Los toros salieron de los corrales situados junto al río Cega puntualmente a las ocho de la mañana y durante todo el recorrido la manada marchó agrupada. El encaste de los animales de la ganadería Carmen Segovia facilitó a los caballistas su conducción y realizar las habituales paradas en los descansaderos, tanto en el pinar como antes de la entrada al embudo. Tan sólo un caballista sufrió una caída en el campo, por lo que tuvo que ser atendido por los sanitarios por contusiones.

Aún con el recuerdo de las numerosas incidencias del día anterior, con dos toros anestesiados, tres caballos heridos y dos vehículos oficiales con daños, los directores de la conducción por el campo optaron por la marcha lenta para facilitar el manejo de los toros. Así se llegó a la zona del ‘embudo’ a las nueve y media de la mañana, por donde fueron descendiendo lentamente todos los animales hasta que uno de los toros se adelantó y rompió el ritmo de la marcha. Los caballistas empujaron al resto de astados al galope y entraron todos agrupados por la Avenida Camilo José Cela.

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