¿Qué se piensa en los institutos y colegios de Castilla y León del 23 de abril? La pregunta planteada por Ical busca una respuesta entre miembros de una generación que ha nacido ya con una Comunidad consolidada, con sus competencias desplegadas al completo y una fiesta, la que conmemora la derrota de los comuneros en la localidad de Villalar de los Comuneros, marcada en rojo en el calendario como representación de valores de libertad y justicia a los que aspiraron Padilla, Bravo y Maldonado hace casi 500 años, pero también un símbolo de aspiraciones identitarias para una Comunidad tan cargada de historia como débil en sus costuras internas.
Recorridos nueve colegios, uno por provincia, algunas conclusiones pueden extraerse: aún existe un elevado desconocimiento de lo que fueron y representaron los comuneros; los jóvenes prefieren quedarse con la vertiente de rebeldía comunera, reactualizar los valores que les llevaron a perder la cabeza e interpretarlos a la luz de los problemas actuales, y, por último, el ceremonial identitario y nacionalista no cala en esta generación, aunque echen de menos -y a veces reclamen- más sentimiento de unidad en la Comunidad.
Si en algo coinciden muchos alumnos es en la reinterpretación de los valores de libertad y lucha por sus derechos que propugnaban los comuneros. Así lo subrayan varios estudiantes de Segovia, quienes sostienen que para ellos, los gobernantes actuales tienen mucho que decir en este asunto, por lo que les piden “justicia y honestidad” para gobernar acorde a la opinión del pueblo y para actualizar sus políticas al día a día evitando que se aferren a los ideales de sus propios partidos.
“Tienen que saber para quien gobiernan”, subraya Cristina Arribas del colegio Claret. La alumna de 18 años lamenta los recortes del Gobierno y asemeja las protestas ciudadanas actuales al levantamiento de los Comuneros. “Ellos defendían su libertad y su identidad, lo que era suyo”, señala. Por su parte, y entendiendo los conflictos sociales de la actualidad, su compañero Sergio Esteban de 17 años, advierte que es necesario “trabajar en comunidad aunque sin radicalizar la libertad” .
Aunque se muestran seguros de que los valores que promovieron los héroes castellanos en el siglo XVI podrían ser totalmente válidos en la actualidad, los tres estudiantes abogan por actualizarlos. “La libertad está muy maquillada y corrompida” asegura Esteban, mientras que su compañera Cristina Arribas incide en que es necesario “aportar nuevas ideas”. Por su parte, Iván González señala que, conociendo la historia, es bueno mantener un espíritu reivindicativo, si bien alejandose de la violencia y el radicalismo.
Quizá son los estudiantes vallisoletanos los que más cerca se sienten de Villalar, bien por la cercanía física o por un mayor conocimiento de la fiesta ya que son muchos los padres que se acercan con sus hijos a la campa de Villalar año tras año. Varios alumnos de IES Juana I de Tordesillas, localidad a unos 15 kilómetros de la villa comunera, aseguran que les gusta la fiesta y la trasladan al siglo XXI reivindicando la necesidad de que los valores de igualdad y participación del pueblo presentes en la Batalla de 1521 regresen a la actualidad.
“Hay que pedir a los políticos que nos representan que nos escuchen a los jóvenes”, señala Alba García de segundo de Bachillerato, aspecto en el que abunda Rubén Galván, quien considera que “la sociedad es todavía muy autoritaria”. “Villalar está bien pero lo vemos como una fiesta”. “En su día, en la Batalla de Villalar, los comuneros reivindicaban una mayor participación del pueblo y eso se puede retomar en la actualidad. Hay que reivindicar nuestros derechos contra los abusos de la política porque eso supone la Democracia, hacerse oír porque nosotros tenemos el poder. Tenemos que tomar más poder porque hay que parar y que sepan los representantes políticos que si hacen las cosas mal tienen que hacerlo de otra forma”, añade Daniel Maeso, también estudiante de Bachillerato del IES Juana I de Tordesillas (Valladolid).
En términos parecidos se expresan Adrían Valenzuela, César Rodríguez, Sara Casas y María Santamaría del IES Félix Rodríguez de la Fuente de Burgos. Conocedores de la historia que da origen a la fiesta de la Comunidad y los protagonistas que dieron nombre a la revuelta de los comuneros, consideran que lo que ahora hace falta es “parte de esa rebeldía” que en un momento de la historia de Castilla hizo posible que el pueblo se sublevase contra el poder establecido. Asimismo, consideran que la Comunidad necesita “fomentar los lazos entre las provincias” para que los jóvenes puedan exponer su seña de identidad cuando van a otros países como sucede con asturianos o gallegos, por ejemplo. De cara al futuro, consideran que “no podrán labrar un futuro en Castilla y León si las cosas no mejoran”
Tampoco ven mucho futuro en su pueblo, dos jóvenes de Villalar, como Adrián de 15 años y Gonzalo Higuera, aseguran que les gusta mucho la fiesta de Villalar porque el pueblo se llena de gente. El resto del año, asegura Adrián, es aburrido.
Ya más lejos, desde Ávila, Gema, Denisa, Elena, Sergio y Manuela, estudiantes de Bachillerato en el IES Isabel de Castilla dicen saber que el próximo 23 de abril es “la fiesta de Castilla y León” aunque no parecen tener muy claro qué se celebra ese día. De hecho, aseguran que su identidad se liga más a ser español que a considerarse castellano y leonés. Estos alumnos opinan que el fallo está en el desconocimiento. Ninguno de ellos había oído hablar de la fiesta que se celebra en Villalar de los Comuneros así que lamentan que no les lleguen los mensajes que estos días emiten los representantes políticos y sociales. No obstante, tienen claro como quieren defender su propio ser y sentirse: consideran que la identidad debe fomentarse huyendo de la polémica con la que se defiende en otras comunidades.
En León, una provincia con formaciones políticas que abogan por la separación, los estudiantes coinciden a la hora de opinar que el 23 de abril es “una fecha importante” para que todas las provincias se “unan” en una celebración “común” y en la que se demuestre su pertenencia a Castilla y León. Los alumnos del IES Padre Isla recuerdan que “es sólo un día al año” y debería servir para “festejar realmente” que “todos formamos parte de la misma Comunidad”, tal y como explicó Adrián García, de 17 años.
Para Paula Machado, María Tejada y Clara Ramos, el 23 de abril “debería simbolizar la unión de todos”, sin embargo, destacan que sería importante que se llevaran a cabo “actos que sirvan para recordar” el porqué de esta fiesta. “Muchos de nosotros no sabemos qué es realmente lo que se celebra”.
En este sentido, Elisa Herrero, de 16 años, recordó que es una fecha que en León no se festeja “a nivel personal” y supone sin más “un día libre” en el que aseguró que “si tengo que hacer deberes los hago y si no, salgo”. En esta misma línea, Javier Sánchez destacó que la fiesta “no genera ningún sentimiento en nosotros, o al menos en la gente de nuestra edad”.
También les suena extraño a los adolescentes salmantinos el hecho de festejar una derrota. Sin tapujos, la joven Teresa López lo califica de “absurdo”. A otros compañeros suyos, incluso, ni siquiera les han llegado a explicar en clase lo que sucedió en Villalar en 1521 y, por descontado, apenas están al corriente de las tiranteces políticas que cada 23 de abril se repiten en torno al día de la Comunidad. Sin embargo, el joven Pablo del Arco sí tiene una opinión formada al respecto. A su juicio, el tira y afloja de los partidos es “un montaje, una estrategia de compaña” que no puede empeñar una fiesta que ha de ser “motivo de orgullo”.
Conozcan más o menos detalles de la historia, los jóvenes están de acuerdo, eso sí, con que se recuerde la lucha de quienes peleaban por lograr algo mejor pues “anima a luchar por lo que creemos justo, algo parecido a lo que está sucediendo ahora”. Otra cosa diferente, matiza el joven Diego Martínez, es que la fiesta de Villalar contribuya a ahondar en el espíritu castellano y leonés. Su compañera de 3º de ESO, Gala González, opina igual. Para ella el sentimiento de Comunidad “no está muy en la calle, es más cosa de los políticos”, y asegura, como Alicia Calzada, que también ve la fiesta “con cierta distancia” pese a ser consciente que en aquel pueblo de Valladolid sucedió “algo importante que forma parte de nuestra historia”. La vaguedad en los detalles no impide, sin embargo, que Elena Pedrosa reconozca que quizá todos los nacidos en la Comunidad deberían saber por qué se celebra ese día.
Más o menos cuenta lo mismo Víctor Iglesias, del colegio Maristas de Palencia, quien cree que la celebración es “positiva” pero hay que aprovechar estas celebraciones para pedir mejores comunicaciones, servicios y apoyo a los sectores primarios para las zonas dispersas. «Si no hay más apoyo para la agricultura y la ganadería nos iremos al garete al perderse las materias primas que nos alimentan y son el sustento principal para sobrevivir», arguye, al tiempo que sostiene que conoce muchos jóvenes que, como en su caso, «prefiere la tranquilidad de los pueblos y residir en ellos».
Otra de las reivindicaciones que, en su opinión, deben prevalecer en lugares como la campa de Villalar, hacen referencia a la garantía sanitaria en los entornos rurales. «Aunque la lejanía con las zonas urbanas no sea excesiva, a veces no existe un médico todos los días de la semana para atender una urgencia», explica. Víctor cree que, aunque se ha avanzado sustancialmente en los últimos años, «lo importante es seguir hacia delante sin dar pasos hacia atrás y regresar a la falta de desarrollo que Castilla y León tuvo antiguamente». «Tenemos potencial y personas muy cualificadas para llevar adelante a esta tierra», enfatiza.
«Si no hay más apoyo para la agricultura y la ganadería nos iremos al garete al perderse las materias primas que nos alimentan y son el sustento principal para sobrevivir», arguye, al tiempo que sostiene que conoce muchos jóvenes que, como en su caso, «prefiere la tranquilidad de los pueblos y residir en ellos».
Otra de las reivindicaciones que, en su opinión, deben prevalecer en lugares como la campa de Villalar, hacen referencia a la garantía sanitaria en los entornos rurales. «Aunque la lejanía con las zonas urbanas no sea excesiva, a veces no existe un médico todos los días de la semana para atender una urgencia», explica. Víctor cree que, aunque se ha avanzado sustancialmente en los últimos años, «lo importante es seguir hacia delante sin dar pasos hacia atrás y regresar a la falta de desarrollo que Castilla y León tuvo antiguamente». «Tenemos potencial y personas muy cualificadas para llevar adelante a esta tierra», enfatiza.
“Desde Soria no se potencia la idea de Villalar y los comuneros”, dice Álvaro, alumno de Bachillerato del IES Castilla de Soria, quien piensa que “en el instituto nos identificamos como castellanos pero no tenemos un sentimiento como los de los nacionalismos que surgen en otros sitios”. Mayra, alumna de 1º de Bachillerato, se identifica como soriana “y es que estamos más cerca de Aragón, La Rioja y Navarra y tenemos más contactos con estas zonas por cercanía, con lo que puede que estemos más separados de Castilla y León”. “El Duero es muy importante, y es de lo poco que nos relaciona, ya que la distancia con Valladolid es inmensa”, expresa Jaime, alumno de tercero de la ESO. Para Iván, alumno de primero de la ESO, “si estuviéramos más cerca de Villalar celebraríamos más la fiesta del 23 de abril”.
El sentimiento castellanoleonés en el sentido nacionalista del término no tiene mucha acogida entre los escolares de Zamora, aunque sí demuestran cierto conocimiento de la historia de la Comunidad y un interés especial por exponer y recordar su condición de zamoranos cuando están fuera de la Comunidad.
Andrea Temprano, de 16 años, estudia cuarto curso de ESO en el Sagrado Corazón de Jesús. Sabe que la fiesta de Villalar es la de la Comunidad y le llama poderosamente la atención que se celebre una derrota. “En otras comunidades se celebra que se gana y aquí celebramos que se pierde. Es algo curioso”, dice.
Andrea presume mucho más de ser zamorana que de Castilla y León y destaca cómo en otras regiones siempre sale a relucir el carácter de la tierra “con más fuerza” que aquí. “Oigo mucho ‘soy asturiano’ o ‘soy gallego’ o ‘soy catalana’ pero nunca he oído ‘soy castellanoleonés’. Esta región es muy grande y da la impresión de que Soria, por ejemplo, nos resulta lejana, aunque compartamos la comunidad”, explica.
Ana Lozano, de 17 años, que estudia segundo de Bachiller en la Medalla Milagrosa, asegura que no le ve demasiado sentido a la fiesta de Villalar porque, en realidad, “se está celebrando una derrota”, comenta. “Yo nunca he dicho que sea de Castilla y León salvo que no sepan dónde está Zamora”, precisa.