Cuando Castilla y León daba sus primeros pasos, allá por 1983, ellos ni siquiera habían nacido y, quizá, sus padres todavía no habían pensado tener descendencia. Pero hoy, 30 años después, ellos representan a esos jóvenes brillantes que se esfuerzan día a día por que la Comunidad sea aún mejor. Son el futuro, serán los profesionales del siglo XXI y quienes tendrán que sacar adelante los próximos 30 años de Castilla y León. Sara, Jorge, Luis o Miriam son algunos de los últimos Premios Extraordinarios de Bachillerato de Castilla y León con los que la agencia Ical ha querido hablar para que imaginen y sueñen cómo ha de ser esta tierra dentro de tres décadas y para que muestren sus anhelos de cara al futuro en el que ellos tendrán que tomar las riendas. Hoy, ya desde la universidad, confían en el potencial de Castilla y León para salir adelante en la actual situación, se muestran reivindicativos en la necesidad de que exista más unidad entre provincias y piden que esa unión sirva para salir adelante.

Beatriz Moreno, en Segovia

Para Beatriz Moreno, segoviana y estudiante de Derecho en Madrid, Castilla y León es una comunidad con capacidad y recursos para llegar a desarrollarse enormemente, sin embargo, desde su punto de vista, “actualmente la población está muy envejecida y está siendo afectada, al igual que las otras comunidades, por los fuertes recortes en los ámbitos de educación, sanidad y cultura”.

Si mira hacia el futuro, opina que de cara a los próximos treinta años es “importantísimo que se fomente la educación como base para el desarrollo, dando importancia a becas y proyectos que apoyen a los jóvenes estudiantes”. Además, ella incide en “no olvidar que con la cultura se forma la identidad de las personas, promoviendo el arte, la música, el teatro, el cine… y sobretodo que no sea para quien pueda pagarlo, sino que sea accesible para todos, y haga que nos sintamos orgullosos de tenerlo y lo mantengamos para siempre”.Afirma que la gustaría vivir en 2043 en Castilla y León porque, dice, “a pesar de que quiera trabajar y vivir gran parte de mi vida en el extranjero, no descarto vivir en Castilla y León si me ofrece las posibilidades que yo busque en ese momento, pues es un buen lugar para tener una vida estable y en familia”.

Sara de Blas, en Ávila.

La abulense Sara de Blas dibuja una Comunidad que ofrezca más posibilidades laborales, especialmente a los jóvenes, para que no se vean abocados a abandonar su tierra por falta de oportunidades. Apuesta por que se cuide más a esas nuevas generaciones que se están formando ahora para que su talento no tenga que emigrar. “Tendrían que invertir más en nosotros porque se supone que somos el futuro, los encargados de sacar adelante todo esto y estamos un poco olvidados”, lamenta al referirse sobre todo a los recortes en educación y a medidas como la supresión de becas, consecuencias de haber usado el dinero “de forma incorrecta”

De Blas cree en una Comunidad, en el vasto sentido de la palabra, y rechaza la devolución de competencias al Estado porque el camino siempre será más fácil con un Gobierno cercano capaz de atender a las peculiaridades de su territorio y otorgar a sus ciudadanos una “atención especializada”. “Las comunidades necesitan labrarse su futuro y tener su autonomía para superarse y desarrollarse”, afirma. Esta abulense, estudiante en Salamanca de Traducción e Interpretación, también apuesta por potenciar el sentimiento castellano y leonés. Para ello considera que la clave está en un mejor conocimiento de la Comunidad, no solo a través de los libros sino sobre el terreno. Acercarse a otras provincias, a sus gentes, ayudará a generar lazos que unan más a los habitantes de Castilla y León, una tierra con un ingente patrimonio cultural, artístico e histórico que debe reivindicar su lugar. “Hemos sido mucho más importantes de lo que somos ahora”, lamentó.

María García Arauzo, en Burgos

María García Arauzo, burgalesa de 19 años, confía en que Castilla y León mejore en los próximos años y permita que los castellanos y leoneses que ahora se forman dentro y fuera de la Comunidad puedan trabajar en un futuro cercano en la comunidad que les vio nacer. Estudiante de primer curso de Biotecnología en la Universidad de León, afirma que le produce un alto grado de tristeza comprobar que Castilla y León es una región cada vez más envejecida. «El otro día escuché a mi abuela hablar con una amiga y le comentaba lo solos que se están quedando los ancianos en muchos municipios. Que nadie apuesta por quedarse en esta tierra si no hay alternativas», declara.

Precisamente, son alternativas las que esta burgalesa demanda a los encargados de mantener el texto normativo. «Que haya personas capaces de crear empleo y riqueza en Castilla y León para que los jóvenes podamos crecer, trabajar y vivir aquí». Un deseo al que suma la conservación de una riqueza patrimonial e histórica sin la cual «Castilla y León no sería Castilla y León».

Miriam Fernández, en León

Para la leonesa Miriam Fernández, la actual crisis económica parece poner en peligro las autonomías, pero recuerda que en 30 años Castilla y León ha demostrado que es capaz de coordinar todas sus responsabilidades. Aunque reconoce que el Estatuto ha servido para unir a unos habitantes que no solo tienen un territorio geográfico en común, sino que comparten una tradición histórica, una cultura y unos intereses y derechos, todavía existen “resquemores” entre provincias que deberían de atajarse. “Como leonesa que soy, he visto y sentido ese resquemor de los leoneses hacia los vallisoletanos y viceversa, que escapa a mi entendimiento. Disputas por el pasado, por la antigua gloria aparentemente arrebatada; los tiempos cambian y nosotros con ellos. Lo importante no es el lugar en el que se sitúan las Cortes de Castilla y León, lo principal es que ahora no somos distintos, todos somos uno, más fuerte y más unido. Esto es lo que el estatuto de autonomía debería también reflejar, no se trata de un juego de poder, si no de una “asociación”, una fusión cuyo único objetivo es y será el bienestar de los castellano y leoneses. Para Miriam el estatuto debe reforzar los lazos de unión entre los residentes de las nueve provincias, sin que por esto se sientan separados del resto de españoles”, apostilla.

Otro leonés, David Álvarez, recuerda que, a pesar de la crisis, la Comunidad cuenta con personas muy trabajadoras que demostrarán que “los mejores días de Castilla y León no quedaron atrás en el tiempo”. Sobre el futuro, David cree que la perspectiva que se vislumbra es positiva. A su juicio, el turismo contribuirá a que la economía mejore y advierte de que habrá que prestar atención al problema del envejecimiento de la población, que podría agravarse en los años venideros. “Creo que el trabajo y el optimismo de los ciudadanos de nuestra Comunidad son vitales para que mejore e, indudablemente gracias a eso, dentro de treinta años Castilla y León estará en una envidiable situación. No sólo eso, estará en continua mejoría”, subraya.

Raúl García del Río, en Palencia

Raúl García del Río, palentino de 18 años y en el último curso de Conservatorio de Música, considera que el futuro de la Comunidad en unos años pasa por destinar más inversiones a la investigación y las nuevas tecnologías. “Tenemos buenas universidades y la mejor forma de sembrar y dar una salida laboral a los jóvenes pasa por formarles adecuadamente. Con ello aumentan la posibilidades de que se queden aquí y haya emprendedores, sin tener que optar por emigrar a otros lugares de España o el extranjero”, arguye. Tras obtener el mejor expediente de Bachiller hace un año en el Instituto Alonso Berruguete de la capital, Raúl apuesta por dedicarse a la ingeniería biomédica el próximo curso, previsiblemente en la Universidad Politécnica de Madrid. “Es evidente que Castilla y Leòn tiene una población envejecida y que faltan oportunidades laborales. No obstante, con titulaciones adecuadas y más laboratorios para investigar que sí hay en otros lugares, podrían crearse en el futuro empresas paralelas animadas por una mano de obra cualificada y que, los que se han tenido que ir, regresen a trabajar a su tierra”, sostuvo.

Claudia Vivas, en Salamanca

Claudia Vivas tiene 18 años, pero las cosas muy claras. Es una joven reivindicativa, luchadora, que no duda en reclamar una movilización ciudadana “antes de que sea demasiado tarde”, ante unos políticos que a su juicio dejan mucho que desear y que además están “desmantelando” el Estado del Bienestar, que “tantos años de lucha costó construir”. A pesar de su brillante expediente académico, no se muestra optimista ante las perspectivas de futuro de los jóvenes, que como ella, ahora se esfuerzan por labrarse un porvenir. Cree que las cosas empeorarán para los castellanos y leoneses, sobre todo por “los recortes y la destrucción de empleo en el sector industrial y primario”.

Además, denuncia que el Gobierno regional no ha llevado a cabo “ninguna medida para fomentar el empleo juvenil” y a esto se suma la caída en la inversión en I+D+i, que es lo que en su opinión, “acaba dando trabajo” a los universitarios y los jóvenes. Por este motivo, manifestó que Castilla y León “es una comunidad anclada en el pasado y que piensa más en sus mayores que en las nuevas generaciones”. Por último, esta joven salmantina confiesa que cuando se imagina la región del futuro, le gustaría que ésta fuese una Comunidad “más próspera y que se convirtiera en un referente en cultura y tecnología”. También, desearía que ofreciera más oportunidades a los jóvenes para que éstos no tuviesen que emigrar y que los pueblos pequeños encontraran una forma de frenar la despoblación y el envejecimiento de sus habitantes.

Esther Laguna, en Soria.

Esther Laguna, soriana y estudiante de Medicina en Madrid, sueña con volver a su tierra cuando termine la carrera, pero lo que realmente quiere es que los jóvenes no tengan que irse de Castilla y León por falta de oportunidades porque es una “comunidad muy bonita”. Es más, va más allá, y desea que la Comunidad se llene de personas de otras comunidades, que consiga atraer a jóvenes de otras regiones para para “rejuvenecer la población”. También, cree que Castilla y León tiene que avanzar más en todo lo que a las tecnologías se refiere. “Castilla y León tiene jóvenes con mucho potencial que no se deberían ir”, apostilla.

Luis Cuéllar, en Valladolid

Para el vallisoletano Luis Cuéllar, 30 años después las preguntas siguen siendo las mismas: ¿Qué nos deparará el futuro? Él habla de sus deseos que pasan por reconocer que la Comunidad tiene un gran pasado, que no debe olvidarse y que tiene que utilizarse para que sus ciudadanos se sientan más unidos. “Su pasado y presente rural, lleno de sabiduría sacrificio. Una Comunidad llena de gente brillante, que debe tener la oportunidad de quedarse en su lugar de origen trabajando por sacarla adelante”, considera.

A su juicio, lo que ocurre en la actualidad tiene que servir para aprender. “La crisis y los casos de corrupción no deben ser olvidados; las cosas cosas hay que hacerlas bien, ser sensatos a la hora de gobernar e invertir sin olvidarnos nunca de la repercusión final que siempre tendrá sobre los castellanos y leoneses”. Pero al final todo se resume, a su juicio, en una de las citas de Winston Churchill «La cometa se eleva más alto en contra del viento, no a su favor», superar nuestros problemas actuales y diferencias, el esfuerzo y trabajo darán sin lugar a dudas sus buenos frutos”.

Jorge Fernández, en Zamora

No es tan positivo el zamorano Jorge Fernández, quien asegura con sinceridad que no se ve en Castilla y León dentro de 30 años. “La verdad es que se me hace extraño hablar de la situación de Castilla y León en un futuro, teniendo en cuenta los tiempos que corren. No sabemos cuando saldremos de la crisis ni cuales serán las consecuencias que esta llegue a tener en nuestra comunidad autónoma”. En su opinión, Castilla y León lleva unos años en los que realmente necesita “un cambio de orientación”, que pese a estar produciéndose, requiere de “una mayor implicación por parte de todos”. Una visión de futuro, la cual implicaría, en su opinión, “un especial interés en las nuevas tecnologías, imprescindibles en la actualidad, y de las cuales ya sufrimos un retraso en la actualidad”. “Intento adelantar treinta años en el tiempo, y, sinceramente, no me veo aquí. No creo que me ofrezca lo que yo busco. Se que es bastante apresurado, nunca sabes lo que te puede deparar la vida, pero esa es mi visión. Me gustaría que no fuera así, que Castilla y León pudiese atraer a las próximas generaciones, pero no lo veo así. Y ese es un problema que se debería solucionar», subraya.

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