La noche del sábado 27 al domingo 28 de octubre tal vez sea una fecha que se recordará en la historia de lo cotidiano. Porque puede ser la última vez, o una de las últimas veces, que hagamos un gesto que ha vivido con nosotros desde siempre dos veces al año: atrasar o adelantar el reloj para asumir los horarios de verano o de invierno. La madrugada de este domingo finaliza el horario de verano y se dará paso al horario de invierno, con el retraso del reloj una hora, de manera que a las 3.00 horas serán las 2.00 horas.
Según informó el Ministerio para la Transición Ecológica, dado el debate que la aplicación del cambio de hora suscita entre amplios colectivos sociales, en los últimos años se han realizado diversos informes que han tenido en cuenta no sólo aspectos relacionados con el posible ahorro de energía, sino cuestiones relacionadas con la necesidad de armonización de horarios, la seguridad vial, las condiciones de trabajo o las repercusiones sobre la salud.
Dichos informes coinciden en señalar que los beneficios del cambio de hora son, en cualquier caso, difusos. La polémica en torno al cambio de hora ha llevado a la Comisión Europea a lanzar a nivel europeo una consulta pública para opinar sobre el cambio de hora y sus preferencias.
En los resultados, no vinculantes, más del 80 por ciento de los ciudadanos españoles que participaron valoraron el cambio de hora como una experiencia negativa y se adherían a la opinión mayoritaria manifestada por sus vecinos europeos de mantener el horario de verano.
En España se ha creado un comité de expertos, liderado por la Secretaría de Estado de Igualdad, del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, en el que están representados distintos ministerios y colectivos sociales, para analizar el impacto que tendría la decisión de adoptar de forma permanente el horario de invierno o de verano.
“Los resultados de este análisis serán tenidos en cuenta por el Gobierno para tomar la decisión sobre el huso horario que España deberá adoptar de forma permanente en el año 2019, para el que se tratará de buscar el consenso de todos los grupos parlamentarios”, indicó el Ministerio que dirige Teresa Ribera.
Directiva europea
El cambio de hora en Europa, que se rige por una directiva comunitaria que afecta a todos los países miembros de la Unión Europea, comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años.
Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido los últimos domingos de marzo y octubre (en marzo se adelanta la hora y en octubre se retrasa).
Según las estimaciones facilitadas hasta ahora por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae), el ahorro en iluminación propiciado por el cambio durante los meses en los que éste ha tenido efectos, de marzo a octubre, podría haber alcanzado el cinco por ciento, equivalente a unos 300 millones de euros.
De esa cantidad, 90 millones corresponderían al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de seis euros por hogar, mientras que los 210 millones de euros restantes se ahorrarían en los edificios del terciario y en la industria.