“Que no cuente con nosotros quien crea que queremos ser decisivos si por ejemplo tenemos cinco procuradores. Queremos entrar en el gobierno. Voy a gobernar con quien más lejos podamos llevar nuestro programa. Así de fácil. Me presento para gobernar, no para prestar mi grupo parlamentario”. Así se pronuncia el candidato de Ciudadanos a la Presidencia de la Junta, Francisco Igea, que reprocha a su contrincante ‘popular’ en las urnas, Alfonso Fernández Mañueco, que haya elegido a su partido “por delante de su Comunidad”. “Eso es un desastre”. A falta de una semana de campaña, quizás la más dura, la que deja poso, Igea da por hecho en esta entrevista concedida a la Agencia Ical que la “marea de Ciudadanos ha cambiado” y la sensación es “buena” dentro del partido.
¿Siente impotencia por no haber podido estar al pie del cañón con sus compañeros en la primera semana por el COVID?
No, todo lo contrario, siento estímulo. Hay que jugar las cartas que te dan. La campaña no es una temporada para la frustración y autocompasión, sino para trabajar.
Dos años y medio de vicepresidente, ¿qué le han hecho aprender al señor Igea?
He aprendido un montón de cosas. Primero, la cantidad de buena gente y espectacular que hay en esta Comunidad. Hemos vivido una pandemia que devuelve mucho la confianza a la humanidad; visto lo bueno y lo malo, no soy de los que creen que todos nos hemos vuelto santos. Nunca olvidaré las horas difíciles cuando la gente nos echó una mano, cuando respondía a los llamamientos o cuando trabajaba en los hospitales con riesgo. Hemos vivido un infierno, pero en los infiernos, como en las guerras y situaciones dramáticas, sale lo mejor y lo peor del ser humano: también hemos visto la cobardía. Esta Comunidad tiene de todo, desde industria aeronáutica hasta un ganadero con cuatro vacas. Es un territorio espectacular. No disfrutar de esto es mostrar poca sensibilidad. Nos ha dado mucho conocimiento y capacidad de disfrutar de la gente y, sobre todo, mucha confianza en que esta tierra no tiene por qué vivir resignada a la mediocridad.
En cada Consejo de Gobierno usted decía que eran un grupo unido a pesar de ser un Gobierno de dos partidos. A la vista de los hechos, parece que no era así.
Hemos trabajado bastante bien hasta el 20 de diciembre. Pero estoy orgulloso de la labor realizada en estos dos años y medio. Nunca nadie me ha escuchado hablar mal de un consejero de nuestro gobierno, porque no hablaría con sinceridad. He hecho mi trabajo de portavoz, dar cohesión al ejecutivo y trasladar a la sociedad que la Comunidad tiene un Gobierno estable y sólido y que las cosas funcionan. Todo ello para no generar más inestabilidad en pandemia. Aparte de la decisión y ambición personal de Mañueco, yo no puedo hablar mal de cómo ha funcionado el Gobierno. Es cierto que lo ocurrido es muy deshonesto y explica muchas cosas. Había tensiones, pero hay más casi en el interno de un partido. Te lo puedo asegurar. Es más difícil la convivencia en gobiernos monocolores que en los de dos. Ha habido quien no estaba interesado en esto porque no entiende la política como la búsqueda del bien común, sino como la permanencia personal. Y este es el problema. Cuando tienen que elegir entre su partido o su país, eligen su partido; cuando tienen que hacerlo entre su partido y su comunidad, eligen también su partido; y eso es un desastre.
¿Se arrepiente de algo?
No me arrepiento de lo hecho. No me arrepiento del pacto con el PP. Ni de las decisiones que asumí dentro de mi partido. Estoy muy comprometido con mi partido y con el espacio político que significa Ciudadanos; que tiene que pelear por este país, que necesita un partido que ocupe este espacio. ¿Te arrepientes de cosas? De muchas. De las que más, tienen que ver con el carácter y no tanto con la política. E incluso de algunas respuestas en las ruedas de prensa, cuando estaba cansado. De la gestión y lo que sabíamos, siempre actuábamos de acuerdo a nuestro honesto principio de hacerlo lo mejor posible.
Ustedes se arrogan todo lo bueno del Gobierno de coalición, ¿el otro socio no tuvo que ver nada en ello? ¿fue un lastre?
No, no. Esta campaña empezó el día de la convocatoria de elecciones; y desde entonces tiene unos mensajes muy claros. La primera parte es que es una convocatoria irresponsable, deshonesta, que se basa en la mentira, y esa parte quedó resuelta casi en horas. Luego, otra parte se vio en el debate, en que uno no puede atribuirse el mérito de la acción de un Gobierno de coalición. Cuando el presidente dice ‘Es mi gobierno’, está diciendo algo deshonesto. Por eso una de las tareas más importantes en campaña es aclarar que aquí ha habido personas que han hecho un trabajo en un gobierno de coalición que ha funcionado bien, en medio de una crisis sanitaria. En este gobierno cada uno ha asumido un papel, pero la inmensa mayoría del peso de la gestión de la crisis ha caído sobre los sectores a los que teníamos que dar respuesta desde las consejerías de Cs. Es la realidad. Lo que no es honesto es que un señor disuelva el gobierno, diga que tú no has hecho nada y se ponga la medalla de la vacunación. ¡Eso sí que es ‘sanchismo’ puro y duro! No puede hacer como que no hemos estado en el Gobierno. No hay ningún castellano y leonés que sepa quién ha dado la cara y quién no. No puede ser que lleve yo dos años recibiendo las bofetadas, cuando nos acusaban de que las medidas restrictivas eran de Ciudadanos, y luego este señor diga que el Gobierno es suyo.
Han pedido la exclusión de Vox de cualquier ecuación de Gobierno, pero en estos años cuando sus votos han sido necesarios en otras comunidades no han dudado en utilizarlos. ¿Ese cordón sanitario implicaría no utilizar nunca estos escaños? ¿Se extenderá al ámbito nacional como doctrina Cs?
No se trata de poner un cordón sanitario. Eso es un problema ideológico de proyecto de país y de convicciones. No tengo ninguna intersección con Vox, como no la tengo casi con Podemos. Yo no voy a llevar al Gobierno a unos señores que van justo en la dirección contraria a la que yo quiero ir. Sería estúpido, absurdo y políticamente incomprensible. No se trata de un cordón sanitario, pero no puedo ayudar a un proyecto político que creo nefasto para España.
Sobre acuerdos post electorales, usted ha presentado una serie de condiciones y ha vetado a Mañueco, pero también ha calificado duramente al PSOE en estos dos años. ¿Pueden haberse quedado sin interlocutor?
No, no. Yo no he vetado a Mañueco, se ha vetado él. Quien no ha querido gobernar con nosotros es él, nosotros sí lo hemos hecho. Él ha roto el Gobierno y quien se está vetando. Nosotros respondemos con lógica. Si usted llega a un acuerdo con un señor, pero éste lo rompe y lo difama delante de la población, no emprendería otro negocio con esta persona, ¿no? Él se ha descartado. No nos quedamos sin interlocutores, todo lo contrario, estamos abiertos a ello, pero sobre la base del programa de Ciudadanos. Es lo que digo de Tudanca y de la actitud del PSOE en esta legislatura, que es completamente contraria a las reformas y regeneración necesarias en la Comunidad: se ha opuesto a las leyes de Transparencia y a la de Ordenación del Territorio y también a la reforma sanitaria. Y ha presentado una moción de censura contra todas las fuerzas políticas.
¿Cómo cree que afectarán los partidos de la España Vaciada en el reparto de escaños?
Creo que a nosotros no nos va afectar en gran medida. Quienes representan más al ‘que hay de lo mío’ están más alejados de Ciudadanos. Esto es una reacción normal al bipartidismo de todos estos años de premiar a la lista de cinco escaños con inversiones millonarias. Si los del PNV con cinco sacan ‘no sé cuánto’ y los de ERC, otro tanto, pues la gente ha decidido que si esto funciona, pues me voy a sumar. Es una reacción comprensible, pero no tiene que ver con nuestro proyecto político.
¿Dónde ve a Ciudadanos en los próximos meses? ¿Dónde le gustaría que estuviera?
Cs en esta campaña se está reencontrando a sí mismo. La sensaciones son muy buenas en el partido y en el espacio político, que estaba muy castigado por nuestros propios errores y por lo que haya pasado en estos dos años. El partido se encuentra contento, alegre, defendiendo lo que cree, muy motivado, más que nunca, y creo que será el inicio de nuestra recuperación, que vamos a volver a crecer y a ocupar un espacio. Quizás no tan grande como en 2019, pero sí útil. El país está enfermo de sectarismo, como se ha visto con la aprobación de la reforma laboral entre el Gobierno y su ‘molestia’ por el apoyo de Ciudadanos. Ahí es donde está España instalada. PP y PSOE están atraídos por los polos y les están marcando el ritmo Vox y Podemos. Y por eso Ciudadanos es más necesario que nunca y el partido va a crecer. Si esto será un cohete o una cuesta arriba, lo veremos, pero que ha cambiado la marea es evidente y la sensación es buena dentro del partido. Vamos a ver si sale un flor, una planta, un limonero o un ciprés.
Una de las medidas más controvertidas de la carpeta de Ciudadanos es la reforma de la sanidad rural, cuestionada por PP y PSOE. ¿Mantienen su apuesta?
Es una reforma imprescindible. Nosotros nunca nos hemos dirigido a los ciudadanos, en el medio rural ni el urbano, diciendo mentiras y prometiendo lo imposible. Ya no es que sea imposible mantener el sistema actual, es que es malo. Proponemos mejorar la calidad de la asistencia, la frecuentación, el control de resultados, la dotación en enfermería, el control de cuidados, el transporte urgente… Esto no es un mal menor, es una propuesta de mejora sustancial de la Atención Primaria contra unos señores que hacen demagogia pura. No hay nada tan deshonesto como tratar con unos señores que reconocen que tenemos razón pero que quita votos. Estamos convencidos de que nuestra propuesta beneficiará a la gente que vive en el campo. Los consultorios se han convertido en un símbolo emotivo del desapego y desafección en el mundo rural que PP y PSOE utilizan de forma demagógica y es difícil de contrarrestar. Es como la última trinchera. Es una sensación de que es el último que se va, de que ya ha cerrado el farmacéutico, el bar, se va el cura. Y nosotros lo que decimos es que no son los últimos que se van, sino que vamos a reformar y mejorar la calidad asistencial, pero el servicio no es el edificio, sino que lo prestan lo sanitarios.
¿Puede ser un problema a la hora de negociar después del 13-F?
Estoy seguro de que no. No hay ningún representante sanitario de PP y PSOE que esté en desacuerdo con lo que nosotros decimos cuando nos sentamos a hablar. Y cuando pasen las elecciones se abordará seguro, porque hay que hacerlo, y bien, no hay otra opción. Se va a utilizar en campaña, cuando prometen las mismas cosas de siempre, como van a pastar con el carromato y la bolsa de caramelos por cada pueblo.
Alguna cuestión por las que en un mes sabremos que Ciudadanos tiene capacidad de decisión en el próximo gobierno.
Que no cuente con nosotros quien crea que queremos ser decisivos si por ejemplo tenemos cinco procuradores. Queremos entrar en el gobierno. Lo intento dejar claro. Voy a gobernar con quien más me deje. Me presento para gobernar, no para prestar mi grupo.
En el ámbito más personal, ¿es usted un candidato despechado?
No, no, yo no he tenido ninguna relación sentimental con el presidente Mañueco (risas). Yo soy un candidato enfadado, que pide respeto para los ciudadanos, y creo que se ha cometido una falta de respeto; y eso me irrita. Pero despechado no. Tengo una mujer que me quiere mucho.
¿Es más difícil saber ganar o saber perder elecciones?
Es igual de difícil, porque hay que tratar a los dos impostores de igual manera, ya lo decía Rudyard Kipling (autor del Libro de la Selva). Hay que saber aguantar el triunfo y la derrota. Hay que tener claro que nuestro proyecto político es útil para la gente, porque creemos en su bondad para la Humanidad. Ambas cosas son peligrosas y un valor muy en desuso en política es la constancia.
Cuando el desánimo le atenaza, ¿a quién escucha?
No me pasa nunca eso. Pero durante los días de Gobierno hemos tenidos jornadas difíciles, en los que la gente que te rodea te echa una mano. Están mis compañeros de partido, pero básicamente quienes sujetan mi vida son mi mujer e hijos, quienes dan sentido a la vida de uno. No estaría aquí si no tuviera la mujer que tengo.
Se ha ganado el aplauso de escritores, periodistas, profesionales, artistas y políticos en una carta enviada esta mañana, ¿se apoya en este tipo de espaldarazos para impulsar su trabajo?
Cuando te falla el sentimiento, que me pasa pocas veces, hay que sujetarse a la razón, a la que representa esta gente. Lo bueno de esta gente que ocupa este espacio es que apela más a la razón que al sentimiento; más a la racionalidad que al combate. Este país necesita gente con análisis racional, poder hablar con todos, y no ser un traidor por hacerlo con el de enfrente. Esto es lo que nosotros intentamos, una Comunidad mucho menos sectaria, menos conservadora, que es el principal problema de esta tierra. Siempre digo que es tan conservadora que hasta el PSOE es conservador.
Por último, algo que nunca olvidará de esta pandemia en el plano personal y algo que eche de menos de la vieja normalidad.
Echo de menos salir a la calle y entrar a los sitios sin mascarilla, no ver la sonrisa de la gente, el contacto visual y físico. Y algo que no olvidaré es el día de la crisis de los suministros, cuando pedimos ayuda y la reacción de la gente. Es tan emocionante cuando estás tan desesperado que solo puedes pedir ayuda y se nos acercaron empresarios y particulares con una bolsa de guantes y mascarillas. Fue muy buena gente. Otro momento terrible fue el día que falleció un médico por COVID y me llamó Verónica Casado, una situación de culpabilidad muy difícil de explicar; de que no has estado allí, de que no les has protegido; y esto se hace muy cuesta arriba.