Tras un invierno muy duro para los alérgicos al polen de cipreses y arizónicas, el peor en 25 años, se vislumbra una primavera mucho mejor para los que no toleran el de las gramíneas, de manera especial en el centro de España, incluida Castilla y León, donde la intensidad de la polinización en primavera va a ser “leve”. Una tregua para los más de ocho millones de alérgicos al polen que hay en España, la mayor parte de ellos al de las gramíneas. Esa es la conclusión dada a conocer en Madrid por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) que ha elaborado su mapa de alergias de cara a la llegada de la primavera.
Se considera una polinización leve aquella en la que el recuento de polen da como resultado entre mil y 4.000 granos por metro cúbico de aire. En ese parámetro se van a situar las comunidades del centro de España. En Castilla y León se esperan alrededor de 1.500 granos de polen de gramíneas con unos 1.650 en Ávila, casi 2.000 en Zamora y 4.000 en Salamanca, la capital con más concentración. En todo caso, aseguran los expertos, parámetros bajos que no deben afectar de manera muy intensa a los alérgicos al polen de las gramíneas.
Según explicó el presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC, el doctor Ángel Moral, la ausencia de lluvia en el invierno, siempre que continúe un panorama parecido a lo largo del próximo mes, va a ser muy favorable para que el polen de las gramíneas no alcance niveles altos. En la última década “los alérgicos a las gramíneas han pasado del 35 por ciento al 74 por ciento del total; a las arizónicas del nueve al 23 por ciento; al plátano de sombra y la salsola del siete al 14 por ciento, y al polen del olivo del 30 al 52 por ciento”, aseguró el especialista.
En la actualidad hay ocho millones de alérgicos al polen en España, más de siete millones lo son al de las gramíneas. Y es un problema que va en aumento, de tal modo que se prevé que para 2030 el número de alérgicos ascienda a 12 millones. La causa hay que buscarla, a su juicio, en “el efecto de la contaminación y el cambio climático sobre los pólenes”. La emisión de partículas procedentes de las calefacciones y motores que usan combustible diésel altera la estructura del polen, haciendo que genere unas proteínas de estrés como mecanismo de defensa.
El problema, explicaron los especialistas, es que esas proteínas hacen que el polen sea más agresivo, de tal manera que aumenta la probabilidad de que pueda inducir una respuesta alérgica. Esa sería la explicación a por qué se observan más casos de alergia en las ciudades y en poblaciones cercanas a autovías que en zonas rurales. Además, explicó el doctor Moral, “los altos niveles de contaminación en las ciudades favorecen el fenómeno de la inversión térmica que impide a los pólenes abandonar la atmósfera e incrementa el tiempo de exposición a ellos”.
También el cambio climático que está alterando los ciclos de polinización de las plantas, aseguró, tiene mucho que ver con esto. Y es que, razonó, se adelanta el inicio de la floración y se retrasa el final, con lo que se amplía el periodo de polinización y, por lo tanto, el tiempo de exposición a los pólenes.
El peor invierno
Los alérgicos dejan atrás ya el peor invierno en 25 años. Las fuertes lluvias del otoño provocaron una polinización muy intensa de las cupresáceas -cipreses y arizónicas- entre los meses de enero a marzo. “Además, la ausencia de lluvia en invierno ha hecho que no se limpie la atmósfera de pólenes agravado por los fuertes vientos registrados que ayudaron a diseminarlos”, explicó el doctor Moral.
El resultado ha sido que en ciudades de Castilla y León como Ávila, Burgos, Palencia y Segovia, los niveles de polen de cupresáceas se hayan visto multiplicados por entre cinco y diez veces este invierno en comparación con el del año pasado. “Los pacientes alérgicos a este polen presentan síntomas con niveles superiores a 135 granos por metro cúbico por día” y en algunas ciudades de la comunidad, como el caso de Ponferrada, este mismo jueves, se superaron los 1.000 granos. En otros lugares del centro de la península se han batido los registros de los últimos 25 años. De igual manera, advirtió, se ha adelantado la floración del plátano de sombra y “si no llueve en los próximos días pueden registrarse también niveles muy elevados de este polen” que tiene su periodo de actividad de aquí hasta mediados de abril.