En la revista de prensa de hoy, en lugar de echar un ojo a los medios, he elegido unas líneas de un libro más que recomendable para conocer como funcionan las instituciones por dentro. Antes de empezar a temblar ante el descomunal aburrimiento que podríais imaginar detrás, debéis saber que el autor, Derk-Jan Eppink, cuenta su vida y andanzas en la Comisión Europea evitando dejar la más mínima traza de sopor comunitario. Además, es una manera de agradecer a mi amiga Joana su regalo, ya que ella es la que me dio el libro, que es “Life of a European Mandarin” (Ed. lanno).
Por cierto ella, corresponsal polaca de la revista Newsweek para la edición de su país, se encuentra ahora en Irlanda, donde algunas organizaciones católicas han rechazado reunirse con ella ya que sólo tienen interés en entrevistarse con medios nacionales, de cara al referéndum del Tratado de Lisboa del 2 de octubre. A estos cerrados gaélicos con el crucifijo al cuello sólo les interesa la prensa del país, ya que es el combustible que buscan para encender los ánimos de sus conciudadanos en contra de la “imposición” de Bruselas . ¡Qué amplitud de miras para una iglesia que se dice universal! Bueno, sin más preámbulos, éste es el pasaje que, precisamente, trata sobre el Imperio de la UE:
“La Princesa [la Comisión Europea] tiene sólo un arma: la ley. No es una coincidencia que sus cuarteles generales estén en la Rue de la Loi (la calle de la Ley). Sólo ella tiene el derecho de hacer propuestas legislativas para toda la UE (…). Su Imperio no es un imperio de la espada; es un imperio de reglas y regulaciones. Y durante los últimos 50 años, ha estado muy ocupada. Sumada la legislación de este periodo, conocida como la acquis communautaire, el resultado son más de 90.000 páginas…Sus leyes son más poderosas que cualquier ejército francés, británcio, alemán o ruso que jamás haya caminado por el contiente. Su trabajo es visto y sentido en cualquier rincón remoto de Europa, el cemento que une un imperio creado por la libre voluntad. Más aún, es un imperio que nunca ha conquistado otra tierra. Por contra, muchos países están todavía esperando para unirse: no sólo de Europa, sino también de Asia, y Oriente Medio…”