El Museo Rodera-Robles ha inaugurado una nueva exposición que, nuevamente, cuenta con fotografías que sirven para analizar la evolución de Segovia a través del paso del tiempo. Sin embargo, el autor de esas instantáneas sí que puede ser novedoso para muchos, puesto que quien estaba al otro lado de la cámara era una belga.
Se trata de Robert Gillon, que recaló en Segovia en numerosas ocasiones entre los años 1909 y 1963. Por ello, esta muestra supone «un ejemplo palpable de cómo fue cambiando Segovia a lo largo de algo más de medio siglo». Así se ha puesto de manifiesto en la presentación de la exposición.
La exposición de Robert Gillon estará disponible en la sala de exposiciones temporales del Rodera-Robles hasta el mes de junio de 2025, bajo el título ‘Robert Gillon, pasión por Segovia’.
La exposición de Robert Gillon
Robert Gillon nació en Bélgica en 1884. Tras estudiar Derecho, cuando se encontraba realizando el doctorado, viajó a España por primera vez en abril de 1909. En este viaje visitó, al menos, Granada, Sevilla y Segovia. Como gran aficionado a la fotografía tomó imágenes de esas ciudades.
25 viajes a Segovia
En el caso de Segovia, repetiría estancia hasta en 24 ocasiones más, hasta 1964, de modo que la fotografía más reciente de la muestra se data en agosto de ese año, mientras que la más antigua es del 13 de abril de 1909.
Durante todos esos viajes capturó con su cámara, por ejemplo, la configuración anterior de la calle Infanta Isabel o recorrido extramuros por El Parral y San Lorenzo. También constata avances como el soterramiento del Clamores junto a la iglesia de San Millán o detalles quizá no tan conocidos para algunos, como la época en la que la iglesia de San Quirce sirvió como almacén de paja. Tras la Guerra Civil y las contiendas mundiales sigue recalando en Segovia, aunque además de los conflictos, su nombramiento como presidente del Senado belga espació más sus periplos.
Entre agosto de 1946 y septiembre de 1948 protagonizó varios viajes a Segovia, con escenarios llamativos, como fotografías tomadas desde la torre de San Esteban o desde el torreón de Arias Dávila. En 1949, Gillon comenzó a comparar las instantáneas que capta en ese momento con las de su primer viaje, cuatro décadas atrás. El costumbrismo sirve para analizar esa evolución de los vecinos segovianos y cabe pensar que el belga llegó a alumbrar un libro con imágenes sobre Segovia.
Ya jubilado, a finales de los años cincuenta pasó un mes completo. Esto favoreció que emprendiera algún recorrido por la provincia y su cámara dio testimonio de esas escenas cotidianas.
En uno de sus últimos viajes, en abril de 1962, la Asociación de Amigos de Segovia le concedió el Acueducto de Oro, mientras que en abril de 1968 el Ayuntamiento de Segovia le concedió la Medalla de Plata de la Ciudad.