Los dos hombres detenidos por su posible implicación en robo cometido el viernes de la semana pasada en el Santuario de la Virgen de la Fuencisla, patrona de Segovia, han negado haber participado en el sacrilegio, que ha mantenido en vilo a toda la ciudad durante una semana.
Ambos pasaron ayer a disposición judicial para prestar declaración, después de haber relatado su versión de lo ocurrido en la Comisaría de Policía. Tras ser interrogados por magistrado titular del Juzgado número 5 de Segovia, Jesús Marina Reig, que se ha hecho cargo del caso, fueron trasladados al Centro Penitenciario de Perogordo, donde permanecen en el módulo de ingresos, en prisión preventiva.
Los dos detenidos, B.M.D., de 26 años de edad, y J.A.A., de 39 años, han insistido en que no han participado en el robo, aunque la Policía les atribuye la autoría o participación indirecta.
Uno de los que permanece arrestados, B.M.D., se entregó voluntariamente el pasado miércoles por la noche en el Juzgado como posible encubridor del delito, para indicar que conocía el caso. El otro detenido, J.A.A., a quien la Policía trasladó a Comisaría el jueves por la mañana, acusa al primero de inculparle a él, mientras B.M.D. mantiene que fue J.A.A. quien le ofreció las coronas robadas y las rechazó tras conocer su procedencia.
Una de las primeras cuestiones que sorprendió a los responsables del Santuario de la Fuencisla fue el hecho de que los presuntos autores escalaran la reja que protege el camarín, y que tiene más de ocho metros de altura. Pero los dos detenidos, en sus declaraciones han asegurado tener dificultades físicas que les impiden trepar por la verja que se instaló para proteger la imagen de la patrona.
El robo sacrílego en el Santuario se cometió el viernes 20, minutos antes de las ocho de la mañana, en que se abre automáticamente la puerta del templo. El autor o autores accedieron al interior y arrebataron a la Virgen su corona y la que llevaba el Niño que ésta sostiene. Además arrancaron la mano del pequeño pensando que el orbe que sostiene era de oro. Igualmente se llevaron una aureola de plata, que dejaron abandonada con el fin de recogerla más tarde. Cuatro días después se encontraron las coronas de oro y al día siguiente fueron devueltas al Obispado, para posteriormente ser detenidos los dos hombres.