Los Consejos de Administración de Caja España, Caja Duero y Caja Burgos se reunirán este martes 10 de noviembre de forma simultánea, a las seis de la tarde, para decidir si inician un proceso de fusión entre las tres entidades que configuraría la sexta caja de España por volumen de activos. De este modo, y después de días de intensa negociación que el pasado viernes pareció fraguar en un acuerdo con el reparto de sedes y organigrama directivo, las cajas agotan el plazo dado por el Banco de España, que les había exigido que antes del 10 de noviembre hubiera un acuerdo formal de las cajas para empezar un proceso que debería acabar en marzo con la aprobación por parte de las asambleas del proyecto de fusión.
En las horas previas a la celebración de los consejos se ha acrecentado la incertidumbre sobre el resultado de los mismos. En la mañana de hoy el presidente de Caja Burgos, José María Arribas, envió un comunicado a los trabajadores en la que negaba que se hubiera producido acuerdo alguno y aseguraba que “durante toda la negociación no se han atendido las posiciones y propuestas” de la entidad. Arribas, además, convocó a los miembros de su Consejo de Administración, de manera informal, para analizar la situación del proceso. No obstante, Caja de Burgos ha decidido mantener la convocatoria oficial para mañana en la que se abordará el inicio definitivo de la fusión.
Reparto de sedes y organigrama directivo
La declaración que se estudiará mañana contiene la declaración formal de iniciar los pasos necesarios para llevar a cabo la fusión, pero también –y según exigieron algunas de las partes de la negociación- un documento cerrado en el que se plasman las cuestiones ‘políticas’ de la fusión, es decir, el reparto de sedes, el futuro de la obra social y el organigrama directivo de la nueva entidad. Así, en el documento acordado el fin de semana, pero que aún puede ser objeto de modificación hasta el mismo momento en que se reúnan los consejos, figura que León albergará la sede social, la presidencia y al Consejo de Administración de la nueva entidad, así como el departamento tecnológico y de informática. Salamanca será el lugar de trabajo de la Dirección General y, probablemente, la sede comercial de la Caja, mientras que en Burgos enraizarán las sedes de las empresas participadas, de la Corporación industrial, de los servicios jurídicos y área de Tesoro. Junto ello habrá otros cuatro directores de departamento, que se encargarán de funciones concretas como, por ejemplo, el departamento de riesgos. Los equipos de personal de cada una de las áreas se ubicarán en la ciudad donde esté su titular.
Además, la obra social mantendrá su descentralización y se asignará, mediante un reparto equitativo según las cifras de los últimos cinco años. En cuanto a los nombres, el candidato a la Dirección General en los primeros meses de la fusión es el actual director general de Caja Duero, Lucas Hernández, mientras que la estructura se completaría, en caso de salir adelante la fusión de las tres entidades, con dos directores generales adjuntos: Javier Ajenjo y Roberto Rey.
Caja Burgos
Una vez analizado este documento, los consejeros deberán votar si dan su visto bueno al proceso. Únicamente, los estatutos de Caja de Burgos recogen que para llevar a cabo un proyecto de fusión, éste deberá salir adelante con el apoyo de dos tercios del Consejo de Administración, si bien la reunión de mañana formalmente no aprobará la fusión sino el inicio de la misma. Las normas de Caja España y Caja Burgos no recogen nada al respecto, aunque si requieren de mayoría cualificada en las respectivas asambleas.
El presidente de Caja Burgos. José María Arribas, en un comunicado a los trabajadores de la entidad, niega que se haya alcanzado acuerdo alguno con Caja España y Caja Duero sobre aspectos de la fusión como el reparto de sedes o el organigrama, aunque reconoce que existe sobre la mesa un propuesta que contiene las “cesiones máximas” de las otras dos entidades, en un documento sobre el que “no se ha llegado al más mínimo consenso”, informa Ical.
”Durante toda la negociación no se han atendido las posiciones y propuestas de Caja de Burgos. De hecho, en reiteradas ocasiones durante todo el proceso negociador, he manifestado mi desacuerdo con importantes puntos del proyecto”, explica Arribas, quien sostiene que esta postura es la que ha trasmitido a los responsables políticos y de las cajas que han participado en la negociación.
Por último, Arribas recuerda que Caja de Burgos “es libre y autónoma en la toma de decisiones” y aún no ha tomado ninguna a este respecto de la fusión y pide tranquilidad a los trabajadores ya que “la Caja no tomará decisiones que no cumplan con los objetivos que tantas veces hemos marcado”.