Representaciones teatrales, mítines, reuniones, proyecciones y disputas. El Teatro Juan Bravo, que preside la plaza Mayor de Segovia, ha sido escenario de todo ello y no sólo de las artes escénicas. Propiedad de la Diputación Provincial desde 1982, su actividad refleja actualmente la situación económica de las arcas públicas. La programación de la temporada se centra ahora en grupos aficionados, cuando hace dos años se llenaba de los principales artistas del panorama nacional e internacional, tanto de la música como del teatro, que dejaban pequeño el patio de butacas y esquilmadas las arcas de la institución.

A veces se precisaba incluso de pantallas exteriores ante la avalancha de personas que querían contemplar a las estrellas del momento. La crisis ha reducido los emolumentos y ha obligado a prestar atención y convertir en protagonistas a los grupos más modestos y próximos.

El propio director-gerente del teatro, Víctor Aranda, fue el encargado de mostrar los secretos del teatro. Además de visitar las bambalinas o los camerinos, repasó parte de la historia del inmueble. La visita se enmarca dentro de los recorridos que bajo el título ‘Domingos de Patrimonio’, permiten conocer las entrañas de algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad. La programación está organizada por la Oficina Municipal de Turismo con motivo del 25 aniversario de la declaración de Segovia como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

 

Vuelta a los orígenes

A punto de cumplir un siglo de vida, el teatro está cumpliendo un ciclo en el que se regresa a los inicios en cuanto al tipo de programación. De hecho, el teatro se inauguró en 1918 con la obra de José Rincón Lazcano, ‘La Alcaldesa de Hontanares’, del autor segoviano José Rincón Lazcano. La epidemia de gripe que prohibió espectáculos cerrados no impidió su representación.

Poco tiempo después se reclamaba que no se convirtiera en sala de cine, que empezaba a implantarse. También se acudió a artistas locales, aunque luego tuvieran repercusión nacional. Así, el 13 de enero de 1924 debutaba un joven guitarrista llamado Agapito Marazuela y que se convertiría luego en el autor del Cancionero de Castilla y premio nacional de Folclore. El artista en ciernes celebró un breve concierto de guitarra en uno de los intermedios de la sección cinematográfica de aquel domingo. El folclorista no percibió remuneración alguna, pero sí muchos aplausos.

Una década después de su apertura se hizo cargo del edificio, en 1928, el empresario, también dueño del café contiguo y del mismo nombre que el teatro, Avelino García. Unos años más tarde, el Ayuntamiento tuvo que regular la actividad del teatro porque proyectaba películas al aire libre y coincidía con el tráfico en la zona, por lo que ordenó que solo tuviera actividad a partir de las 22,30 de la noche y que los automóviles circulen más despacio por la ciudad.

Eran momentos convulsos. En plena época de la República albergó mítines políticos o conferencias como la que impartió Miguel de Unamuno en 1922. “España es un vasto monasterio de solitarios, una inmensa comunidad de cartujos, que viven juntos y, sin embargo, viven aparte, cada uno en su celda”, se recuerda en plena visita del Papa a España.

Otro mitin llamativo tuvo lugar en febrero de 1931. En él intervinieron, entre otros Antonio Machado, José Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala y Gregorio Marañón. Las salas interiores y pasillos del teatro muestran fotografías de aquel entonces y reflejan parte de la convulsa historia del teatro y de la ciudad del Acueducto.

Tras la Guerra Civil acogió funciones a beneficio del requeté y del aguinaldo del combatiente con grupos de la Falange y de la Sección Femenina y compañías españolas como la Puchol-Ozores o la de Mari Carmen Prendes, nacida en Segovia y que desde muy joven pisó las tablas del Juan Bravo, informa Ical.

El cine sonoro llegó a Segovia el día 25 de marzo de 1930 cuando se proyectó la primera cinta sonora, titulada ‘El piropeador’. Entonces se mezclaba el sonido y la imagen con “mucho tacto”, pues se colocaba la cinta por un lado, y el disco con la voz y la música por el otro, de tal manera que había que sincronizarlo bien para que ambos estuvieran acompasados.

El cine con NO-DO incluido iba desplazando al arte dramático y la adaptación de la pantalla al cinemascope en 1955 ocasionó grandes problemas para el desarrollo de las obras teatrales. Pepe Mairena, Antonio Molina, Marife de Triana, Rafael Farina, Juanito Valderrama, Lolita Sevilla, fueron algunos de los cantantes que marcaron el ambiente españolista de la España de los 60 y que también acudieron al Juan Bravo.

Ya en la etapa de la transición las mismas tablas sirvieron de foro par a los primeros mítines democráticos y de escenario para cantantes y folkloristas.

Tras más de cuatro décadas, el empresario Aurelio García, reconocido hombre de izquierdas y que había sido encarcelado antes de iniciarse la Guerra Civil, vendió el inmueble a la Diputación de Segovia en el año 1980 por 30 millones de pesetas. En ese tiempo el inmueble se había ido deteriorando. El teatro le fue confiscado aunque le fue devuelto más tarde.

Del decaimiento del edificio da cuenta la prensa local, que en septiembre de 1963 los famosos humoristas Zori y Santos actuaban en el teatro Juan Bravo y calificaban de “lamentable” el estado de abandono del escenario y camerino del teatro.

 

Recuperación

Además de los 30 millones de pesetas pagados en la compra fue necesaria otra cantidad similar que aportó Caja Segovia, y otro tanto el Ayuntamiento y tras administraciones para alcanzar los 124,3 millones que requería su restauración, pero que fue incrementándose hasta superar los dos centenares. El proyecto contemplaba un aforo de 600 localidades frente a las 760 que tuvo antes.

Tras cerrarse las puertas en 1982 y con muchos problemas administrativos y económicos de la crisis económica de entonces, se llegó a la reinauguración a la que acudió la reina doña Sofía. Fue el 23 de mayo de 1989 con la actuación de la Orquesta Sinfónica Reina Sofía. Su Alteza Real acudió acompañada por el entonces presidente de la Junta de Castilla y León, José María Aznar; el ministro de Cultura, Jorge Semprún, y el presidente provincial, Javier Reguera.

Años después el teatro alcanzó de nuevo su etapa dorada. Grupos de vanguardia y de humor como Els Comediants o Tricicle han pasado por estas salas, y han actuado cantantes como Luz Casal, Raphael, Serrat o Sabina, en un ciclo que bajo el título ‘Acústicos’ han permitido a los segovianos ver una programación de prestigio. También han ofrecido su arte a los privilegiados que lograron adquirir entradas algunas de las orquestas más reputadas. El caché de cualquiera de aquellas actuaciones superan lo que cobrarán todos los grupos que actuarán este año, cuya programación se ha reducido, y estos días son grupos aficionados y de teatro clásico los que intervienen.

Tras el ciclo de teatro aficionado, las fechas previas a la Navidad retornará el ballet al escenario del Juan Bravo con el popular ‘Cascanueces’ de Tchaikovski. El clasicismo regresará el día 22 de diciembre, con ‘Los Solistas de Praga’, que brindarán un repertorio de música clásica, romántica y del siglo XX.

El prestigio del teatro segoviano se refleja también estos días fuera de las fronteras provinciales. Desde el pasado 22 de octubre y hasta el 21 de noviembre próximo, el teatro de La Zarzuela, en Madrid, pone en escena la obra popular de Soutullo y Vert, ‘La del Soto del Parral’, con la que se rinde homenaje a Segovia. Esta obra fue estrenada en Madrid en 1927 con gran éxito y su acción transcurre en una finca segoviana a mediados del siglo XIX y narra los amores y desamores de un matrimonio de labradores y sus vecinos.

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