El teniente general Cayetano Miró Valls abogó hoy en Segovia por recortar en el presupuesto de actos como el Día de las Fuerzas Armadas ahorrando en el desfile pero rechazó las medidas de ajuste presupuestario que supongan una merca en la formación de los militares. “Puede haber desfile, o no haberlo y no pasa absolutamente nada”, señaló para ofrecer alternativas como la apertura de las puertas en los cuarteles.
Tras el acto celebrado en el Alcázar en el que le fue otorgado el Premio Daoíz de la Academia de Artillería de Segovia, Miró Valls ofreció alternativas de ahorro como efectuar el mantenimiento preventivo de camiones y carros de combate dentro de las instalaciones militares en vez de llevarlos a cabo fuera de ellas e insistió en que “los cerebros no pueden estar inactivos”. En este sentido subrayó que tropas y oficiales deben continuar con los sistemas de formación necesarios para “mantenerse al nivel de las naciones que nos honramos en pertenecer” e insistió en que el Ministerio de Defensa debe examinar “muy bien” en qué capítulos recortar.
Durante el transcurso de la entrega del “sable de oro” que se otorga cada cinco años a oficiales generales y oficiales que hayan destacado más por sus servicios dentro de la carrera de las armas, Cayetano Miró Valls ofreció un discurso en el que abogó continuamente por ligar los estudios y la formación de artilleros como pilares de la profesión militar. El teniente general aseguró que solo así se consigue la “excelencia” combinando el conocimiento con los valores de “rigor, lealtad y fidelidad”
Recordando que “no he sido un jefe fácil” el premiado incidió en la exigencia y la fidelidad a su trabajo como parte esencial de su trayectoria reconocida con el Premio Daoíz como “colofón” y “broche de oro” a su vida profesional. Tras repasar durante el discurso de agradecimiento los valores y “amor a España” que ha profesado durante sus años como militar, Miró Valls insistió en actualizar la formación y el servicio para “ir con los tiempos”. En este sentido señaló el profundo cambio de la vida militar desde el cambio del país, del mundo o de los idiomas o de puntos de inflexión como los atentados del 11 de septiembre. “La técnica abarca mucho y la necesidad de conocimiento tiene que ser más alta, se necesita otro tipo de artillero y de soldado”, aseveró.
Elogios a su trayectoria
“Una vez más se da la circunstancia de que el premiado prestigia al premio”, destacó hoy el general del Ejército, Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), Jaime Domínguez Bui, quien presidió el acto junto a la vizcondesa del Parque, Carmen Barón Alonso, cuya estirpe creó el galardón; y el general director de la Academia de Artillería de Segovia, Alfredo Sanz y Calabria.
El esfuerzo y entrega por parte de Miró Valls a su profesión fueron las constantes en los elogios a “toda una vida entregada al ejército, a la artillería y a España”, como señaló el Jefe de Estado Mayor del Ejército. También coincidió en resaltar su labor militar el director de la Academia de Artillería de Segovia haciendo especial hincapié en su “liderazgo moral”, ejemplo para los artilleros así como su “capacidad de gestión” en unidades tanto de tierra como defensa aérea.
El teniente general Cayetano Miró Valls recibió el vigésimo primer Premio Daoíz instaurado en 1908 por el el Capitán de Artillería Don Francisco Villalón-Daoiz y Villalón. El mallorquín recogió el galardón acompañado entre familiares, oficiales generales y autoridades como el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, la subdelegada del Gobierno, Pilar Sanz, el presidente de la Diputación, Francisco Vázquez y el delegado territorial de la Junta en Segovia, Javier López-Escobar.
Acto del 2 de mayo
Tras la entrega del prestigioso premio, reconocido como uno de los más importantes en el ámbito militar nacional, se llevó a cabo el tradicional acto de homenaje a los capitanes Luis Daoíz y Torres y Pedro Velarde y Santillán, «muertos heroicamente en defensa de la independencia de España», el 2 de mayo de 1808.
Miró Valls destacó la figura de los artilleros “que no se plegaron a la inacción y falta de decisión” existentes en la España de comienzos del siglo XIX que atravesaba por “momentos muy críticos”. El teniente general exaltó la figura de ambos recordando cómo lucharon por “quitarse de encima el yugo francés” meditando y actuando a pesar de enfrentarse a un ejército muy superior conociendo que su destino sería la muerte.
El acto comenzó minutos antes de las 12 del mediodía cuando, una vez colocado el estandarte “símbolo de la patria”, se procedió a la interpretación del himno nacional y al estruendo de las 17 salves tiradas por los cañones desde los jardines de la fortaleza segoviana. El general del Ejército, Jefe de Estado Mayor del Ejército, Jaime Domínguez Bui, presidió el acto pasando revista a los artilleros allí reunidos, así como a los oficiales y oficiales generales para posteriormente entregar las condecoraciones y menciones a quienes a través de su trabajo destacaron por su “comportamiento y espíritu militar”.
En total se concedieron nueve condecoraciones a generales oficiales por sus méritos distinguidos con la Cruz Militar con distintivo blanco. En la presente edición, se otorgó el Premio 2 de mayo a Darío San Millán Pérez al alférez más destacado y el Premio Ciro Martínez a Javier Andrade Silva al sargento más destacado.
Tras la entrega de las condecoraciones el acto continuó con la lectura de la Lección del 2 de mayo cuyo texto, leído por el capitán José Cristóbal del Real de las Heras, recordó el “heroico ejemplo de los capitanes” Daoíz y Velarde destacando su lealtad, sacrificio, valor y patriotismo. El acto, “comunión del pueblo español con los dos héroes”, como señaló el capitán, continuó con el sonido del himno de los artilleros y tras la formación, el tradicional desfile a través del jardín de la Plaza de la Reina Victoria Eugenia, en donde se encuentra el monumento en homenaje a los artilleros, ubicado a los pies del Alcázar de Segovia, que fue durante años el Real Colegio de Artillería fundado en 1762 por Carlos III.