Con este galardón, la FES reconoce la trayectoria empresarial de la familia Cándido, encabezada en la segunda generación por el empresario galardonado. La Federación de empresarios de Segovia considera así, que no se ha limitado a conservar el legado de su padre sino que ha impulsado nuevos proyectos como el Restaurante Pórtico Real o el Hotel Cándido.

Esta es la decimoséptima edición de los CECALE de Oro (Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León), la duodécima desde que se decidiera denominarlo como premio al Empresario Segoviano del Año y la octava como Premio José María Antona, en homenaje al presidente fallecido en 2002. Desde 1993 han sido galardonados: Mariano Herranz, Manuel Pascual Bayón, Mariano Pascual Llorente, José Víctor García Martín, Carlos Tejedor, Felipe Criado, Narciso Postigo, Octaviano Palomo, Eleuterio Laguna, Eutiquio Fraile y Dionisio Polo, Justo Muñoz, Eduardo Pérez, Carlos Herranz, José María Ruiz, Miguel Olmos y Esteban Tabanera.

 

¿Quién es Alberto López Duque?

Alberto López Duque nace en Segovia, el 24 de febrero del año 1933. Pese a que apenas sus padres Cándido y Patro acababan de tomar dos años antes la dirección de la empresa familiar del pequeño establecimiento ubicado en la plaza del Azoguejo, ya la familia tenía el que en su día sería el continuador como cuarta generación de la Familia Cándido.

Y así fue: apenas cumplidos los 10 años, las horas libres fuera del colegio las utilizaba ayudando en el pequeño negocio familiar. Su primera misión de responsabilidad fue la de traer desde el Gran Café Columba, situado enfrente del establecimiento, los cafés de máquina express que él mismo acercaría al camarero para ser servidos a los comensales.

Poco a poco se va incorporando, y desde el colegio acude directo a ayudar a los padres. Era muy joven, pero veía las dificultades que en aquellas décadas de los cuarenta tenía el matrimonio Cándido, con su madre Patro en la cocina con otras dos mujeres, y su padre Cándido esforzándose con dos camareros y un aprendiz para ofrecer su mejor servicio en el comedor.

Aquel esfuerzo de los padres le caló profundamente, haciendo de él, pese a su corta edad, una persona de gran responsabilidad.

Fue el día de los Reyes Magos del año 1946, aun sin haber cumplido los 13 años. El regalo de aquel año fueron dos chaquetillas blancas de corte que era el uniforme que en aquella época se llevaba en hostelería.

A sus 14 años, al igual que todos en aquella época al llegar a esta edad, ingresaba en el negocio familiar. Era la costumbre y la necesidad de las familias. Sus estudios y su preparación dependieron de los horarios que le permitía su trabajo. Abandonó el Bachillerato y se matriculó en la Escuela Profesional de Comercio de Valladolid para cursar los estudios de la carrera de Comercio, en su grado de Peritaje Mercantil, carrera muy corta, muy adaptada a su futuro y que le permitía hacerla de forma libre. A ello añadió sus estudios en idiomas como francés, inglés y alemán.

Su consagración fue total. Gracias a este esfuerzo, a esta fe, a este entusiasmo y esta gran vocación profesional que se unía a las de sus padres, siempre con el anhelo de ver cómo iba respondiendo la clientela, que iba aumentando en calidad y en cantidad, cómo se iban enriqueciendo aquellos libros de oro, se va planteando la familia nuevos retos: mejor servicio, más calidad, y se van forjando una magnífica plantilla, de la que muchos de ellos hoy tienen sus propios establecimientos hosteleros en Segovia. Ampliación tras ampliación, poco a poco se van adquiriendo los locales contiguos al mesón, y los inmuebles, y se van transformando con nuevas instalaciones, con la colaboración de los mejores artistas segovianos de la época. El esfuerzo es grande, durante toda esta época, porque la fama no la regalan.

Su juventud arrolladora, unida a la experiencia de Cándido, que siempre estuvo al frente de su mesón pero siempre supo delegar responsabilidades, se crea una gran clientela. La hostelería tradicional vino a unirse a nuevas tendencias, aquella clientela que visitaba el mesón desde los distintos partidos judiciales de la provincia, aquellos visitantes que venían desde la primera villa de la corte, han de ver cómo se unen nuevos clientes: llegan ya desde el corazón de Europa los primeros turistas. España, con la aparición del automóvil en sus carreteras, más al alcance de las clases medias, ha de conocer un cambio total.

Aquella pequeña ciudad que hacía cincuenta años apenas era conocida y por muchos ignorada, pasa a ser una de las ciudades más visitadas del país.

En 2009, le fue concedido por la Cámara de Comercio e Industria de Segovia el Premio Real Sello de Paños a la Empresa Centenaria.

En la actualidad, recién cumplidos los 77 años, sigue siendo el Presidente de las Empresas Familiares, dando ejemplo con su trabajo día a día a todos sus hijos y las empresas familiares.

Toda su vida han sido grandes satisfacciones y grandes sacrificios. Si bien cuando comenzó Cándido este negocio familiar dijo: “Mi lema es vajilla tosca, mantel limpio y buen yantar”, queriendo explicar que su servicio se basaba en el tipismo, en la calidad de nuestros alimentos autóctonos, y en la limpieza y el orden, añadimos a este eslogan de cándido el que hoy mantiene la familia: “La Familia Cándido, una voluntad en marcha”.

Es difícil ser un eslabón de una familia que une un pasado tan grande con un futuro tan esperanzador. Ese es el gran mérito de Alberto López: hijo de Cándido, padre de Cándido y abuelo de Cándido, amor sacrificio y entrega total a la obra familiar. Estos son sus grandes valores.

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