Los colegios de Castilla y León experimentaron hoy, con motivo del inico del curso escolar, el griterío habitual, con la llegada de los cerca de 175.000 niños de las etapas del segundo ciclo de Educación Infantil, Primaria y Especial que comenzaron sus clases, después de tener la lección bien aprendida de los protocolos de seguridad para evitar posibles contagios. No en vano, cuentan con la experiencia acumulada durante el curso pasado, cuando la enseñanza fue totalmente presencial. Por lo tanto, la ‘vuelta al cole’ en la Comunidad fue casi de normalidad, salvo por la existencia aún de las mascarillas, la desinfección de las manos con el gel hidroalcohólico y la toma de temperatura, las entradas escalonadas por edad y el acceso por las diferentes puertas.
Los tradicionales corrillos de padres y niños volvieron a verse esta mañana a la entrada de los colegios, a diferencia de lo que ocurrió en septiembre del año pasado. Hubo más contacto, sin el cuidado por la distancia de seguridad, y conservaciones sobre las vacaciones del verano y no tanto sobre la pandemia del COVID.
Pese a los más de dos meses de vacaciones, los niños -incluso los más pequeños- fueron muy conscientes de que el coronavirus sigue presente, por lo que guardaron las filas en las calles y portaron sus mascarillas. Así ocurrió en el colegio público Ponce de León, en Valladolid, donde los niños de Primaria e Infantil entraron solos al centro ya que los padres o acompañantes siguen sin tener permitido el acceso. Solo pudieron acceder al centro los que iban con los niños de Infantil para depositar el material en las aulas.
Así que entre los más pequeños, hubo momentos, algo habitual, para los abrazos prolongados con sus padres y las lágrimas ante las despedidas por empezar un nueva aventura. Los próximos alumnos en volver a las aulas serán los de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato, que será el miércoles 15 de septiembre, mientras que los de Formación Profesional lo harán el lunes 20.
Ávila
Con las mochilas preparadas, cargados de ilusión y “más tranquilos” que hace justo un año. Así llegaron muchos niños abulenses a la vuelta al cole, un momento esperado por muchos y temido por algunos que se materializó este viernes para arrancar el que será el segundo curso escolar marcado por la covid, al menos de inicio.
Estudiantes de la provincia de Ávila de segundo ciclo de Educación Infantil, Educación Primaria, Educación Especial, ramas para la transición de la vida adulta y estudiantes de Secundaria matriculados en centros de Primaria estrenaron un curso que llega con un leve aumento de alumnado global -hasta los 23.296 alumnos- y con confianza en repetir el “éxito” del periodo escolar pasado en cuanto a la ejecución de los protocolos de seguridad por parte de la comunidad educativa.
La experiencia es un grado y eso se notó en el estreno en el colegio Claudio Sánchez Albornoz de la capital abulense. Minutos antes de las nueve de la mañana la gran mayoría de los niños ya estaban colocados en la fila de su curso, con su mascarilla bien puesta y guardando la debida distancia de seguridad con los compañeros, lo que no impidió que compartieran anécdotas del verano. La música alegre que sonaba por la megafonía y la llegada de los profesores con paraguas de colores, cada uno distinto para identificar a los cursos, dejaban claro que esta entrada en el colegio no era una más. El primer día de clase siempre es especial, seas nuevo o ya veterano. Pedro y Víctor, dos pequeños de cuarto de Primaria, aseguraban tener “ganas” de empezar el colegio, sobre todo “por ver a los amigos”, y se mostraban convencidos de que, aunque el curso se presentaba “difícil”, lo iban a “sacar adelante”. “La mascarilla bien, se aguanta”, comentaban poco antes de despedirse de sus padres en la distancia y enfilar las escaleras.
Burgos
En Burgos, los nervios y la ilusión del primer día estuvieron presentes en los niños de educación Infantil y Primaria que acudían a sus aulas. Adriana, del colegio La Salle, reconocía que tenía “muchas ganas” de empezar el cole pero que “le había costado mucho madrugar”. Al mismo tiempo, deseó que “a ver si se pasa el COVID y podemos hacer las actividades que no pudimos hacer el año pasado”.
“Yo tenía muchas ganas de ir al cole porque quería ver a mis amigos y profesores y también aprender cosas nuevas”, añadía Martina, del mismo centro educativo. Los padres, más relajados que en el curso anterior por la pandemia, se mostraban ilusionados y confiados en que este nuevo curso se desarrollará con más normalidad”.
León
En la provincia de León, la jornada de inicio del curso escolar supuso el retorno a las aulas de más de 58.000 alumnos, 516 más que el curso pasado. De ellos, más de dos terceras partes, casi 40.000 estudiantes, corresponden a centros educativos de la comarca del Bierzo. En la primera mañana de clase, los ojos entrecerrados delataban las caras de sueño que se intuían bajo las mascarillas de los pequeños que acudieron al colegio Valentín García Yebra de Ponferrada. La pereza rápidamente dejó paso a la emoción del reencuentro y a la alegría al volver a ver a sus compañeros tras las vacaciones de verano. A la espera de recibir la llamada para acceder de manera escalonada al interior del edificio, tal y como marcan los protocolos de seguridad establecidos, algunos aprovechaban para darse esos furtivos abrazos que tanto han ansiado dar en el último año y medio.
Aunque la pandemia continúa siendo una realidad palpable y visible en los colegios, el sentir mayoritario entre los padres que acercaron a sus hijos al colegio es que el nuevo curso arranca con menos incertidumbre que el anterior. “Estamos más tranquilos, porque el año pasado no hubo ningún problema”, resumía una madre. Dentro de las aulas, el protocolo de organización y prevención mantiene medidas como la distancia de seguridad de 1,5 metros entre alumnos, los grupos estables de convivencia para Infantil y Primaria y el uso de las mascarillas a partir de los seis años. Además, la principal novedad de este año es la recuperación de las actividades extraescolares después de dos cursos de ausencia.
Palencia
La vuelta al colegio siempre ha sido sinónimo de regreso a la normalidad, aunque ese concepto nunca ha tenido tanta importancia en momentos como los actuales. El chándal, los estuches, las mochilas y, ahora, las mascarillas se convirtieron, de nuevo, en un elemento más del material escolar del alumnado.
Infantil y Primaria comenzaron un nuevo curso cargado de ilusiones, amigos y ganas, aunque ese sentimiento va por barrios. Fue el caso de Alfonso, alumno de Primaria del Padre Claret de Palencia, quien apuntó en declaraciones a la Agencia Ical que tenía muchas ganas de poder volver a clase y juntarse con sus compañeros. No pensaba igual Lucía, del Colegio Jorge Manrique, que dejó claro que prefería seguir sin clase y de vacaciones en el parque, aunque aceptaba como buena estudiante el comienzo de la rutina.
Las escenas más tiernas y llamativas se observaron, sin duda, entre los alumnos de Infantil que comienzan una etapa nueva en su vida lejos, por unas horas, de sus protectores. Dicho curso comenzó en Palencia con una buena noticia, de la mano de un total de 22.256 alumnos, lo que supone un aumento de 252 chavales más en las aulas de la provincia, y con una cifra global de 1.886 docentes, que se suman a la recuperación de las actividades extraescolares, según apuntó el delegado de la Junta en Palencia, José Antonio Rubio Mielgo y el director provincial de Educación, Sabino Herrero.
Salamanca
La educación retornó con normalidad este viernes a las aulas de Salamanca. En datos, la provincia salmantina es la que mayor incremento en matriculaciones experimentó en la Comunidad con un total de 880 nuevos estudiantes, en las fases de Infantil, Primaria, Secundaria y Formación Profesional, lo que representa casi un dos por cierto de aumento, gracias al que franquea las 47.000 matriculaciones, como la cuarta en Castilla y León. Es la primera, sin embargo, en aulas con tan solo tres alumnos, con cuatro entre sus fronteras de la docena que completan el cupo autonómico.
El regreso se produjo “sin dramas” a la puerta de los centros, como en el Colegio San Estanislao de Kostka, en pleno corazón de la capital del Tormes, donde la entrada escalonada en franjas horarias y el periodo de adaptación establecido, unido a que es viernes y el fin de semana es inminente nada más empezar, mitigó la angustia de los más pequeños. “Mi hijo ha estado descontando los días de vacaciones porque no quería venir de ninguna manera”, comentó a Ical la madre de un niño de ocho años al que se le ha acabado «lo bueno». Sin embargo, la nota general fue de alegría por los reencuentros en una vuelta al ‘cole’ que mantiene medidas COVID como la mascarilla obligatoria y la distancia de seguridad.
Segovia
En Segovia, el inicio del curso estuvo marcado por el factor meteorólogico porque justo a primera hora de la mañana, la lluvia descargaba sobre la capital y varios puntos de la provincia, aunque ya a la salidad de este primer día, el sol era el protagonista. Todo ha transcurridos según estaba previsto. “Con total normalidad y sin incidentes”, sostuvo el director provincial de Educación, Diego del Pozo, para los 4.195 alumnos de todo el ciclo de Infantil, los cerca de 8.500 en Educación Primaria y los 59 de Educación Especial.
Los equipos directivos, profesores, los alumnos y sus familias ya tenían experiencia en los protocolos anticovid en los colegios, lo que ha facilitado la organización para el reparto de os grupos, los horarios y las entradas y salidas. “La experiencia es un grado lo que ha jugado a favor”, sostuvo del Pozo.
En la provincia, las familias de los tres alumnos de Lastras de Cuéllar optaron “en un ejercicio totalmente libre”, según remarcó el director provincial de Educación, por matricularse en el colegio del cercano municipio de Fuentepelayo. Por otro lado, al no matricularse allí dos de los cuatro alumnos que tenía el Aula de Valseca, Educación se vio obligado a cerrarla y los estudiantes inician el curso en la cabecera del CRA situado en Valverde del Majano.
Soria
Los alumnos sorianos del medio rural también ocuparon hoy las aulas de los coquetos colegios de los pequeños pueblos de la provincia. Es el caso de los nueve alumnos, de Infantil y Primaria, del Colegio Rural Agrupado Tierras Altas de Almajano. Todos se conocen y muchos son parientes entre sí por lo que en esta ‘vuelta al cole’, a pesar de las medidas COVID que continúan manteniéndose, no ha habido lloros, berrinches ni rabietas.
En este colegio no hace falta guardar la distancia de seguridad de metro y medio, ya que hay sitio para todos. Es como dicen sus progenitores cursar la extinta EGB en «familia y con la tranquilidad que aporta la España más despoblada». Son, por tanto, una pequeña parte de los 13.210 alumnos que hoy volvieron a las aulas de los educativos públicos y concertados.
Zamora
En Zamora, la vuelta al cole viene revestida de un halo especial para el alumnado de Valcabado, ya que han ocupado las cuatro aulas construidas en solo 26 días en el edificio de usos múltiples, única solución rápida que se le ocurrió al alcalde para evitar unas largas obras de ampliación que obligaría a los estudiantes a acudir a Monfarracinos o a la capital zamorana. “26 días, contados por mí. Entre el proyecto, la normativa, las indicaciones de las administraciones, no había tiempo apenas pero lo hemos conseguido”, señala a Ical, con orgullo. “Yo no miro por la política, sino por las necesidades el pueblo”, asegura.
El Ayuntamiento de Valcabado, localidad ubicada a escasos kilómetros de la capital zamorana, llevaba pidiendo desde hace varios años que se ampliara el colegio porque el número de estudiantes iba en aumento, hasta alcanzar los 33 de este curso, y las obras para el nuevo centro llevan su tiempo. “Junté a los padres y les explique que si este colegio se cerraba dos años para obras, si una alternativa, seguro que los niños no volverían y todo lo que habíamos luchado se perdería”, advirtió. “Aceptaron mi propuesta de hacer las aulas en el edificio de usos múltiples y lo hicimos realidad en menos de un mes, con una inversión de 90.000 euros”, apuntó.