El 3,2 por ciento de los jóvenes de entre 13 y 18 años de Castilla y León ejerce violencia física hacia sus padres, un porcentaje que se traduce en unos 3.300 menores, y que asciende hasta el 12 por ciento si se trata de acciones de carácter psicológico, lo que incluye agresiones verbales, amenazas y chantajes, según datos de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio Parental (SEVIFIP).
La presidenta de la Asociación STOP Violencia Familiar, Sofía Mata, hizo hincapié en los datos después de que este jueves se conociera la detención de un joven por un presunto delito de violencia doméstica tras haber agredido y mordido a su madre durante una discusión en el domicilio donde residían ambos.
Mata señaló que un año más las cifras de procedimientos judiciales por este tipo de sucesos va en aumento, pero “son sólo la punta del iceberg”, pues las las víctimas, principalmente, padres y abuelos del agresor, “muestran miedo, depresión, baja autoestima, desesperación, sentimientos de culpabilidad, censura, frustración, vergüenza y humillación, falta de confianza, ansiedad crónica y estrés”. En la mayor parte de los casos “no son ni siquiera denunciados”.
En España la duración media de las agresiones es de diez años antes de que las víctimas decidan acudir a la Policía y denunciar los malos tratos. “En un tema tan espinoso como es el de denunciar a tus propios hijos, con la incertidumbre acerca de las medidas que puede adoptar el juez de cara a decretar su libertad o internamiento, les retrae aún más a tomar la iniciativa. En definitiva, nos encontramos ante una trágica situación, familias que viven un infierno y que, generalmente no denuncian, y que, cuando lo hacen, en demasiadas ocasiones retiran la denuncia, no comparecen al juicio y perdonan al agresor”, señaló Mata.
Este tipo de situaciones ponen de manifiesto el alcance social y “no estrictamente privado de este problema y la insuficiencia de las políticas públicas”. Por ello, STOP Violencia Familiar reclamó la necesidad de “impulsar medidas de prevención y de apoyo a las familias que padecen este tipo de sufrimiento”.
La entidad tiene como “propósito brindar a la sociedad un conjunto de herramientas que, abarcando las distintas disciplinas que confluyen en tan complejo problema, educativas, jurídicas, sociales y sanitarias”, posibilite analizar, estudiar y así conocer las diferentes manifestaciones de la violencia en el entorno familiar, para poder afrontarla con las mejores armas, estableciendo estrategias y protocolos de sensibilización, prevención, detección, evaluación, formación y tratamiento dirigidos tanto a profesionales implicados como a víctimas e infractores, actuales y potenciales”. “Nos ponemos a disposición de la sociedad de Castilla y León para tratar de apoyar a quienes estén pasando por estos duros momentos”, comentó.