¿Cómo han evolucionado las ciudades en movilidad y alimentación tras un año de pandemia?
Greenpeace ha respondido a esta pregunta en el análisis Ciudades en pandemia, un año después que presenta hoy. La organización califica este año de oportunidad perdida para mejorar las ciudades tras el confinamiento, aunque valora la ambición de aquellos ayuntamientos que han aprovechado este periodo para impulsar cambios como peatonalizaciones permanentes, nuevos carriles para bicicletas o transporte público o para fomentar los huertos urbanos y la venta de productos agroecológicos.
«Las ciudades tienen muchos puntos débiles que nos afectan diariamente y que se han evidenciado durante la pandemia. Quizá este último año hayamos podido apreciar más el hecho de contar con parques, avenidas o aceras de anchura suficiente para caminar de forma segura o la garantía de que íbamos a tener alimentos que poder comprar», ha declarado Alba García, responsable de la campaña de Ciudades de Greenpeace: «Sin embargo, la mayoría de ayuntamientos siguen sin apostar por la ampliación del espacio público en detrimento del coche o por aumentar la capacidad de autoabastecimiento de las ciudades o de sus redes de producción sostenible más próximas».
Hace casi un año, Greenpeace publicó el informe Las ciudades en un mundo post-covid, que ponía de manifiesto las oportunidades que estaban surgiendo para transformar las ciudades para las personas y las medidas necesarias para ello. Sin embargo, la transformación de las ciudades en España no ha sido suficientemente relevante comparado con lo que han experimentado otras capitales, como París, Bruselas o Milán.
Hay ejemplos positivos de transformaciones que se han ido sucediendo tímidamente y sin mucho acompañamiento de otras ciudades, como el de Valencia en espacio público, perotambién hay ayuntamientos que han dado graves pasos atrás -es el caso de Madrid o Vigo en espacio público o de Madrid con respecto a los menús para familias vulnerables- que suponen un obstáculo para que las ciudades del futuro afronten la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad desde la resiliencia.
Para este estudio, Greenpeace se ha centrado en dos aspectos en concreto: la movilidad, que ha sido la actividad más restringida por el coronavirus, yla alimentación, un aspecto clave para afrontar una pandemia mundial. Para ello, la organización ecologista ha analizado las medidas implementadas en cinco ciudades (Barcelona, Sevilla, Vigo, Valencia y Madrid) y diversos aspectos destacables en otras ciudades.