La fiesta comenzó a primera hora de la mañana, cuando el párroco, acompañado de dulzaina y tamboril, fue a buscar a las alcaldesas María Fuencisla García Tejedor y Beatriz Fernández Gómez a sus respectivos domicilios mientras repicaban las campanas en la iglesia parroquial. Zamarramala ha celebrado su tradicional fiesta de Santa Águeda en un día en el que a pesar de que el tiempo no ha acompañado, no ha impedido otorgar honores a la Santa, a quien han acompañado las autoridades segovianas en su procesión.

La escritora Carmen Posadas ha recibido el premio ‘Matahombres de Oro’ en la tradicional fiesta por su defensa de los valores de la igualdad entre hombres y mujeres. Posadas fue galardonada con este premio que simboliza el alfiler que las féminas de Zamarramala llevan prendido en el traje típico y con el que cuenta la tradición, ahuyentaban a los hombres durante los bailes festivos.

La entrega del premio fue el acto central de la Fiesta de las Alcaldesas de Zamarramala, declarada de Interés Turístico Nacional, que se celebra desde hace 781 años en este barrio segoviano, en la que es tradicional que las mujeres ejerzan simbólicamente el mando sobre los hombres.

La ganadora del premio Planeta por la novela ‘Pequeñas infamias’, quiso centrarse, en su intervención, “en lo que nos une a hombres y mujeres”.Y, con esta idea, quiso llamar la atención de que en la legendaria conquista del Alcázar de Segovia las mujeres utilizaron sus armas de mujer contribuyendo así a lograr la plaza. Posadas afirmó que aquella fue “una colaboración en la que ningún sexo fue más importante que el otro”. “Espero que el gran alfiler que recibo de las mujeres no sirva para dirigir a los hombres, sino para interpretar juntos una misma melodía», subrayó.

Tras la entrega del galardón, la Ronda Segoviana, fue la encargada de pronunciar el pregón de la fiesta, en el que el grupo folclórico compuso una canción al efecto.

Por su parte, la Agrupación de Hosteleros Segovianos recibió el título de ‘Ome bueno e leal’ por su labor de apoyo y colaboración con las fiestas de Zamarramala. Recogió el galardón su presidente, Cándido López.

 

Una fiesta de tradiciones

A la entrada del pueblo, se llevó a cabo el tradicional juego de banderas y la escolta de alabardas arrebatadas antaño durante la reconquista del Alcázar, para después regresar a la iglesia parroquial donde tuvo lugar la misa solemne en honor a Santa Águeda. La fiesta concluyó con la quema del “pelele”, un muñeco elaborado con paja en el que las mujeres simbolizan los defectos más significativos del hombre.

Según la tradición popular, la fiesta se celebra desde hace 771 años, para celebrar la hazaña realizada por las mujeres de Zamarramala, quienes con sus mejores galas, lograron entretener a los moros que ocupaban el Alcázar segoviano, mientras sus esposos reconquistaban la fortaleza, armados con sus utensilios de labranza.

Las zamarriegas llegaron a ser símbolo de las mujeres castellanas, haciéndose famoso el dicho de «Señores: fagan paso, que pasa una hembra de Zamarramala».

Durante la fiesta de Santa Agueda, uno de los protagonistas es la popular «tajada» de chorizo cocido al vino, manjar del que se consumen unos 1.800 kilos, según los hosteleros del barrio, así como 1.000 litros de vino y 500 hogazas de pan.

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