El alcázar de Segovia contará en breve con un nuevo puente para el acceso al adarve sur que, “probablemente en el futuro”, podrá ser recorrido por los visitantes. El arquitecto conservador de la emblemática fortaleza, José Miguel Merino de Cáceres, cree que “a finales de este mes” podrá darse por completado el proyecto de restauración iniciado hace casi año y medio con la colocación de este paso y, más de un siglo después, con la definitiva recuperación de su disposición original.
La nueva estructura irá “desde el puente del Piojo (del que sólo quedan restos) hasta la puerta que ahora no está practicable”; lo estuvo en los últimos tiempos “por encima del relleno del foso” y en pocas semanas recobrará su estampa histórica, por lo que “va a ser muy espectacular”, valora Merino en declaraciones a Ical.
Las obras, adjudicadas por el Patronato del Alcázar a la empresa Kalam S. L., arrancaron en diciembre de 2012: “El tratamiento de fachadas ya está prácticamente terminado, y también el vaciado del revellín”, explica. “Ahora estamos con el vaciado del foso. Una vez que se ha hecho el desescombro, empezaremos con lo que queda del arreglo de fachadas y la colocación de un puente nuevo para el acceso al adarve sur”, donde se ha hecho el vaciado, “en paralelo al actual puente”.
Los trabajos están valorados en unos 600.000 euros y se han centrado en la reposición de los revocos de todas las fachadas sur y, en la cara norte, “toda la correspondiente al espolón, a la proa del alcázar, desde la capilla hasta la garita de proa”. El arquitecto conservador advierte que estaban “muy deterioradas”; llevaban más de 120 años sin tocarse “y claro, los edificios antiguos sufren”, sobre todo por las filtraciones.
El foso, tapiado desde el siglo XIX
Merino subraya que la reposición se ha llevado a cabo respetando el criterio histórico, “y de paso se han arreglado otras cosas”. Así, “se ha consolidado la segunda muralla, la muralla inferior, se ha repasado todo el revellín y se ha vaciado, porque estaba también cegado”. De esta manera “se ha descubierto otro foso y se ha dejado practicable la salida, lo que se llamaba la puerta falsa del alcázar”.
De modo que la última fase es el vaciado del foso original. El conservador precisa que se tapió “en tiempos de las guerras carlistas”, entre 1830 y 1840; y posteriormente, durante las obras de restauración acometidas tras el devastador incendio del 6 de marzo de 1862, se decidió cegar esa parte del foso “para no tener las complicaciones de un puente para acceder a la puerta del adarve sur”.
El Patronato ha decidido proceder a tal vaciado “porque no parecía lógico que se mantuviera así, y se va a recuperar la disposición original de ese acceso”. El arquitecto destaca que ha sido un trabajo “complejo” porque “han salido muchos cientos de metros cúbicos de escombros”; también han aparecido “algunas piezas de interés, pero nada deslumbrante”, matiza.
La Comisión Territorial de Urbanismo autorizaba precisamente el pasado 28 de abril el control arqueológico de los movimientos de tierras de las obras de vaciado del tramo de foso cegado del alcázar, “cuyos orígenes se sitúan en la Baja Edad Media, quizás en tiempos del rey Enrique IV”, indicaron entonces fuentes de la Delegación de la Junta.
Son, en resumen, los últimos trabajos de restauración de una fortaleza que presenta un estado prácticamente óptimo para mantenerse como uno de los monumentos más turísticos del país, dignificado por su rica historia. No en vano, hay documentos datados en el siglo XII que ya citan al alcázar, aunque los restos más antiguos hallados en el lugar son unos sillares de granito similares a los del bimilenario acueducto, de ahí que se especule con la existencia de un castro o fortificación originaria de la época romana.
Medio millón de visitas al año
El alcázar fue una de las residencias favoritas de los reyes de Castilla. De allí partió Isabel hacia su coronación; en él se casó Felipe II con Ana de Austria antes de que empezara a utilizarse como prisión del Estado; y después, en el siglo XVIII y parte del XIX, sirvió de sede al Real Colegio de Artillería. Hoy, y desde 1898, acoge el Archivo General Militar, el más antiguo de las Fuerzas Armadas.
El año pasado contabilizó 485.020 visitas, todavía lejos de las 510.128 de 2011, pero un 1,4 por ciento por encima de las 478.122 de 2012; y más del doble, por ejemplo, que la catedral de Segovia (casi 196.000). Sólo durante los cuatro días más importantes de la pasada Semana Santa, del Jueves Santo al Domingo de Resurrección, el formidable monumento segoviano registró 17.278 entradas, unas 2.000 más que en este mismo periodo de 2013. Y dentro de pocas semanas habrá un nuevo motivo para volver a visitarlo.