La historia de Rafa Montalvo es, cuando menos, atípica.

Algunos le conoceréis porque jugó en la Gimnástica Segovia, en el Unami, en La Granja o en El Espinar-San Rafael. Sin embargo, hace un par de años, dio un giro drástico a su vida. Desde entonces, se dedica a tocar el piano, su gran pasión.

Comenzó los estudios de música en el Conservatorio Profesional de Música de Segovia a las 8 años. Sin embargo, a los 17 “me cansé de la música clásica” y se decantó por la Educación Física. De hecho, además de jugar en esos equipos, también ha sido profesor de tenis o preparador físico.

Sin embargo, el run-run de la música seguía presente en su vida. A los 23 años, se puso de nuevo con el piano, “en la oscuridad”, como suele decir, mientras se dedicaba también al deporte.

Ahora, con 36, se dedica profesionalmente a la música y, aunque sigue practicando deporte porque “juego al tenis y al pádel con mi hermano”, tiene claro que su presente y futuro están vinculados a la música.

Primera oportunidad como pianista en La Palma

Las casualidades de la vida le llevaron a la isla de La Palma justo un año antes de la pandemia. Buscando empleo, le salió un trabajo como animador de hotel tocando el piano. Y no lo dudó ni un segundo, “aunque iba asustado, porque no tenía repertorio suficiente. Fíjate (dice), llegué a la isla con 16 canciones y ahora toco casi 100 versiones de canciones que me gustan”. De momento no compone, aunque no lo descarta para un futuro.

Tras casi una década de estudios profesionales musicales, reconoce que tiene buena base y técnica, pero sobre todo, “buen oído, escucho una canción y la puedo tocar al instante”.

En La Palma estuvo un año, se enamoró de la isla, pero llegó la pandemia y tuvo que regresar a casa, a San Rafael, de donde partió camino a Suiza porque “soy un culo inquieto y tras pasar meses encerrado por la pandemia, busqué empleo fuera”.

Del frío San Rafael al helador Arosa (Suiza) pasando por la Isla Bonita

El trabajo le llevó a un hotel de montaña en medio de Los Alpes, en el precioso pueblo de Arosa, a 1.800 metros de altura.

Al lado de los -20 ó -25 grados de Arosa y los 2 ó 3 metros de nieve a los que me he acostumbrado, «San Rafael (Segovia) es un continuo verano”, apunta con una sonrisa.

Al menos pasa un mes al año entre San Rafael, Segovia y Madrid pasando tiempo con la familia y los amigos.

“Mi familia flipó cuando cambié de vida, pero ahora están encantados”, comenta orgulloso. “Mi madre lo pasa algo peor, porque le gusta tener a toda la familia cerca, pero me ve contento”, añade.

Lleva en Suiza desde diciembre de 2020 y recientemente, aprovechando sus vacaciones, no se lo pensó ni un minuto cuando vio la oportunidad de ayudar a La Palma, el lugar en el que comenzó, y devolverle con música parte de lo que la isla le ofreció.

Devolver a La Palma, lo que la isla le dio

Rafa Montalvo ofreció un concierto en el Club Naútico de La Palma para recaudar fondos con destino a la Isla Bonita.

“Necesitaba colaborar de alguna manera, conocía familias afectadas y lo cierto es que, estando allí, aún sabiendo que lamentablemente son muchas las personas que han perdido sus casas, negocios y recuerdos, me quedé algo más tranquilo, ya que el volcán afecta a una parte del territorio, por lo que recomiendo que vayan a visitar la isla” y cada uno ayudemos en la medida de nuestras posibilidades.

No le ha sorprendido el temple con el que los canarios se están tomando la situación, ya que “son conscientes de que viven en una isla volcánica y, además son hospitalarios, amables, solidarios, les encanta su tierra y se ayudan unos a otros”.

Queen y Chopin. En la Puerta de Alcalá de Madrid y en la Plaza del Pilar de Zaragoza

Todos los conciertos de Rafa terminan con Bohemian Rhapsody, de Queen, “una canción especial para mi, es mi tema preferido”.

Su compositor favorito es Chopin, “con quien me tomaría un café para conversar, y luego tocar el piano juntos”. De los pianistas actuales, menciona a Lang Lang, un virtuoso del piano, sobre todo, por su rapidez de manos; sin embargo, precisa, el público también busca sentimientos y emoción en la interpretación.

Montalvo también ha participado en la iniciativa ‘Pianos en la Calle’ de la Fundación Jesús Serra, y tuvo oportunidad de tocar en en la Puerta del Alcalá, la plaza de Colón o el Museo Arqueológico de Madrid.

También recuerda con emoción sus actuaciones en la Plaza del Pilar de Zaragoza, en la Catedral de Toledo y en calles de la capital manchega.

Presente y futuro

Las navidades las pasará en Suiza, trabajando, como el año pasado, en plena temporada.

Probablemente, la próxima primavera ofrecerá un concierto en el Palau de la Música de Barcelona, cumpliendo así uno de sus sueños.

Y, dejando volar la imaginación, a Rafa Montalvo le gustaría tocar el piano en una playa o en la Antártida, sobre un bloque de hielo, “porque me gustan los espacios abiertos”.

Otro de sus sueños, es “coger un piano y tocar por las calles, porque la música une, da igual la ideología o el lugar, la música es lo importante”.

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