«Estamos a punto de cerrar un año verdaderamente extraño. El año siguiente a la declaración de la pandemia que, lejos de haber desaparecido del escenario, sigue siendo protagonista a pesar de algunas épocas de riesgo bajo, a pesar del alto índice de vacunación en nuestro país y a pesar del esfuerzo de toda la sociedad para volver a una normalidad que no termina de llegar.

En el ámbito económico y empresarial, no cabe duda de que se ha empezado a recorrer la senda de la recuperación, si bien durante el camino estamos sufriendo una especie de tormenta perfecta que nos preocupa y que vuelve más lentos nuestros pasos: a la crisis COVID se suma la subida constante de la luz, de los combustibles y las materias primas, además de los problemas de abastecimiento.

Todos esos factores explican que los resultados del PIB del tercer trimestre de 2021 evidencien una reactivación de la economía española menos intensa de lo esperado. Tras las expectativas de crecimiento que apuntaban a un notable repunte en este periodo, debido a la finalización de las restricciones y el avance de la vacunación, el PIB ha aumentado solo un 2,0% en tasa trimestral. En términos interanuales, se desacelera la tasa de crecimiento hasta el 2,7%.

Es cierto que, como dije, nuestros pasos se han vuelto más lentos en ese recorrido de la reactivación, pero también lo es que no nos hemos detenido y que por nuestra parte, como empresarios y también desde las organizaciones empresariales como la que presido, afrontamos el futuro cercano con una mezcla de optimismo, compromiso y más trabajo si cabe.

De hecho, solo hay que observar que en ese panorama general de crecimiento moderado, uno de los capítulos que han demostrado más fortaleza es, precisamente, la inversión empresarial, con un crecimiento del 3,6% trimestral en su componente de bienes de equipo. Esto significa que las empresas invierten a pesar de esas dificultades reseñadas y a pesar de las incertidumbres.

Eso es lo que nos lleva al optimismo y lo que nos empuja a ser más serios y contundentes que nunca en nuestras reivindicaciones. En materia económica, es urgente que se reduzca el coste energético para las empresas y que se evite el recurrente incremento de la presión fiscal a la actividad económica.

Estamos claramente a favor, y de hecho estamos trabajando en esta línea, de las transformaciones que marcan inevitablemente la nueva economía en el ámbito de la digitalización y la sostenibilidad. En esa doble transición, las empresas han de jugar un papel decisivo, y por tanto, se han de habilitar canales de colaboración público-privada para abordar retos tan importantes pero a la vez tan profundos. Hay que salir del escenario en el que la Administración obliga normativamente y las empresas asumen los costes para pasar a un ámbito de verdadera colaboración y corresponsabilidad. En este ámbito, reiteramos nuestra petición de que los fondos europeos sean capilares, que lleguen a la base del tejido económico que son las pymes.

En el ámbito laboral también pedimos que se tenga en cuenta ese contexto de reactivación lenta para no imponer nuevas obligaciones y nuevos costes a las empresas (ahora estamos en un escenario de inflación muy alta, y no sería bueno incrementar estos costes), porque su capacidad para mantener y generar empleo está aún muy mermada, después de un año y medio verdaderamente duro.

Quiero recordar que los buenos datos de empleo registrados en Segovia en los últimos meses, y en general en España, constatan cómo el marco vigente de relaciones laborales está favoreciendo que la recuperación económica sea especialmente intensiva en empleo. La reforma laboral de 2012 y los mecanismos coyunturales de acompañamiento de la pandemia, especialmente los ERTES COVID, inspirados en la apuesta de aquella por la flexibilidad interna, se han demostrado útiles para la preservación y el crecimiento del empleo.

De modo que nuestra postura respecto al abordaje de la modernización del marco laboral es que debe responder a las necesidades de adaptabilidad de las empresas y de formación permanente de las personas trabajadoras para afrontar los desafíos de la digitalización y la ecologización de la economía, haciendo nuestra economía más competitiva y una recuperación más rápida y segura».

Andrés Ortega García
Presidente de FES