La actividad arqueológica regresa este mes al municipio segoviano de Aguilafuente con un ambicioso proyecto en el participan medio centenar de investigadores y universitarios para retomar las exploraciones realizadas entre 1968 y 1972, que sacaron a la luz parte de la residencia señorial de una villa romana del siglo IV después de Cristo. Estos terrenos, dos siglos después, fueron una necrópolis visigoda junto a un templo cristiano, que se conocería con el nombre de ermita de San Mamás y más tarde, de Santa Lucía.
El equipo de investigación está conformado por doce profesionales arqueólogos, espina dorsal de la ejecución de los trabajos de arqueología, que contarán con la ayuda de una veintena de alumnos que realizará sus prácticas curriculares, en varios turnos, en la villa. Además, a partir del 15 de julio, el profesor Retuerce y el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Jesús Herrerín, impartirán un Curso de Antropología Física, que se centrará en la excavación de los enterramientos de la necrópolis visigoda, el posterior estudio analítico de los restos exhumados.
Para la campaña de este verano, los directores del equipo de investigación tienen varios objetivos en la campiña del arroyo Malucas, durante la época romana y alto medieval. El primero será la comprender el desarrollo histórico del área de Aguilafuente entre el Alto Imperio Romano, entre los siglos I y II antes de Cristo, y la etapa Alto Medieval, que abarca del siglo V al VIII, con “una especial atención al origen y desarrollo la villa tardorromana, en la tercera y cuarta centuria de nuestra era.
Los arqueólogos quieren responder a preguntas que permitan comprender la estructura y y evolución arquitectónica de villa de Santa Lucía, cuáles eran las fórmulas económicas del territorio en la Antigüedad y la Alta Edad Media; las redes de comunicación antiguas y alto medievales, centrándose en la investigación del trazado de la vía que unía otras dos ciudades romanas en esta provincia, Cauca y Confloenta, o la reconstrucción del paisaje.
Potencial turístico
El Ayuntamiento de Aguilafuente, avalado por los expertos, está convencido de la singularidad y potencial de este yacimiento arqueológico que se ha convertido en “un componente estratégico de desarrollo local a través de la investigación, conservación y difusión del Patrimonio Cultural”.
La residencia señorial tardorromana del sitio arqueológico de Santa Lucía es visitable y recientemente ha sido sometida a trabajos de consolidación de sus estructuras, con un proyecto financiado por Fondos Europeos a través del grupo de acción local ‘Honorse – Tierra de Pinares’. Santa Lucía es “la única villa tardorromana visible tras su excavación en la provincia de Segovia”, con una clara vocación de reclamo turístico.
El Ayuntamiento de Aguilafuente, la Diputación de Segovia y la Junta de Castilla y León están detrás de este proyecto que busca conocer el poblamiento y territorio en la Antigüedad y la Alta Edad Media del yacimiento de Santa Lucía. La dirección científica recae en el especialista en Arqueología Clásica y director del Museo de Segovia, Santiago Martínez, y en el profesor Manuel Retuerce del Departamento de Arqueología, Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad Complutense de Madrid.
Un poco de historia
El conocimiento de la villa de Santa Lucía se remonta al menos al siglo XIX, en el que hallaron mosaicos que decoraban las diferentes estancias de la villa. Un siglo después, se exploró la villa, con un proyecto de los profesores Rosario Lucas y Vicente Viñas, de la Universidad Autónoma de Madrid, descubriendo la mitad del edificio tardo romano, así como 200 enterramientos visigodos vinculados un templo cristiano construido en un ángulo del edificio. También ajuares visigodos que están expuestos en el Museo de Segovia.
La extracción mosaicos dio pie, años después, a la apertura en 2002, del Aula Arqueológica de Aguilafuente, que guarda tesoros como un panel pintado con caballos y pavos reales. La pars urbana (residencia palacial) de la villa tiene una extensión aproximada de 2.500 metros cuadrados, de la que sólo se ha excavado íntegramente su mitad occidental, con un peristilo (peristylium), de 25,30 metros por 17,80 metros; cuatro cuatro pasillos o corredores que partían del peristilo hacia otras estancias.
En torno a la residencia se levantaba la pars rustica, con un conjunto de construcciones y espacios pendientes de localizar en el resto de la superficie del amplio yacimiento, donde estarían las viviendas de esclavos y otras dependencias. El tercer sector de una villa romana era ‘la pars fructuaria’, donde se concentraba la actividad agraria y el aprovechamiento forestal, diseminados por varias localidades dependientes del ‘dominus’. Sólo se tienen constancia de las aldeas de La Guarnecida y Los Valladares.