El joven de 22 años acusado de cinco agresiones y abusos sexuales contra otras tantas mujeres en Segovia, entre julio de 2012 y marzo de 2013, ha asegurado durante el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial que no recuerda haber cometido ningún delito. Declaró que estaba bebido y “puede que drogado” el día que presuntamente violó a una mujer (penetración vaginal con los dedos) e intentó lo mismo con otra; y en referencia a las otras tres denuncias (un abuso, otro en grado de tentativa y una agresión sexual), alegó distintas circunstancias personales o familiares para tratar de situarse fuera del relato de las víctimas.
Las acusaciones particulares piden en total 23 años y dos meses de prisión para el procesado y la Fiscalía, 18 años y medio. Cuatro de las cinco presuntas víctimas (una no compareció y está citada para la segunda sesión), con edades entre 22 y 36 años, se ratificaron en sus versiones, mientras la defensa evidenció su intención de alegar enajenación mental por alcohol y drogas como atenuante o eximente, para reclamar una rebaja de la condena o su absolución.
I.L.L., apodado ‘Botellín’ en su barrio (San Lorenzo), tenía 20 años cuando se supone que se produjeron los hechos y pasó diez meses y medio en prisión provisional tras su detención en marzo de 2013. En la actualidad vive en un municipio muy próximo a Segovia capital, ciudad donde ya no puede residir desde entonces como medida de protección preventiva para las presuntas víctimas.
A la sala de vistas entró con un botellín de agua y la cabeza cubierta por la capucha de la sudadera que vestía, tal y como le recomendó su abogado, Ignacio García Tabora. Fue el único que le pudo acompañar en una sesión que sus padres debieron seguir desde fuera, ya que se declaró el juicio a puerta cerrada para preservar la intimidad de las denunciantes, separadas de su presunto agresor por un biombo durante sus declaraciones.
Los dos delitos más graves fueron los últimos, la violación y el intento de violación que se habrían cometido en las primeras horas de la mañana del domingo 10 de marzo de 2013. Sin embargo, I.I.L. aseguró ante el juez que recuerda muy poco de aquel día, y en todo caso reconoce que quizá pudo “tocar el culo” a alguna de ellas porque, según sostiene, estaba bebido y habría consumido drogas.
Los cinco abusos y agresiones sexuales se habrían producido cuando las denunciantes se disponían a entrar en sus respectivas viviendas, todas residentes en el barrio de San Lorenzo y a las cuales no conocía. Y siempre en las primeras horas de la mañana de un sábado, un domingo o un festivo (25 de diciembre de 2012). Las presuntas víctimas señalaron en sus respectivas declaraciones que no vieron titubeos en la actuación del denunciado ni señales de que estuviera notablemente bebido o drogado. Y aparte de ellas, el acusado, cuatro forenses y los dos policías nacionales que tramitaron la detención, entre otros, también declaró un testigo presencial del forcejeo entre el acusado (al que conocía) y la presunta víctima de violación. Ratificó lo que vio y añadió que I.I.L podía estar bebido.
También comparecieron los dos policías locales que casualmente patrullaban el barrio de San Lorenzo sobre las 8.30 horas del 10 de marzo, cuando fueron alertados por dos hermanos de la denunciante de la presunta violación. La casualidad quiso que se toparan con el acusado y lo detuvieran (sin que opusiera resistencia) en una batida rápida, y durante el juicio declinaron confirmar con toda certeza que estuviera borracho.
El juicio quedará visto para sentencia tras una segunda sesión en la que se prevé la declaración de los padres del acusado, entre otros familiares, una de las presuntas víctimas (de abuso sexual) y las últimas pruebas periciales de un juicio que, de nuevo, seguirá a puerta cerrada.
Imagen: el acusado, de espaldas, en el juzgado ayer día 25 en Segovia/Ical