Me siento en el sofá. Llevo una hora metida en el coche, intentado llegar a casa. Había olvidado que ya es otoño y la gente ha vuelto al trabajo, había olvidado que ya ha empezado el colegio, las obras, los accidentes, los gritos con la ventanilla bajada, la gente saltándose los semáforos, las motos pasando al ras de tu retrovisor. En verano, lo había olvidado todo.
Así que llego a casa dispuesta a entretenerme con lo primero que pille en la tele. Desenfundo el mando a distancia y me dispongo para una batalla cara a acara con la programación. A ver… en una cadena están discutiendo quién es el más ladrón de Marbella, y el ganador sale de una lista de más de 100 candidatos al premio. En la otra debaten si la princesa del pueblo podría ser también presidenta del Gobierno, aunque no sepa lo que es el Congreso. La película de la 2 es buena pero ya la he visto y en Cuatro hay tantos anuncios que ya no me acuerdo de lo que estaba viendo.
Rápidamente me viene una idea a la cabeza. Estoy enganchada a varias series de televisión, capítulos de 30 o 40 minutos, con una buena factura y la facilidad de verlos cuando te apetezca y sin pausas publicitarias. Me decido a ver un capítulo de Modern Family, una de las últimas que he descubierto. La historia de tres familias con sus problemas diarios, resueltos con humor y con declaraciones de los protagonistas a modo de falso documental. Pero con las series siempre me pasa lo mismo, que no puedes ver sólo un capítulo. Sus tramas y su ingenio me atrapan por completo y acabo viendo 7 del tirón. Vaya, son las 2 de la mañana!
Y por qué he cambiado la televisión por el cine?? No lo he cambiado, en absoluto. Pero yo también me apunto a esos que dicen que el mejor cine ahora se hace en la televisión. La HBO y Los Soprano, han sentado un precedente en la creación de contenidos de entretenimiento para la pequeña pantalla, con más calidad técnica y argumental que muchas películas de gran presupuesto de los mejores de Hollywood.
Mad men, por ejemplo. Vi el primer capítulo hace un año y medio y ya voy por la cuarta temporada. Una serie sobre la vida americana en los años 60, sobre la frivolidad, el machismo, el éxito y el fracaso, casi nada. La imagen es impecable, los diálogos afilados y el subtexto llega a las entrañas. Capítulos sin una acción trepidante, ni un objetivo final, sin buenos y malos, sin principio, ni final. Pero con alma.
Pero mi top-ten de las series es muy variado. También adoro Glee. Una comedia musical con personajes histriónicos y diálogos hilarantes. Tramas de amor y desamor, de jóvenes en plena edad del pavo, de padres que no saben tratar a sus hijos… y una banda sonora que no puedo dejar de escuchar!!
Rebusco en la estantería del salón y veo que hace tiempo que no sigo Breaking Bad. Una comedia sobre un tipo que se está muriendo de cáncer y trata de conseguir dinero para el tratamiento fabricando drogas. Parece un tema serio, y lo es, pero la manera de ver las cosas de Walter es tan particular que te descubres a ti mismo riéndote a carcajadas.
Lost, Fringe, Los Tudor, The office, Big bang Theory, The IT crowd, True Blood… Series cómicas, históricas, dramáticas. La lista es larga y de calidad. Creo que hoy también me van a dar las 2 de la mañana!.