La mala fortuna ha querido pillarla en Tokio y la buena fortuna ha querido que no le pasase nada. La segoviana Monserrat Sanz Yagüe ha vivido en sus propias carnes en terrible terremoto sufrido hoy por Japón, que ha alcanzado un 8,9 en la escala Richter, uno de los más fuertes que ha sufrido el mundo desde que se controlan este tipo de fenómenos naturales. Monserrat, que normalmente no vive en Tokio, se trasladó ayer a la capital nipona, donde más fuerte ha sido el seísmo, para impartir allí una conferencia.

Sus padres, los también segovianos Fernando Sanz y Mari Carmen Yagüe, ha confirmado a Segoviaudaz.es que su hija se encuentra en perfecto estado salud. Después de unas horas de nerviosismo porque no conseguían hablar con ella, al encontrarse todas las líneas de teléfono cortadas, Fernando Sanz ha podido localizar a su yerno, quien les ha asegurado que Monserrat estaba bien.

Explica Fernando  que ellos no sabían que su hija se encontraba en la capital nipona, donde más se ha sufrido el terremoto, sino que la hacían en su casa de Kobe, ciudad situada a más de 500km de la capital y donde apenas se ha sentido un pequeño movimiento «Ella es profesora de Psicolingüística en varias universidades de Kobe y vive allí con su marido y sus tres hijos», comenta Fernando, «por eso pensábamos que estaría en su casa pero cuando hemos llamado para asegurarnos de que estaba bien, mi yerno me ha explicado que ayer viajó a Tokio para dar allí una conferencia». Reconoce Fernando que «lo hemos pasado mal toda la mañana», murmurando entre el miedo y el alivio de saber que su hija está bien que «ya se está hablando de muertos».

Su esposa y madre de Monserrat, Mari Carmen Yagüe, que no se ha movido de casa en toda la mañana, lleva  horas respondiendo a llamadas de teléfono de sus otros hijos, familiares y amigos preocupados por Monserrat, reconoce estar muy nerviosa. “Sabemos que esta bien, pero ahora lo que queremos es que pueda volver a casa”, dice. Por lo visto y según las últimas noticias, más de la mitad de los aeropuertos de Japón están cerrados y el tráfico de trenes es muy limitado.

Monserrat, que ahora tiene 41 años, lleva más de diez viviendo en Japón con su marido, un ingeniero informático nacido en Venezuela con el que tiene 3 hijos de 7, 6 y 4 años. Unos niños que según su abuelo «hablan japonés estupendamente». Ella trabaja en varias universidades de Kobe en un proyecto de investigación que trata de rebatir las teorías psicolingüísticas de Chomsky, explica orgulloso su padre. «Ella viaja por medio mundo dando conferencias, a veces me llama y me dice que está en Nueva York, o que está en Washington», comenta.

Curiosamente, los padres de Monserrat llevan meses preparando un viaje a Japón para el próximo viernes y tienen previsto pasar allí más de un mes. Podrán entonces abrazar a su hija y a sus nietos después de pasar este gran susto.

 

Uno de los terremotos más fuertes de la Historia

El terremoto que ha sufrido hoy Japón y que ha podido matar a más de 1000 personas (una cifra que seguramente irá cambiando a lo largo de la jornada) ha sido uno de los más fuertes que ha sufrido la tierra desde que se miden este tipo de fenómenos naturales y el peor que ha sufrido Japón en 140 años. La tierra ha temblado durante algo menos de 60 segundos y ha traído consigo un fuerte tsunami con olas de hasta 10 metros, que han arrasado puertos y ciudades costeras. Para hacerse una idea de su magnitud, basta con saber que el terremoto que sufrió Haití a principios de 2010 fue de 7 grados en la escala Richter y el de Chile en febrero de 2010 fue de 8.8.

Además, se han vivido varias réplicas, la más alta de 6.1 grados, y se teme ahora la llegada de otro fuerte tsunami que amenaza el Pacífico de costa a costa, desde las Filipinas hasta México y Chile.

Además, se han cerrado 11 reactores nucleares y se ha declarado la alerta por alarma nuclear. El Gobierno parece prever cortes de luz a lo largo de todo el día y ha pedido a los ciudadanos consumir poca energía.

Se han abierto refugios en toda la ciudad de Tokio para las personas que no puedan regresar hoy a sus casas y cientos de personas caminan por las calles de la capital, buscando un medio de trasporte. Más de la mitad de los aeropuertos están cerrados y el tráfico ferroviario es muy limitado.

 

 

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