El alcalde de Segovia se empeña en escribir, semana tras semana, un capítulo nuevo de una historia vieja. En el fondo, es una buena manera de desviar la atención de otros asuntos de mayor importancia, como el escándalo urbanístico del concejal dimitido, o el no menor escándalo ético de las canciones del concejal no dimitido ni cesado. O, también, de las causas judiciales pendientes por la incontinencia verbal del primer edil. Incluso, de la vergüenza colectiva por la aún no reparada tropelía del teatro Cervantes, objeto de abundantes promesas municipales y ministeriales.

El hecho cierto es que, desde noviembre de 2007, el alcalde no ha sido capaz de gestionar con sus correligionarios del PSOE el apoyo estatal al Palacio de Congresos y eso que ocasiones ha tenido, que lo hemos visto junto a Zapatero y otros, pletórico y con jersey colorado, en televisión y en los papeles.

En varias ocasiones se ha puesto de manifiesto que las condiciones de colaboración de la Junta quedaron suficientemente claras ya en 2007, pero el alcalde, además, quiere imponer otras condiciones: quiere que el Presidente de la Junta haga las tareas para las que el alcalde de Segovia se ha mostrado incompetente, en el sentido de carente de aptitudes para ello, no de falta de jurisdicción.

La cabezonería del alcalde da que pensar, y mucho: “Que el Presidente de la Junta le pida el Palacio al ministro de Fomento, que si no se lo da, ya criticaré yo al ministro”. ¿No sería mejor que fuera el propio alcalde quien actuara como lo que es y se dirigiera directamente a un ministro de cuya confianza ha presumido hasta aburrir?

Viendo estas cosas, no puede dejar de sacarse conclusiones, y teniendo en cuenta ejemplos anteriores, como aquel famoso Museo de la Arquitectura que se esfumó, o ese otro organismo europeo de Tecnología, que se marchó a Cataluña (por cierto: fue apoyada y solicitada por el Presidente Herrera ante las instituciones europeas), no queda más remedio que pensar en que la actitud del alcalde de Segovia sólo obedece a una causa: Que los responsables del Gobierno de España no tienen el más mínimo interés en la construcción del Palacio de Congresos de Segovia, ante lo que el alcalde de la ciudad, que sin duda conoce esta falta de interés, se pone de perfil, elude sus responsabilidades y la crítica a sus amigos, y procura que la culpa salpique a otros, como ha sido habitual en él en tantas ocasiones.

¿Por qué el alcalde de Segovia insiste tanto en que sea el Presidente de la Junta quien haga la petición al Gobierno? ¿Por qué no la hace él personalmente, como es su obligación y asumiendo sus responsabilidades? ¿No será que el alcalde de Segovia sospecha que recibirá un NO por respuesta o, peor, que ya ha recibido el NO del Gobierno y quiere maquillar un nuevo fracaso en el cumplimiento de los compromisos?

Por cierto, y hablando de compromisos… en lo que se refiere a esas infraestructuras culturales que se reclaman a la ciudad, como aspirante a Capital Europea de la Cultura 2016, la única que estará terminada y lista para prestar servicio ya en 2011 será el Palacio de Quintanar, obra comprometida, ejecutada y financiada por la Junta de Castilla y León al 100%. En las restantes, habrá que buscar otros culpables.

 

*Luciano José Municio González, es el Delegado Territorial de la Junta de Castilla y León en Segovia.

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