«Hay muchos pueblos bonitos, con encanto, históricos… pero sólo algunos son Mágicos». Y uno de la provincia de Segovia, solo uno, está incluido en el Mapa de los Pueblos Mágicos de España. Por ello, es el pueblo mágico de Segovia. Y, además, tiene un castillo «rosa».
«Los orígenes de Turégano están en relación con el yacimiento hallado en el Prado del Burgo, junto a las instalaciones deportivas, que se remontan al Bajo Imperio Romano y que podrían anunciar la existencia de una villa», relata el consistorio de Turégano.
«Con la conquista de Sepúlveda por Fernán González en el año 940, se presupone también la reconquista y repoblación de Turégano, pero es el 1123 cuando encontramos la primera mención documental a la villa en el documento de donación por parte de la reina doña Urraca de Castilla», continúa.
Además, detalla que «parece que esta donación es por propia del obispo, indicando la posición privilegiada del lugar, en pleno centro de la provincia de Segovia, una población asentada, seguramente que en la zona del Burgo e importantes ingresos económicos. A partir de este momento la villa de Turégano queda ligada a la figura del obispo, siendo este su señor, que la convertirá en cabeza de su señorío».
Durante el siglo XV, la importancia de Turégano como sede episcopal se hace más latente.
Posteriormente, en el siglo XVI se debilita el poder temporal de los obispos que fueron enajenando casi todas sus villas, excepto Turégano y Mojados, pero igualmente conllevó para éstas un lento declive.
Ya en el siglo XVIII la villa resurge económica y demográficamente. A principios del siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia Turégano fue ocupada por los franceses por su importancia estratégica.
Con el siglo XX se trazaron nuevas calles, se construyeron fábricas de harinas, se reformó el teatro y se fundó el casino.
El 24 de septiembre de 1965 se produjo un incendio que en tan solo ocho horas arrasó con cien casas de humildes labradores. Este hecho tuvo mucho eco a nivel nacional, realizándose muchas acciones solidarias para la reconstrucción del barrio.
«En 1972 se agrupan los términos de Turégano y La Cuesta, creándose un mosaico de paisajes, de historia y de monumentos que lo convierten en un enclave privilegiado», concluye.
¿Qué hace ‘mágico’ a un pueblo? Diez razones
La calidad urbana del pueblo es uno de los requisitos para formar parte del Mapa de los Pueblos Mágicos.
Contar con monumentos históricos y religiosos destacados, así como museos o centros de interpretación son otras de las condiciones para pasar a formar parte de esa red.
Además, disponer de espacios naturales, miradores y paisajes, o rutas y senderos son un plus.
También la gastronomía tradicional y los productos locales aportan un toque mágico a estos pueblos.
Por último, también merecen mención especial las fiestas y tradiciones, de las que se valora «especialmente la posibilidad que tengan los visitantes de participar, de vivir la fiesta o evento y lógicamente tenemos en cuenta aquellas que ya disponen de un sello de calidad y están declaradas como Fiestas de Interés Turístico, en sus distintos grados», detallan en su web.
Pueblos Mágicos en Castilla y León
En Castilla y León, 22 localidades conforman el Mapa de Pueblos Mágicos.
De ellas, cinco pertenecen a la provincia de Ávila. Concretamente, son La Adrada, Madrigal de las Altas Torres, Mombeltrán, Piedralaves y El Tiemblo.
En Burgos, figuran tres: Espinosa de los Monteros, Peñaranda de Duero y Santa Gadea del Cid.
En el caso de la provincia de Soria son cuatro. Se trata de Almazán, San Esteban de Gormaz, Duruelo de la Sierra y Castillejo de Robledo.
Al igual que en Segovia, León también cuenta con un único pueblo mágico, Sahagún.
La provincia de Valladolid suma tres, Castronuño, Peñafiel y Tiedra.
Los pueblos mágicos de Palencia son Becerril de Campos, Ampudia y Brañosera.
Toro, en Zamora; Cepeda, en Salamanca; y Turégano, en Segovia completan la lista de Pueblos Mágicos en Castilla y León.
* Fotografía de Manuel Martín Vicente – Flickr: Otras imágenes de Turégano, CC BY 2.0,