El expresidente de Caja Segovia, Atilano Soto, en su declaración en el juicio de las prejubilaciones, defendió la gestión realizada por el equipo directivo a los que definió como “unos trabajadores increíbles” que, junto con los demás empleados, cumplieron con “su misión” para “conducir la nave de la Caja a buen puerto”. Soto, que declaró por espacio de unos 15 minutos, sólo contestó a las preguntas de su abogado y remarcó que nunca fue directivo por lo que nunca cobró ninguna prejubilación.
Atilano Soto se acogió a su derecho a no responder a las preguntas de las acusaciones particular y popular, que ejercen la Fundación Caja Segovia e Izquierda Unida, porque los acusados que habían declarado antes que él habían dicho ya “tantas cosas” y con “tanta intensidad y profundidad” que prefería no responder a la parte acusadora por “problemas lagunares de memoria” a “mis 82 años”. La representante del Ministerio Fiscal, que pide el sobreseimiento de la causa, Pilar Olerta Ramos el resto de la defensas decidieron no interrogar al expresidente de Caja Segovia,
Soto, a preguntas de su abogado Joaquín Rodríguez, recordó que era el presidente de Caja Segovia entre 2006 y 2011, periodo analizado en este juicio por el cobro de prejubilaciones, pero que fue “presidente y consejero” pero “nunca fui directivo”, por lo que nunca cobró cantidad alguna en concepto de prejubilación, “sólo las dietas” conforme a lo dictado por los órganos de gobierno de Caja Segovia.
El expresidente de la entidad remarcó su “plena confianza” en los directivos y que Caja Segovia siempre tuvo “una andadura magnífica” para “una pequeña-mediana caja de ahorros”, y que estaba “perfectamente dirigida” por los miembros del Comité de Dirección, el Consejo de Administración y otros órganos de representación. Atilano Soto afirmó que si “hoy mismo” fundara una caja de ahorros, “la fundaría con ellos”.
Soto aseguró que los directivos de Caja Segovia eran “unos trabajadores increíbles” que daban “los cauces” al resto de empleados para “conducir la nave de la Caja a buen término”. Además, declaró que los miembros del Comité de Retribuciones “jamás aprobaron nada” porque “no tenían esa competencia”, ya que la facultad recaía en “el Consejo de Administración en su conjunto”, no el presidente y los consejeros de forma particular.
Atilano Soto remarcó que los consejeros recibían toda la información en papel y siempre había una persona para poder resolverles cualquier tipo de duda o cuestión sobre los asuntos propuestos desde el Comité de Retribuciones. El expresidente de Caja Segovia matizó que, obre los planes de prejubilaciones, en “ningún caso hubo oposición” o intervenciones y que en una ocasión él mismo sugirió pedir un “informe ah doc” pero que no “se aprobó” y sólo se autorizó acudir a “una autoridad externa experta”.
Protección de datos
El abogado Joaquín Rodríguez puso encima de la mesa la que fue la denuncia en los medios de “la extinta UPyD” sobre las cantidades particulares cobradas por los exdirectivos, la que motivó que en noviembre de 2011 hubiera una reunión del consejo de Administración por la petición de algunos consejeros de “desgranar las cantidades de las prejubilaciones”, incluso que se publicaran. A este respecto, Soto calificó de “ocurrencia” la petición porque por “su experiencia”, por “pudor” y por la existencia de una Ley de Protección Datos, hacerlo era algo“de bastante gravedad”.
La política de la Caja era dar luz verde a las aportaciones al plan de prejubilaciones de modo “globalizado”, pero finalmente, expuso Atilano Soto, se acabó informado de las retribuciones “con pelos y señales” pero recordando “la confidencialidad” de los consejos. Además aportó que se dio lectura a las actas de los tres comités de retribuciones de 2006, 2008 y 2010 y “qué mayor orgullo puedo tener como presidente” que todos los consejeros estuvieran de acuerdo.
El expresidente de Caja Segovia declaró por espacio de unos 15 minutos. Todavía más breve fue la intervención del exvicepresidente de la entidad, Manuel Agudíez, que al igual que Soto sólo contestó a su abogado, por renuncia de la fiscal y las demás defensas, y se limitó a suscribir las palabras dichas por Atilano Soto.