Nació entre un grupo de personas que íbamos juntos a un taller de teatro en Espacio abierto. Yo, que tengo formación en cine, les propuse ir más allá. Además, cada uno teníamos situaciones y trabajos diferentes y me pareció muy interesante hacer una serie de historias de vidas cruzadas basándonos en nuestra realidad personal. Cada uno debía construir su personaje basándose en circunstancias propias e inventadas y tenía que hablar de tres cosas, familia, trabajo e inquietudes personales. Después abrimos un blog en el que se contaba lo que le ocurría a cada personaje y lo que pensaba y luego llegó el momento de juntarnos para construir la historia.
¿Cómo consiguió llegar a tener un guión cerrado con tantas historias diferentes?
Se consigue porque la película no tiene un guión como tal. De cada escena está escrito qué es lo que pasa, pero no los diálogos, esos están improvisados a la hora del rodaje. No hay texto escrito, sólo dos líneas sobre lo que hay que hablar o lo que tiene que pasar, nada más.
Sí, pero cuando yo veía que algo no me gustaba cortaba y volvíamos a empezar. A veces pasaba que teníamos una secuencia en la que los actores se habían olvidado del tema y había que volver a empezar. Fue difícil para la operadora de cámara, porque en muchas ocasiones tuvo que meterse a grabar en una conversación sin saber a quién tenía que enfocar, pero también es algo divertido y lo hemos incluido en la película. Eso implica un esfuerzo mayor por parte del público, pero espero que les guste.
¿Se planteó ‘Aficionados’ como una película convencional o como un experimento?
Un poco de las dos cosas. No es un experimento porque cuenta una historia. Lo fundamental es que yo quería algo más, quería que formalmente tuviera un riesgo. Hay películas en las que hay buenos guiones pero se ve que todo lo ha escrito una misma persona, que todo es más o menos igual. Quería que cada personaje hablara como es, con sus errores y sus acentos. El experimento tenía que estar a la hora de escribir y a la hora de rodar también, por eso la película tiene tantos cortes. Ahora viene una nueva fase, que es el encuentro con el público, que debe entrar en el proyecto y hacer todas las críticas que considere necesarias para que siga creciendo.
¿Cuánto tiempo ha durado este trabajo?
Ahora casi se cumple en año. Lo propuse en noviembre. El 6 de enero abrí el blog y estuvimos hasta mayo construyendo los personajes. Hemos rodado tres meses en fines de semana y vacaciones porque cada uno tiene su trabajo y su vida y eso lo ha hecho un poco duro.
¿Se ha quedado alguien por el camino o todo el mundo ha llegado hasta el final?
No todos, aunque la mayoría. Por ejemplo, hubo una chica que iba a ser protagonista y que se ha quedado en secundario porque no desarrolló bien el personaje. Eso nos obligó a buscar uno nuevo que espero que a la gente le guste y que no parezca que está metido con calzador. Además, aporta una visión cómica.
¿Qué ha sido lo más duro?
Por lo que hablas, la mayoría ha trabajado por amor al arte.
No, todos han cobrado. Al principio propuse que fuera por amor al arte, pero si quieres registrar la película tienes que pagar a todos y darlos de alta en la seguridad social. Fue difícil conseguir financiación porque no teníamos subvención y los bancos no nos prestaron dinero, pero al final un amigo me prestó el dinero. Se arriesgó por nuestro proyecto y pudimos seguir adelante.
Todo el rodaje y la producción ha sido en Valladolid, ¿eso lo ha hecho más fácil o más difícil?
Todo se ha hecho en Valladolid y todo el mundo es de aquí, lo que nos hace sentirnos muy orgullosos de ello. Ha sido más fácil porque estaba todo a mano y podías trabajar y volver a casa, aunque encontrar a gente fue algo más complicado porque aquí hay menos profesionales que en Madrid.
Las nuevas tecnologías también han jugado un papel muy importante en el largometraje.
Sí, primero con el blog, luego con el perfil en facebook y ahora y en el futuro con la página web. Queremos mover mucho la película por Internet, que la gente se la pueda descargar y verla en casa. Esperamos que los que lo hagan aporten algo de dinero por verla y así conseguir financiación para seguir mejorándola y poder conseguir que algún día se distribuya en salas comerciales. También hemos hecho mucho merchandising para conseguir más dinero y seguir mejorando y mejorando la película.
Una vez terminadas tantas fases, ¿a qué tiene miedo ahora?
A que el resultado final no cumpla las expectativas porque todo el mundo está muy entusiasmado. Soy consciente de cómo está y de que hay que montarla entera otra vez, pero estoy contento porque puede quedar bien. Lo importante ahora es que el que la vea tiene que saber que no es un trabajo acabado y cada uno recibirá un test en el que podrá dar su opinión y conocer qué funciona y qué hay que cambiar. Por eso es entrada libre, porque no es algo que vaya a quedarse así, sino que aún le queda mucho por crecer.
¿Qué supone estar en la Seminci?
Mucho, es algo casi increíble. Tengo que agradecer al director que se haya arriesgado a proyectar la película aún sin haber visto casi nada. Además yo soy muy semincero desde pequeño y ver mi nombre y mi película entre todas las demás secciones ha sido una gran satisfacción, como un sueño.
¿Hará pronto una película convencional?
Ahora no me atrae. Tengo un montón de proyectos en la cabeza, pero una película con un guión cerrado y una estructura más sencilla no me llama la atención. Espero hacerla algún día, ojala pueda, pero ahora mismo no. Tengo en mente hacer un documental, pero tengo que empaparme de muchas más cosas.