castillo. Sin embargo, la promoción y puesta en valor de este entorno ya está en marcha, y a partir de este verano contará con una programación cultural “variada” y dirigida a un público “muy variado”. “Vamos a intentar poner espectáculos diferentes. No queremos que sea siempre el mismo, para que la gente pueda repetir y engancharse a subir al Castillo”, indica la concejala.
Visitantes en pandemia
La pandemia ha tenido un notable impacto en el ámbito cultural, y el Castillo de Burgos no se ha visto exento de esta problemática. Desde el pasado 13 de marzo- día que se decretó el estado de alarma- hasta el pasado mes de julio de 2020 el Castillo permaneció cerrado, y no volvió a abrirse al público con visitas guiadas hasta el 10 de agosto. Estas visitas sufrieron cambios, y desde entonces solo se realiza en espacios abiertos y con aforo restringido (inicialmente 20 personas, posteriormente se redujo a 10, y actualmente solo se permiten cinco personas por grupo).
Debido de nuevo, al empeoramiento de la situación epidemiológica, las medidas restrictivas fueron en aumento y se tuvieron que cancelar todas las visitas desde el 19 de noviembre hasta el 10 de diciembre. Así mismo, el Castillo, al igual que el resto de monumentos e instalaciones municipales, permaneció cerrado. No fue hasta el 11 de diciembre que se reanudaron las visitas guiadas al Castillo. Desde el mes de agosto del pasado año hasta enero de 2021, un total de 1.590 personas participaron en las visitas guiadas. Por su parte, en los cuatro primeros meses de este 2021, han sido 7.446 las personas que han entrado en el reciento del Castillo.