Cuánto te admiro, patrón de los poetas,
por tus versos henchidos de ternura;
admiro aún más al hombre y al asceta
que, luchando, llegó a más alta altura.
Ayudas a llegar hasta la meta
a las almas, con tiento y donosura
y desde un lado al otro del planeta
admiran de tus poemas la finura.
La mística te hizo contemplativo,
dando a tu pluma realismo y amor,
hasta encontrar tu Sol definitivo.
La Iglesia, que te proclamó Doctor,
descubre en ti al pastor caritativo
que le lleva seguro a su Señor.
José García Velázquez