El hostelero José María Ruiz Benito continuará presidiendo la Asociación para la Promoción del Cochinillo Segoviano (Procose) por decisión de la asamblea de esta organización que vela por la calidad del producto gastronómico por excelencia de Segovia, unido también a su cultura y tradiciones. La asamblea ha conocido que, en 2018, se alcanzó la cifra récord de 49.000 cochinillos consumidos de la marca en los restaurantes asociados.
Ruiz Benito, que encabezaba la única candidatura que ha concurrido, integrada por representantes de los diferentes sectores que conforman Procose, dará continuidad a los proyectos iniciados, tanto en el campo de la investigación, como en la protección y en su promoción, impulsando la realización de actividades y estrategias que identifican plenamente a este producto con una tierra: Segovia. Como novedad ha anunciado un importante proyecto con el fin de que ampliar la protección del cochinillo de Segovia al ámbito de la Unión Europea, iniciando conversaciones con la Administración para proponer protegerlo bajo el amparo de una Indicación Geográfica Protegida (IGP).
El gerente de Procose, José Ramón Marinero ha informado de los datos de 2018 que revelan un buen año para el consumo del cochinillo con marca de garantía, aunque el año comenzó con un tiempo desapacible, con nevadas en enero y febrero, además de una primavera e inicio de verano muy lluviosos.
El año pasado se sacrificaron 190.000 cochinillos, el segundo mayor en número de la historia de la marca, después de 2016, en que la cifra se situó en 205.000 cochinillos.
Se calificaron un total de 128.000 cochinillos, igualando la marca de 2016. En restaurantes inscritos se consumieron un total de 49.000 cochinillos de marca, la mayor cifra de la historia, 1.000 más que el año pasado, que hasta ahora había sido récord. Por otro lado ha sido un buen año para el sector ganadero ya que el precio en lonja del Cochinillo de la marca ha estado por encima de 38 euros de media por animal.
José María Ruiz ha puesto de relieve la actividad celebrada en la Biblioteca Pública de Segovia, en torno a la historia y la calidad del cochinillo, en la que se presentaron dos trabajos de largo recorrido en los que se basa parte de la estrategia de la Marca de Garantía.
Por un lado, se dieron a conocer los resultados del estudio de genéticas más apropiadas para la producción de cochinillos de Segovia y, por otro, se relacionaron los hallazgos históricos más significativos encontrados en los que se hace referencia al cochinillo en Segovia como trabajo preliminar para la solicitud de Bien de interés Cultural (BIC), en lo que se continúa trabajando.
De acuerdo con los expertos, la tradición de comer cochinillo, cuya forma de asar y de presentar aproximada a la actualidad data del alto medievo, ha venido a suponer en Segovia una evocación de la identidad segoviana: resurgimiento y revalorización de la indumentaria, de la arquitectura popular a partir de la recreación de los viejos mesones castellanos, de la comida colectiva en torno a un producto “de siempre” y de la creación de un ritual propio –nos referimos a las maneras de servirlo-, que a lo largo de las décadas ha cobrado importancia como reclamo turístico y ahora antropológico.
Los valores de este típico plato se relacionan básicamente con que forma parte de una cultura tradicional, mantiene un método artesano y natural de cría y elaboración en el horno, sin empleo de aditivos ni subproductos, concilia a miles de visitantes en torno a la mesa y ya está identificado de forma sobresaliente como elemento de la gastronomía mundial con un ritual a la hora de consumirlo que se ha popularizado más allá de nuestras fronteras.