La ‘pieza del mes’ es una actividad que el Museo realiza durante todo el año con el fin de acercar al público visitante los fondos que forman la exposición permanente, con la selección periódica de piezas representativas de un periodo o manifestación artística determinada.
Durante este mes de agosto, el Museo de Segovia ha seleccionado la montera segoviana. Se trata de un tocado realizado mediante costura, con bordados a la aguja y decoración cosida, que data de los siglos XIX y XX. La pieza puede contemplarse en la sala ‘G’ del Museo, dedicada a ‘Los Borbones y la Ilustración. El siglo XIX’.
La montera segoviana es una pieza de terciopelo negro en sus triángulos, rematados en sus bordes con un galón de seda verde y pasamanería de hilos metálicos. Se decora con abalorios en rojo, negro, azul y transparente, lentejuelas metálicas coloreadas e hilos metálicos y de seda en diversos colores. La decoración muestra motivos florales y vegetales.
El casco está realizado en brocado de seda rojo, con un galón de hilos metálicos, en dorado y plateado que lo recorre de arriba abajo. Lleva una decoración con motivos vegetales, bordados en seda verde y amarilla, junto a los “Doce Apóstoles” que se muestran en su disposición habitual – aunque, en este caso, con la ausencia de uno en cada hilera- cubiertos de hilos entorchados dorados y asentados sobre pasamanería.
Esta montera presenta la característica de mostrar en su parte superior la borla realizada en lana amarilla, morada y verde, y otra borla interna, entre el casquete y el terciopelo, de los mismos materiales que la superior, aunque de menor tamaño.
La montera es la cobertura típica y más característica del tocado segoviano, siendo la prenda que denota autoridad en la mujer.
La actividad ‘pieza del mes’, ofrecida por el Museo de Segovia, está dirigida a todos los públicos y se enmarca dentro de las acciones del ‘II Plan de Actuación en Museos de Castilla y León 2010-2015’, cuyo objetivo es potenciar la calidad de las visitas y la interacción del público con los museos. Del mismo modo, la programación se orienta también al cumplimiento, con criterios de calidad y eficacia, de los fines de educación y disfrute que forman parte de la esencia de los centros museísticos teniendo en cuenta las expectativas y las necesidades sociales y culturales de todos los visitantes.