El consultor y economista Emilio Duró defendió hoy en Segovia el optimismo como la vía más rápida hacia la felicidad, hacia un verdadero éxito que no puede basarse en objetivos meramente profesionales, aunque las probabilidades de alcanzar esas metas también sean mayores con un “coeficiente emocional medio” más alto.

Con un discurso tan sencillo como dinámico y vitalista, el experto en liderazgo llamó a afrontar los problemas sin victimismos y puso como ejemplo la actitud de la sociedad española ante la crisis actual: “Cualquier otra civilización que hubiese vivido hace 100 o 200 años ya se hubiese levantado ante los casos de corrupción o la hambruna”, sentenció.

Duró lanzó estas y otras reflexiones ante un abarrotado Teatro Juan Bravo con su conferencia ‘La gestión de la ilusión y el coeficiente de optimismo en épocas de cambio’, organizada por la Asociación de Jóvenes Empresarios de Segovia. Una charla que, con ligeros cambios, agota aforos en toda España desde que se convirtió en un fenómeno mediático tras arrasar en internet con el vídeo de una conferencia que ofreció en Galicia hace cinco años.

El considerado ‘gurú del optimismo’, experto en liderazgo y gestión de la inteligencia emocional, comenzó sin embargo transmitiendo malestar entre la prensa al prohibir (según la organización) la entrada de fotógrafos y cámaras al teatro segoviano sin previo aviso, a pesar de que su reputación se la deba precisamente a la difusión de sus conferencias a través de la red y los medios de comunicación convencionales.

Después, ya con las luces apagadas y sin poder evitar algún que otro flash furtivo, se ganó desde el principio a un público cautivado por la insultante sencillez de su mensaje, simple en apariencia pero a la vez difícil de aplicar en estos tiempos en los que, como él mismo reseñó, “la sociedad vive demasiado preocupada de las cosas superficiales”.

“Nos hemos convertido en la generación de Tuenti y todo esto, 40 caracteres. Hemos hecho un mundo donde todo va rápido. Ves el Telediario y lloras con un niño que se está muriendo de hambre y a los dos minutos, estás cantando con tu equipo de fútbol que ha metido un gol”, advirtió. “Nos hemos quedado tanto en la superficialidad, tanto, que ese es el motivo por el cual España no está indignada. Cualquier otra civilización que hubiese vivido hace 100 ó 200 años ya se hubiese levantado, con los casos de corrupción, la hambruna… ya hubiese habido una revolución”.

Pero “el cerebro se ha aplanado, pasas de un estado de ánimo a otro en segundos. Estamos en una sociedad donde todo es tan instantáneo que hemos dejado de vivir la profundidad de las cosas”.

A lo largo de su intervención, Duró trenzó un monólogo en el que alternó experiencias personales con anécdotas, elocuentes chistes y bromas que conformaron un potente discurso. Y dejó frases al público segoviano de sobra conocidas por quienes han visto sus vídeos en la red, donde acumula millones de reproducciones, más de diez sólo en Youtube. “Pasamos la vida sufriendo por el pasado y el futuro mientras dejamos de lado el presente”, “no hagáis tanto caso a los paranoicos que tienen todo planificado”, “al final somos como los cerdos, luchamos por ser dominantes”… Porque el “modelo de éxito” que propugna pasa por tener muy claro “lo que de verdad importa en la vida”.

“Si estás a las 7 de la mañana en el AVE o en el puente aéreo no eres un ‘winner’”, destacó Duró, quien subrayó que “el 99 por ciento de la población no vive en la empresa y sobrevive”. Aunque él no siempre pensó así, cuenta que cambio el chip cuando, siendo un joven directivo de éxito de una empresa de yogures, pasó del estrés a la antesala del infarto con apenas 32 años.

Hoy también va sobrado de éxito, pero como ‘coach’, aunque reniegue de ese calificativo que se ha ganado por su condición de mediático motivador y ‘profesor’ solicitado por escuelas de negocios y empresas de referencia que le demandan clases magistrales de motivación y liderazgo.

 

Apuesta por “lo que de verdad importa en la vida”

“No quiero tener éxito, porque el puto éxito hace que no pueda arropar a mi hijo por la noche”, confesó el consultor catalán: “Si le dices a tu hijo que lo más importante es el trabajo, él te acabará dejando en el asilo para poder dar prioridad al trabajo”. Y de los más pequeños extrajo precisamente la esencia de su filosofía: “Tú preguntas a un niño qué quiere ser, y te dice que feliz. El modelo de éxito que funciona es ese”. O lo que es lo mismo, apostar por “lo que de verdad importa en la vida”.

Y el rosario de conocidos mensajes y lúcidas frases, propias o adoptadas, que integran su discurso de los últimos cinco años prosiguió: “El 98 por ciento de las cosas que nos preocupan en la vida ni pasan ni pasarán”; “no pospongáis nada en la vida”; “ayer es una historia, mañana es un misterio, hoy es un regalo”… Aunque para seguir sus consejos se hace imprescindible dejar de lado el victimismo.

“Si uno lleva 20 años de conserje por algo será, si llevas 20 años sin que te asciendan en la empresa por algo será. Desde pequeños siempre culpamos a los demás, decimos ‘me han suspendido’ (en lugar de ‘he suspendido’), cuando aprobamos, ‘he aprobado’, y luego a hablar del sistema educativo”.

En resumen: actitud positiva y capacidad para relativizar los problemas y aclarar las verdaderas prioridades de la vida, una receta de sobra conocida para ser feliz, pero con unos ingredientes que hoy, con razón o sin ella, le cuesta encontrar y reunir al ciudadano.

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