El líder del Partido Popular, Pablo Casado, anunció hoy que la sede nacional de su formación, ubicada en la madrileña calle Génova, cambiará de ubicación. “No podemos seguir pagando facturas de cuestiones que ni conocemos”, sentenció, por lo que “desde hoy” la dirección “no va a volver a dar explicaciones sobre ninguna cuestión pasada que corresponda a una acción personal que no haya sido en beneficio del PP o incluso haya podido perjudicarle”, informa Ical.
En el Comité Ejecutivo Nacional del PP, Casado justificó este cambio pues considera que “no debemos seguir en un edificio cuya reforma se está investigando esta misma semana en los tribunales”. El cambio será «cuanto antes», señalaron a Servimedia fuentes populares.
Asimismo, el presidente de los populares anunció la creación de «un nuevo departamento de ‘compliance’ que establecerá mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y un canal anónimo de denuncias con absolutas garantías, a semejanza de lo que sucede en las grandes empresas”.
“Debemos apostar por una regeneración justa sin actitudes inquisitoriales, pero con claridad y firmeza ante la opinión pública. Ese fue el compromiso que me encargaron nuestros afiliados en primarias, y creo que es el demarraje que necesita el partido para llegar a nuestra meta cuanto antes”, subrayó, antes de avanzar que en otoño se celebrará una Convención Nacional del PP.
Se comenzará a trabajar “ya” mismo en esta Convención Nacional “lanzando un documento político estratégico como convocatoria abierta a los españoles, incorporando a representantes de la sociedad civil, distintos sectores y captando talento dentro y fuera del PP”. “Queremos que vuelvan los que se han marchado, queremos que vengan muchos más que nunca habían estado, queremos que no se vaya nadie, porque aquí se está creando el mejor futuro para España”, defendió.
“Siempre he defendido al PP en las peores circunstancias y en los peores momentos, donde nadie quería ir y antes incluso de ser presidente nacional. Pero defender al partido no es justificar las conductas individuales que hayan podido cometer personas concretas al margen de los órganos de dirección y del interés de los afiliados”, resaltó, haciendo hincapié en que cualquier conducta no ejemplar no forma parte del patrimonio a defender del PP.
No más explicaciones
En base a ello, avanzó que, “desde hoy, esta dirección nacional no va a volver a dar explicaciones sobre ninguna cuestión pasada que corresponda a una acción personal que no haya sido en beneficio del partido o incluso haya podido perjudicarle”. “Sencillamente no nos lo podemos permitir con el calendario judicial que se avecina”, determinó el presidente de los populares en un momento marcado por las acusaciones del extesorero Luis Bárcenas y el juicio sobre la presunta ‘caja B’ del PP.
Casado aludió a que “el coste electoral ha sido y es tremendo” por estos casos de corrupción pasados. “Y el daño para la urgente alternativa que necesita España es inasumible. Hay que dejar de preocuparnos por nuestro pasado y ocuparnos del futuro que proponemos para los españoles”, incidió.
Para el presidente del PP, “las hipotecas en política no son hereditarias”, dado que no lo han sido “para ningún otro partido y no deben serlo para el nuestro”. “No podemos seguir pagando facturas de cuestiones que ni conocemos, ni tienen nada que ver con un legado impecable de defensa de la libertad y de España, que costó la vida a 24 compañeros, y por el que otros miles han consagrado su vida al servicio público”, se reafirmó.
Centro político
Durante su discurso, Casado reafirmó su planteamiento de “ampliar nuestra base electoral en el centro político”. “Debemos hacerlo manteniendo nuestra punta de compás donde ha estado siempre, pero abriendo más los brazos para albergar a más gente, vengan del proyecto político que vengan, siempre que compartan los principios y valores constitucionales y europeístas. A eso también nos dedicaremos en la dirección nacional en los próximos meses”, aseguró.
Así las cosas, Casado llamó a “unir a una nueva mayoría alrededor de la libertad y contra el proceso de destrucción institucional, económica, social y política que impulsa actualmente el Gobierno y sus socios radicales”. “Esa es nuestra tarea, y nada ni nadie nos deben apartar de ella”, enfatizó ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP.
Casado analizó que “necesitamos unir para ganar, ganar para gobernar, y gobernar para que España vuelva al camino del progreso, de la libertad y de la unidad”. Todo ello en un contexto en el que “no hemos tenido ni un solo momento de normalidad política” por “la interminable sucesión de ciclos electorales”, a lo que este último año hay que sumar la pandemia.
Esta situación, admitió, ha dificultado el trabajo de renovación programática, por lo que el momento actual exige un esfuerzo de unidad electoral, de integración de muchos millones de españoles alrededor de una agenda nacional compartida. “Y ese proceso sólo puede liderarlo el Partido Popular”, proclamó.
Definió al suyo como “el partido de la cabeza y el corazón, no de las vísceras”. “Somos esa mayoría que habla con moderación, opina con sentido común y busca un país mejor. El partido de los que creemos en el patriotismo constitucional, el de una patria en la que caben todos, también los que no la quieren”, señaló, defiendo así que su formación es “la única alternativa a este nefasto Gobierno”.
Por ello, marcó como objetivo “garantizar un cambio tranquilo y afrontar los desafíos de una España que sale de la pandemia con profundas heridas”. “Una vez que la vacuna derrote al virus, el PP debe ofrecer un proyecto que permita recoger los escombros y reconstruir un país cuyas cicatrices son mucho más profundas de lo que la propaganda gubernamental permite ver”, trasladó Casado.
Mantener el rumbo
Tras el punto de inflexión que supuso este discurso, al anunciar el abandono de la sede en Génova, Casado llamó a “mantener el rumbo” marcado por la actual dirección: “Las velas están bien orientadas, habrá veces que soplará menos viento, o que haya peor oleaje, pero tenemos el mejor barco de toda la política española y la mejor tripulación”.
En este sentido, aprovechó para reafirmarse en el discurso de la moción de censura que impulsó Vox contra el Gobierno y de la que Casado tomó todas las distancias posibles. El proyecto del PP, enfatizó, es de “centro derecha moderado y transversal” y hay que “seguir en la centralidad” y hacer que España también lo esté para que las elecciones vuelvan a ganarse ahí y no en los extremos.
“Ni queremos ganar en la radicalidad, ni a España le serviría de nada que ganáramos desde la esquina de un campo de batalla”, destacó, antes de analizar que “el rupturismo de los radicales a izquierda y a derecha no es mayoritario, pero está organizado y activo”. “Por eso debemos activar y organizar a la mayoría silenciosa moderada y reformista”, demandó a los suyos.
Reconoció que “lo cómodo sería sumarse a las estrategias extremistas que están destruyendo nuestra convivencia y dar rienda suelta a la polarización y a la confrontación por un puñado de votos”. “Pero el Partido Popular no busca eso, no existimos contra ningún español, sino a favor de todos”, apostilló, prometiendo hacer “todo lo necesario” para “hacer posible” el partido que España pide.
Un partido “ancho y transparente, experto y renovado, unido y diverso, español y europeo”, indicó Casado. “Vamos a hacer crecer al Partido Popular dando la batalla a la fractura secesionista, a la disolución socialista y a la involución populista”, arengó a los suyos. Abundo así en que “Elegimos conscientemente el camino difícil” porque éste es “el buen camino”, arguyó.
“En esa tarea no nos sobra nadie y a ella tenemos que saber convocar a una nueva mayoría social y electoral que pronto decidirá sumarse a nosotros. Estoy seguro de que juntos lo vamos a hacer posible”, transmitió Casado, remarcando que “nadie dijo que fuera fácil” y recordando que sus predecesores tuvieron siete años y medio “para consolidar un proyecto ganador”. “Dadas las circunstancias que atraviesa España, nosotros debemos tenerlo listo en la mitad de tiempo”, remachó.