Cada día vivimos más preocupados por nuestra salud y el gimnasio, las dietas, los planes milagrosos de última hora y el empeño de todos por lucir una silueta estupenda. Pero ¿nos hemos parado a pensar en los más pequeños?

El bombardeo constante de la publicidad en todos los medios, la influencia de sus compañeros, y la presencia de alimentos malsanos y llenos de grasas saturadas en máquinas expendedoras que incluso atraen la venta de estos productos a través de incentivos y regalos en sus envases, hace que los más pequeños se sientan atraídos hacia ellos. Toda una bomba de relojería en manos de los pequeños.

¿Hay que limitar el consumo de televisión para lograr que coman bien? Pues quizá sí, ya que, a pesar del empeño de la Administración y los organismos encargados de velar por nuestra salud, los buenos propósitos no llegan a cumplirse y los anunciantes siguen promocionando especialmente los productos menos saludables.

Es muy recomendable que los niños consuman alimentos con poco contenido de grasa, azúcar y sal y mantengan un peso saludable. Algo que parece incompatible con llevar una vida sedentaria… y con ver mucha televisión.

 

La influencia de la televisión en los niños

Lamentablemente, como la Organización de Consumidores y Usuarios ha constatado en distintas ocasiones, buena parte de la publicidad que se emite en la tele en horario infantil está reñida con una alimentación saludable… y ya se sabe que los pequeños piden a su padre lo que ven en al tele.

La situación ha mejorado en los últimos años, gracias a la presión de asociaciones , distintas instituciones y organismos como la Organización Mundial de la Salud han tomado cartas en el asunto. Pero, pese a los buenos propósitos, aún queda mucho por hacer.

Este verano las autoridades sanitarias han anunciado la adopción de medidas más severas, con el fin de fomentar una alimentación adecuada en los niños. La prohibición entraña polémica, pero lo que es cierto es que los buenos hábitos alimentarios deben educarse desde la infancia. Desde la OCU, siempre a favor de una alimentación infantil más saludable, opinamos que es preciso actuar antes de nada limitando la publicidad y demás estímulos a los que los niños son especialmente sensibles.

 

La obesidad infantil en el punto de mira

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, abordó hace un tiempo una estrategia dirigida a prevenir la obesidad infantil, actuando sobre la alimentación y la actividad física.

Una de las medidas adoptadas fue la puesta en marcha del código PAOS, destinado a regular la publicidad de alimentos dirigida a menores. Ese código incide en la necesidad de no alentar a los niños a un consumo desproporcionado, y establece que:

-La publicidad no debe inducir a los niños a reclamar a sus padres que les compren un producto.

-No debe sugerir que un producto aumentará la aceptación por parte de sus amigos, aportará prestigio u otras cualidades especiales de los personajes que aparecen en el anuncio.

-Se prohíbe el uso de personajes famosos

-Se prohíbe el emplazamiento y las telepromociones en programas dirigidos a niños.    

 

El Código PAOS fue suscrito por 36 empresas que representan el 96% de la publicidad dirigida a los niños. Hace ahora un año, la AESAN firmó un acuerdo con todas las cadenas de televisión, para que no emitieran anuncios que incumplieran el código PAOS.

Hay avances, aparecen menos anuncios y de menos productos, pero lo cierto es que las normas se siguen icnlumpliendo, como ha detectado la última prueba práctica realizada por la OCU.

 

Unos consejos…¡por ellos!

-Es preciso prohibir los anuncios de alimentos poco saludables en horario infantil.

-Evitar los regalos que inciten a los niños a comprar.

-No permitir el uso de personajes famosos reales o de dibujos animados para publicitar alimentos poco saludables.

-No promocionar alimentos poco saludables en las páginas web.

-Cuidar especialmente la promoción de alimentos en el ámbito escolar.

-Tener presente que los buenos hábitos de alimentación se aprenden en casa. Procure dar buen ejemplo. 

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