El juicio por el robo de las joyas de la Virgen de la Fuencisla comenzará el próximo 30 de septiembre en el Juzgado de lo Penal de Segovia. Durante el proceso se juzgarán unos hechos que se remontan al 20 de enero de 2012, cuando un suceso conmocionó a toda la ciudad: el Santuario de la patrona era ultrajado, poco después de su apertura automática minutos antes de las ocho de la mañana, y las coronas de la Virgen y el Niño eran sustraídas por los ladrones.
Nadie lo vio porque nadie había entonces en el templo y, desde aquella fechoría que hizo saltar todas las alarmas la seguridad ha sido reforzada para evitar nuevos incidentes. Los delincuentes escalaron la reja del presbiterio superando sus seis metros de altura. Ya en el interior, accedieron al camerín a través del retablo y sustrajeron las coronas, que estaban atornilladas. Junto a ellas y la aureola, los ladrones arrancaron la mano del Niño, para sustraer la bola del mundo dorada.
Una vez cometido el robo, los ladrones debieron hacer el recorrido inverso, volviendo a escalar la reja y escapando con rapidez con las piezas, todas salvo la aureola de plata que aparecía esa misma mañana a escasos metros del Santuario. Cuatro días más tarde los perros de la Policía Nacional encontraban las piezas en una mochila, oculta entre los matorrales y a escasos 300 metros del santuario.
Dona y Mulder, como se llaman los canes, concluían así unas investigaciones que en los primeros días ya daba sus frutos. Un día más tarde, un joven cuyas iniciales responden a B.M.D se entregó como presunto autor de los hechos y horas más tarde, el día 26, era detenido otro supuesto implicado, J.A.A. Desde entonces, ambos han negado su participación de un suceso cuyos detalles aún no han sido clarificados y siguen siendo objeto de investigación.